miércoles. 24.04.2024

África está sufriendo un nuevo neocolonialismo que se basa en un robo a gran escala de los recursos de tierra y agua, que sólo deben de pertenecer a las personas y a las comunidades africanas. Va provocar un gran desastre medio ambiental, de consecuencias imprevisibles. Simplemente no hay agua suficiente en los ríos ni en los acuíferos en África para regar tal cantidad de tierras.

Sino se para esto en la primera mitad del siglo XXI, se destruirán y contaminarán las fuentes de agua de todo el continente. Como ya hemos visto en otras zonas del mundo, estos modelos de producción agrícola generan una rápida degradación de los suelos, desalinización y problemas de drenaje.

Tras haber destruido China, la India y Arabia sus fuentes de agua y sin la más mínima reflexión, ahora proceden a repetir en África las mismas técnicas que anteriormente llevaron al desastre a sus países. Si no se paralizan inmediatamente  este acaparamiento de tierras  y aguas africanas, significará el mayor desastre humanitario que jamás hayamos pensado.

Más de un tercio de los africanos viven con escasez de agua y los suministros de alimentos están condicionados por el cambio climático, con lo cual las hambrunas en el continente serán más intensas y duraderas. Mientras otros países más ricos se llevan su agua y sus alimentos con un desprecio total a las comunidades africanas. Veamos la situación actual:

El desastre del lago Chad

La cuenca es compartida por varios países, de los cuales el que ocupa el área más extensa es Chad, que depende de la cuenca para la mayor parte de su producción agrícola y de la pesca. El centro de la cuenca está ocupado por el lago Chad que es una depresión lacustre cuya extensión es inundada varias veces al año por lluvias torrenciales.
Los principales afluentes del lago Chad son los ríos Chari y Logone, que nacen en las tierras altas del Camerún y República Centroafricana respectivamente.
El río Chari proporciona unos 28.000 millones de m3 anuales y el Logone unos 12.000 millones de m3. Estos ríos inundan anualmente las llanuras aluviales y anegan las zonas cercanas al lago Chad. La región conocida como los Yaeres es el granero para la plantación del mijo y se utilizan los periodos de inundaciones para su plantación. También se practica la cría de ganado en la zona.
La pesca es una actividad importante para los habitantes del lago Chad que capturaban un promedio de 80.000 Tm anuales de pesca en los ecosistemas acuáticos de la cuenca.
En la década de 1960, se aprueba un gran proyecto de desarrollo para la zona con financiación internacional. El propósito es asegurar un sistema de regadío para las tierras bajas del Chad: el Proyecto de Irrigación del Sur de Chad. Se suponía que el proyecto iba a utilizar el agua para reverdecer los desiertos, asentar las poblaciones y conseguir un desarrollo sostenido de esta región africana.
La planificación, que comenzó en el año 1962, fue realizada de forma irresponsable. El estudio hidrológico se realizó solamente en tres semanas, periodo de tiempo irrisorio para el plan que se pretendía llevar a cabo y la idea de utilizar otras fuentes hídricas fue desechada sin tenerla en consideración. Se suponía que el proyecto podía ser operativo a cualquier nivel del agua del lago, cosa fuera de la realidad como se ha visto posteriormente.
Las consecuencias de este proyecto irresponsable las vemos ya actualmente, en 1992, las zonas de toma están desprovistas de agua y muchas embarcaciones se encuentran abandonadas sobre la tierra, a más de sesenta kilómetros de la orilla del actual lago. Cuatro mil kilómetros de canales permanecen secos y algunas aldeas que han sufrido inundaciones por las crecidas de 1960 se encuentran a casi 100 km de la costa. La situación se deteriora lentamente y no se espera que mejore en el futuro.
El lago Chad pierde dos metros de agua por evaporación todos los años y los caudales de los ríos Logone y Chari han disminuido a la mitad. En ambos casos, se relaciona no solamente con las variaciones naturales de lluvias sino más bien con la manera como es desarrollado e implementado el proyecto y en la visión no participativa y poco natural que lo inspiró desde el principio.

La destrucción del río Omo y el lago Turkana

El río Omo junto al lago Turkana supone un ecosistema único en el mundo. Sin embargo, el gobierno de Etiopia en nombre de la modernidad y el progreso, están construyendo, desde el año 2006, un gran embalse en el río Omo. Dos son sus objetivos, la producción de electricidad para intentar sacar a su país del atraso y poner en regadío unas 350.000 Ha, de las cuales 245.000 serían para una gigantesca plantación estatal de caña de azúcar.

El río Omo con sus numerosos meandros descienden por la Etiopia suroccidental para acabar depositando sus aguas en el lago Turkana, situado en Kenya. El Turkana es el lago del desierto más grande del mundo.

En este ecosistema, que forman el río Omo y el lago Turkana, viven más de medio millón de personas, que se dedican a la agricultura, ganadería y pesca propias de esta zona del país.

Los cálculos recientes nos dicen, que poner en regadío 150.000 ha, haría bajar el nivel del lago Turkana en ocho metros para el año 2024. Si fueran 300.000 las hectáreas puestas en regadío habrá una disminución de diecisiete metros en el lago.

Si tenemos en cuenta que la profundidad media del lago Turkana es de unos treinta metros, podemos afirmar, que de aquí al año 2030, el lago Turkana será ya historia, recordándonos el desastre del mar Aral y del lago Chad y nos demostrará una vez más la estupidez del ser humano y gracias a nuestros silencio los que hablan en nombre del dinero y del progreso nos están matando poco a poco.

El río Nilo

Las aguas del río Nilo se rigen por el acuerdo de 1929, que exige que Egipto apruebe cualquier proyecto de agua a gran escala en los países de aguas arriba, siempre que afecte al flujo de las aguas del río.

Un nuevo pacto sobre el uso del Nilo se firmó en el año 1959, por el que se asigna a Egipto 55,5 millones de m3 de agua del río y 18,5 millones de m3 al Sudán y es el que rige actualmente. Otros seis países han pedido recientemente un nuevo acuerdo, pero tanto Egipto como Sudán se niegan.

Hay un dato significativo y es que el 80% de las agua del Nilo provienen del territorio etíope, fundamentalmente de las tierras altas del país y su origen son las lluvias que se dan entre los meses de junio a agosto.

Con las actuales ventas de tierra para hacer regadío, el problema del agua en el río Nilo provocará graves problemas internacionales. Veamos que pasa en el Nilo.

Los principales países que forma la cuenca del río son Egipto, Sudán, Etiopia y Uganda   Este río es de vital importancia para estos países, pues les asegura agua para la vida pero ya es una fuente de tensiones internacionales de tipo geopolítico, al que hay que añadir los numerosos proyectos de riego de tierras a gran escala que se están planteando en la región.
Ante esta avalancha de regadío en el río Nilo, cabe preguntarse si hay suficiente agua para todas estas obras. Nadie ya sean los vendedores de tierras como los compradores se han preguntado si hay agua para tanto regadío, partiendo todos del supuesto, que existe abundante agua y que se puede extraer toda la que se necesite y de forma ilimitada.

La FAO estima en ocho millones de Ha como cantidad máxima regable para los diez países de la cuenca del Nilo. La realidad es que ya hay en funcionamiento 5,4 millones de Ha, pero hay concedidas otros 8,6 millones de Ha para hacer regadío, que en caso de  ponerse en funcionamiento será el fin del río Nilo. Todavía aumenta más el problema, porque los cultivos que se siembran son la caña de azúcar y arroz, productos que necesitan muchísima agua.

La FAO calcula que el potencial de regadío del Nilo en Etiopia es de 1.300.000 Ha. En la actualidad son ya muchas más las hectáreas vendidas o alquiladas, con lo que el problema del agua enseguida empezará a surgir.

Para el Sudán y Sudán del Sur, la FAO calcula que son 2.800.000 ha las que son posible regar, pero entre ambos países tiene ya más de cinco millones de hectáreas. alquiladas o vendidas. Esto como vamos viendo es un desastre total.

Egipto tiene actualmente en regadío unas 3.400.000 ha pero la FAO calcula, que su potencial máximo de riego está en 4.400.000 Ha. Ante el contínuo crecimiento demográfico del país, cada vez se necesitan más tierras de regadío para alimentar a su población.

Se están desarrollando varios proyectos, destacando el proyecto Toshka, que intenta transformar con agua del Nilo 234.000 ha del desierto en terreno cultivable. Se está haciendo el canal Al Salam, que lleva agua del Nilo al desierto del Sinaí para la transformación de 170.000 ha en regadío.

Sin embargo, todo esto entra en contradicción cuando se venden tierras cultivables a Arabia, o las 140.000 Ha vendidas a empresas de los países del Golfo para la producción de alimentos y de plantas forrajeras para la ganadería de esos países.

El río Níger

Este río es el tercero más importante de África, tras el Nilo y el Congo. Tienen una cuenca que abarca diez países, pero son tres, los que dependen totalmente del Níger: Nigeria, Malí y República del Níger.

Este río es extremadamente frágil. En sus últimos treinta años ha perdido un tercio de su caudal y se estima que otro tercio lo perderá rápidamente como consecuencia del cambio climático. Es un río muy estresado debido a la gran cantidad de pantanos, las obras de regadío y la fuerte contaminación que soporta.

El Delta del Malí constituye un gran territorio y es la principal zona agrícola del país (se le conoce como Office du Níger). La FAO estima que debido a la escasez de agua, Malí tendría una capacidad máxima de regadío de 250.000 ha, pero ya en la actualidad ha vendido tierras por 470.000 ha a multinacionales de Arabia, Libia, Reino Unido, China… A pesar de este informe, el irresponsable gobierno de Malí está ofreciendo hasta dos millones de ha, todas para regadío.

Un reciente estudio sobre Malí de Wetlands International, nos dice que, este desaforado regadío en el país, junto con el cambio climático, provocaran que el 70% de sus tierras queden inutilizadas para el cultivo.

Que decir del desastre medioambiental creado en el delta del río Níger, en Nigeria, por las multinacionales del petróleo.

Otras zonas africanas

Senegal es regado por el río de su nombre. La FAO calcula su potencial de regadío en 240.000 ha. Sin embargo, el gobierno senegalés ya ha vendido 375.000 ha de tierras para regadío sobre todo para el cultivo del arroz a multinacionales de Francia, la India, Arabia y China. Según el último informe publicado por la UNESCO nos dice que el río Senegal está muy enfermo y que sí se llevan a cabo todos estos regadíos, estamos ante el peligro de que este río desaparezca.

En Camerún, la multinacional norteamericana Herackles American Farm, compra 73.000 ha en el suroeste del país para producir palma aceitera. Esta compra conlleva el uso gratuito de cantidades ilimitadas de agua, teniendo esta compañía preferencia sobre el agua antes que las comunidades locales. En consecuencia, su impacto ambiental y socio económico será muy severo en la población.  

Si ya de por sí esto es un gran negocio, debemos unir la reclamación de la multinacional del derecho a beneficiarse de los bonos del carbono, que puede obtener por su plantación de palma de aceite.

Se está produciendo un creciente mercado del comercio del carbono, que cada año aumenta a miles de millones de dólares, haciendo que la compra de tierras sea más atractivo como activo para la inversión extranjera. Las plantaciones de árboles y bosques, entre ellos la palma de aceite hace que se beneficien de créditos blandos.

Este mercado de carbono es una inmoralidad más, pues si bien ha sido creado para hacer disminuir el cambio climático, la especulación de los mercados capitalistas lo único que consiguen es agravarla más. Entre otras cosas,  incentiva a los fondos de agronegocio y de inversiones a comprar más tierras y con ello a apoderarse de los recursos del agua del mundo.

Actualmente, el 48% de las tierras cultivables del Congo están en manos de inversionistas extranjeros. En Mozambique, ya hay más de diez millones de ha arrendadas con una duración de unos cincuenta años y a precios irrisorios. El río Limpopo ya da muestras de agotamiento.

Kenia está poniendo en venta tierras del delta del río Tana. Este río es el más grande del país, con un delta de 130.000 ha, formando uno de los humedales más importantes de África.

El gobierno, en vez de preservar este territorio, ha empezado a venderlo a las multinacionales. TARN ha comprado 40.000 ha para la plantación de caña de azúcar.   Mat International ha comprado otras 30.000 ha y 90.000 de tierras adyacentes. La multinacional canadiense Befdford Biofuel ha firmado un acuerdo de cesión de 65.000 ha por 45 años prorrogables para la producción de biodiesel, cultivando fundamentalmente la jatropha.

Esta política va a llevar al desastre medioambiental a una zona tan rica en biodiversidad y de agua cual es el delta del río Tana, pero ello ira unido a graves problemas sociales con las poblaciones autóctonas del lugar. Sobre todo  esta zona sufrirá muchísimo en las épocas secas

Como vemos el desastre está en marcha. La ignorancia, el silencio y la pasividad mueve este mundo. Seamos conscientes del desastre, que se está generando delante de nuestros ojos y en nuestra mano esta impedirlo. Luchemos por África y sus pueblos, para que tengan un desarrollo sostenible, pues en ello está nuestra propia salvación

Textos anteriores:
El neoliberalismo y el desastre del agua en el mundo | I
Los desastres hídricos ya consumados en Asia | II 

África, el expolio del agua y de la tierra | III