viernes. 29.03.2024
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Foto: Europapress

La maquinaria de propaganda y manipulación del sionismo muestra estos días su versión más activa y desvergonzada. Reproduzco la parte sustancial de la carta enviada a la Defensora del Lector de El País, en coincidencia con esa actividad y otros hechos concordantes.

“Hace tiempo que desapareció de la cabecera de “El País” el calificativo de “Independiente”; ustedes sabrán por qué. Pero lo que resulta inadmisible es el servilismo ante los poderosos por parte de periodistas que defiendan un mínimo de ética de su profesión. Ese plegarse a los dictados de los que manejan (o al menos lo demuestran) los hilos del poder es en realidad el cáncer terminal del periodismo que dice servir a la información “veraz, independiente y objetiva”.

Con ocasión de un nuevo y criminal episodio de genocidio impune y planificado contra el sufrido pueblo palestino hemos conocido un hecho que, de confirmarse, sería la puntilla para este periódico. Recibo un comunicado que informa del siguiente hecho: “Alerta: En este momento en la portada de El País hay un titular no complaciente con Israel. ¡Que alguien lo arregle!

Se refiere a un encabezado que rezaba: “Ataques israelíes matan a 40 palestinos y rompen la tregua en Gaza” y este es el titular acomodado: “Hamás rompe la tregua e Israel contraataca y provoca 40 muertos”.

El lunes 11 de agosto, con la diligencia que caracteriza a la imparable maquinaria de propaganda sionista, aparece un oportuno artículo firmado por Isaac Querub Caro, alguien que, a juzgar por el gesto de la foto que ilustra el artículo y que muestra la sonrisa de un trilero impune, nadie le otorgaría ese espacio, salvo que se reverencie a la Federación de Comunidades Judías en España, de la que al parecer es presidente el autor. Empieza por llamarlo “Operación defensiva”.

La manipulación es evidente ya que han conseguido que el exterminio de un pueblo sea aceptado con la cantinela de “derecho de Israel a defenderse”. ¿Tienen los palestinos ese derecho a defenderse frente a un ejército invasor? El propio título ya es una afrenta al conocimiento de la Historia, cuando retóricamente apela a que a nadie le puede molestar la verdad. Se olvida de hechos incontrovertibles.

La propia existencia del llamado estado de Israel es un apaño que se aprovechó del impacto emocional de los crímenes nazis (no sólo contra los judíos, aunque éstos fueron los únicos oportunistas que supieron aprovecharse de esa mala conciencia), un acuerdo sobre un territorio que ya tenía su propia comunidad autóctona desde siglos antes, los palestinos, y que impulsó un nuevo Estado ilegítimo que ha devenido constantemente en ilegal, sin fronteras claras, expulsando y asesinando por métodos genocidas (que los sionistas conocían muy bien) a cientos de miles de habitantes inocentes y creando un caldo de cultivo que sólo puede generar odio y revancha justificada.

El artificial estado de Israel es un portaaviones USA financiado por el lobby sionista y anclado en la zona más explosiva del planeta

¿Es esa la verdad a la que el propagandista Querub no quiere apelar? Israel ignora impunemente, con el aval insultante de USA, todos los Acuerdos de Naciones Unidas que le han instando durante decenios a que, al menos, respete los límites arbitrarios que les asignaron los falsos estrategas ingleses y norteamericanos sin conocer el territorio ni siquiera conocer la opinión de los palestinos precedentes. Bien es cierto, para apelar a esa verdad que el señor Querub esconde, que todo se coció bajo la presión del lobby sionista, que sigue operando con total desfachatez.

¿Son los miles de millones en armas de última generación destructiva, que se le proporcionan al ejército más desproporcionado del mundo, otra de esa contribución al derecho al crimen masivo organizado como “Verdad” a la que según la propaganda sionista “no hay que tener miedo”? ¿Es ese terror que se ve irremediablemente dibujado en las caras de las madres palestinas la etiqueta de terroristas que los genuinos terroristas israelíes quieren erradicar a base de un infanticidio sistemático (cuales modernos Herodes), incluso bajo la bandera de Naciones Unidas en escuelas teóricamente protegidas por el Derecho Internacional? ¿Apelar al forzado calificativo a Hamás como “terrorista” es toda su justificación?

Sabemos cómo se consiguió esa calificación por un vergonzante grupo de países que hoy miran cínicamente para otro lado. ¿Por qué ese amante de la Verdad no aclara que el verdadero objetivo de esa criminal “operación de limpieza” era reducir otros kilómetros más el ya exiguo mayor campo de concentración del mundo que es la insignificante franja de Gaza.

Los cohetes palestinos es otro elemento a considerar; el inefable Querub les llama misiles, ¿nadie se ha preguntado por lo oportuno de tales lanzamientos, con bajísimo alcance y casi nulo efecto, que más bien parece otra estrategia “oportunamente provocadora” del alto mando israelí, como no puede ser de otro modo teniendo en cuenta la ínfima tecnología militar de la milicia palestina, más enloquecida que efectiva?

Cualquier espectador imparcial habrá observado en los noticiarios correspondiente al 20/08/14 una puesta en escena dirigida a incautos: con un fondo orquestado de sirenas de alarma unos ciudadanos israelíes se parapetan torpemente de un presunto ataque con cohetes de Hamás (de esos que sirven para justificar nuevos ataques destructivos) tras una minúscula pared y sus gestos no pueden ocultar que todo es pura farsa. Y como una apostilla añadida para esos amantes de la Verdad manipulada: Israel lleva decenios calificando como “colonos” a los que no dejan de ser vulgares invasores, judíos reales o supuestos, convocados desde todos los rincones del mundo (en traslados y asentamientos ilegales, generosamente subvencionados por el lobby sionista internacional) para inflar artificialmente un estado que nació ilegítimo y sigue flagrantemente ilegal, con el beneplácito USA.

Lo que voy a exponer puede resultar escandalizador para periodistas al parecer tan complacientes, pero responde al estado actual de la cuestión.

Saben perfectamente que el artificial estado de Israel es un portaaviones USA financiado por el lobby sionista y anclado en la zona más explosiva del planeta. También deben conocer que existe un delito que se conoce como “enaltecimiento del terrorismo”, aunque en este caso sea un terrorismo de estado con voluntad evidentemente genocida de todo un pueblo, precisamente el autóctono primordial de Palestina del que Israel es sólo un ocupante ilegal, con reiterados reconocimientos de su ilegítima situación internacional. También deben conocer que los delitos de lesa Humanidad, de expulsión de comunidades de su territorio, de aniquilación intencionada de pueblos, de destrucción sistemática de vidas inocentes como “delitos de guerra”, son imprescriptibles. Y por si fuera poco que los cómplices y encubridores de esos crímenes deberán dar cuenta, antes o después, de su delito de colaboración que les hace partícipes. Y toda la impunidad actual del lobby sionista no será indefinida.

Echamos de menos una actitud de información independiente, llamando a los hechos por su verdadera denominación y alcance. Entre los escombros de escuelas / refugio (protegidas por el Derecho Internacional) que han sido deliberadamente bombardeadas, y sus pequeños refugiados asesinados con frialdad inhumana, hay miles de millones de euros aportados por nosotros, que nunca participamos en ningún Holocausto (al contrario que estos cínicos sionistas que aprendieron muy bien la lección de Praga, para hacerla ellos ahora) y que nuevamente estaremos supliendo de forma imbécil los inmensos daños que debería afrontar Israel en solitario. La suma acumulada de todos los daños provocados por esa locura permanente, humanos y materiales, haría tambalearse a ese falso estado sionista, siquiera fuese para dar cumplimiento al concepto de compensación que prescribe el Derecho Penal Internacional, ¿o es que también ese marco obligado y consensuado de Justicia Universal es falso para los inefables amigos de la Verdad?

Como suscriptor y tradicional lector de “El País” requiero una aclaración sobre comportamientos que tienen poca disculpa desde la honestidad informativa que le es exigible a todo periodismo, al menos el que se identifica con la independencia. Somos demasiados los que estamos esperando y demandando una posición inequívoca de Justicia Universal por parte de los medios de comunicación “independientes”. Un primer paso, modesto pero imprescindible, sería desmitificar los mitos que la propaganda sionista ha convertido en “verdades indiscutibles”. Algunos han sido aquí apuntados, como el “derecho israelí a la defensa”, la existencia de la “democracia más avanzada de la zona” (cuando se expulsa a los residentes palestinos de Jerusalén con burdas argucias administrativas), o el derecho sagrado de los colonos/invasores a nuevos asentamientos, en base a unas arcaicas “Escrituras” (se supone que “de propiedad”) con miles de años de interpolaciones, interpretaciones, traducciones sesgadas y manipulaciones interesadas, y teóricamente inspiradas por un agente de la propiedad tan indiscutible como Yahvé, por supuesto imposible de desmentir. Cuentos judíos, mucho más rentables que los cuentos chinos.   


Por Francisco González de TenaDoctor en Filología y doctor en Sociología

Sobre informaciones sesgadas y propaganda sionista