jueves. 28.03.2024
2019

Las elecciones al Parlamento europeo del mes de mayo serán un nuevo test para el nacional-populismo, en el terreno que a sus adalides más les gusta

El año que comienza no se presenta muy venturoso que digamos. En realidad, como siempre, pero ahora con una sobrecarga de las previsiones negativas o pesimistas, que se proyectan sobre todas las regiones mundiales sin excepción. Dejamos aquí un apretado avance de la agenda mundial en 2019.

EL DESCONCIERTO EUROPEO

Las elecciones al Parlamento europeo del mes de mayo serán un nuevo test para el nacional-populismo, en el terreno que a sus adalides más les gusta. En estos comicios, los electores suelen dar rienda suelta a sus instintos y enfados, creyendo que sus votos no tienen consecuencias demasiado efectivas. Por lo general, en estas citas se han producido una suerte de salvas políticas que luego no siempre se han traducido en fuego real cuando ha llegado la hora de votar en las elecciones nacionales. Poco importa que el Parlamento europeo, con las sucesivas reformas de los Tratados de la Unión, ya tenga poderes reales. No se percibe así por los electores, que se toman esta convocatoria como un aviso a sus navegantes líderes políticos.

La crisis de los gilets jaunes en Francia, el nuevo brote de inestabilidad político-territorial en Bélgica, la emergencia de la extrema derecha sin disimulo en España (con el telón de fondo de la crisis catalana) y el envalentonamiento del populismo en Italia pueden alentar oleadas catárticas en mayo y arrojar sal en las heridas europeas.

Pero nada como el Brexit para reforzar la sensación de crisis fuera de control. La fecha del 29 de marzo puede significar el fin de un proceso, pero también el comienzo de otro, más incierto y convulso aún: una separación sin acuerdo. Pero también pudiera significar nada en realidad, si hubiera elecciones anticipadas o un acuerdo, improbable pero imposible, para celebrar otro referéndum que deshiciera el nudo gordiano. Los tories están divididos y a la greña, ciertamente, pero los laboristas no lo están menos, con una dirección escindida, reflejo de la fractura existente en su base: remainers (mayoría: clases medidas y jóvenes) contra brexiters (minoría concentrada en zonas desfavorecidas y resentidas por la crisis). Está por ver si este monumental lío (the big mess) se lleva por delante a la premier May pero también al líder de la oposición mayoritaria, Jeremy Corbyn, asaltado desde varios frentes internos.

TRUMP: LA SOLEDAD DEL MANAGER

¿Qué decir del presidente-hotelero, convertido en gran bufón del espectáculo mundial? En las próximas semanas debe sustanciarse el trabajo del fiscal Mueller. Tenga o no consecuencias jurídicas, lo cierto es que, con las nieves de enero a orillas del Potomac, el Individuo 1 (como se le denomina en los documentos de la mega investigación) tendrá que achicar agua en un barco a la deriva, sin oficiales maduros (growns-up) a bordo, tras la última purga de la Casa Blanca.

La Cámara baja del Congreso tiene poderes para prolongar el trabajo de Mueller en una especie de exorcismo político sin piedad. Es verdad que no todos los demócratas están por la labor de convertir el anti-trumpismo en la divisa de identidad del partido. Pero las presidenciales de 2020 aún están lejos, la estrategia está por definir y los candidatos por clarificar. El ánimo de confrontación en Washington es muy intenso. Nancy Pelosi ha tenido que pactar con el ala insurgente de los blues para asegurarse su última reelección como líder de la nueva mayoría y, por tanto, speaker de la Cámara. ¿Facilitará la octogenaria californiana una estrategia de confrontación con la Casa Blanca? ¿Blindarán los republicanos al atribulado presidente, desde el Senado?

EL MALESTAR DE LA PERIFERIA

No todo se juega en Europa y en los Estados Unidos, (o en Canadá, que también votará en 2009, con la inmigración como asunto decisivo). El año que asoma contemplara elecciones en tres grandes países de la periferia: India, Indonesia y Nigeria; en total, dos mil millones de personas, el 30% de la población mundial llamado a pronunciarse. Tres grandes estados que son claves para la seguridad en sus regiones respectivas, todas ellas en permanente riesgo de inestabilidad y violencia, sin atisbos de mejora.

En India, el nacional-populista Modi se juega su prestigio y la continuidad de un proyecto semifallido, mientras a sus puertas se vivirán momentos decisivos de la guerra afgana, con un previsible fracaso definitivo de la aventura norteamericana, el crónico malestar pakistaní, ahora con un presidente que navega entre el populismo y la tutela militar, y una eventual reprogramación de alianzas internas y externas.

Nigeria no tiene ya el mismo influjo que en otros tiempos sobre el devenir del continente africano, asolado por los problemas de siempre y por los más recientes, como el afloramiento del yihadismo, entre otros. El desenganche de Trump y la perplejidad francesa puede abrir nuevas vías de influencia a terceros actores en el continente y promover focos de inestabilidad. La región seguirá arrojando seres humanos desesperados en busca de otro futuro, sin que en destino se les brinde una acogida no ya generosa, sino simplemente organizada y acordada.

Los argentinos, uruguayos y bolivianos también votarán el año que entra. Después del resultado cosechado en Brasil, se verá si hay una estabilización del giro a la derecha, es decir, otro de los vaivenes cíclicos en la región latinoamericana. El arranque de de López Obrador puede ser un contrapeso, pero tendrá que convocar un sortilegio para convencer a Trump de que hay soluciones mejores.

Entre las expectativas más favorables sobresale la que se dibuja entre las dos Coreas. Pero no se puede dar por seguro. Este eslabón perdido de la pasada guerra fría bien podría ser víctima ineludible de la nueva que parece en gestación. La paz definitiva entre esos dos estados de un mismo país puede fraguar y disolverse en un corto espacio de tiempo, si las tensiones mundiales reverberan con especial virulencia en Asia, donde confluyen conflictos territoriales, de soberanía, hegemonía económica, desconfianzas ancestrales, autoritarismo y crisis de gobernanza.

El conflicto que parece abocado un año más a la frustración es el palestino-israelí. Trump, pese a la exagerada proclamación de una iniciativa confiada al superyerno Kushner, será el decimotercer presidente que fracase en el empeño (en su caso, el menos solvente y más desequilibrado de la serie). Lo previsible es que todo se agote en un fuego de artificios que ni siquiera llegue al show de Singapur (caso norcoreano).

Las elecciones en Israel, adelantadas a primavera por las tensiones en la coalición derechista. Netanyahu ha aprovechado la situación para que las urnas distraigan al país de los escándalos de corrupción que le acosan ya desde el juzgado. Es de esperar un reforzamiento de las opciones intransigentes. El año termina con la enésima operación militar, en este caso, en la frontera norte, para destruir los túneles con los que la milicia chiita libanesa de Hezbollah amenaza, dicen, la seguridad nacional.

Debe temerse más inestabilidad en la región. Tras la anunciada retirada militar de Estados Unidos, está ya anunciada una ofensiva turca en el norte de Siria, con el objetivo de derrotar a las milicias kurdas que tanto han contribuido a derrotar al ISIS. Erdogan ha invitado a Trump para “agradecerle” una iniciativa que le deja las manos libres. Sería asombroso que el presidente turco deje pasar una oportunidad como ésta para seguir con su designio de hacer sombra a Atatürk.

Tampoco podemos esperar buenas noticias en Yemen, aunque el debilitamiento del heredero saudí y la nueva correlación de fuerzas en el Congreso norteamericano frene a los jeques de Riad y sus aliados del Golfo. Sólo una respuesta desesperada de Irán, por el impacto de la nueva ronda de sanciones tras la interrupción del acuerdo nuclear, podría vigorizar la alianza de Washington con las monarquías petroleras feudales.


NOTA

Para quienes desean ampliar esta visión, es recomendable el trabajo del CIDOB, una rara avis en el pobre panorama español de análisis de las relaciones internacionales.

Lo que nos espera en la escena internacional para el 2019