jueves. 25.04.2024
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Se hace necesario y urgente incorporar al gobierno de Madrid modelos de gestión estructuralmente sostenibles, y hacerlo de forma más global y sistemática que en los últimos años

La situación ecológica de nuestro planeta es muy preocupante al estar en grave riesgo de desbordarse  la mayor parte de sus límites biofísicos, por lo que la humanidad se enfrenta en pleno siglo XXI a enormes desafíos globales en materia medioambiental: neutralizar las emisiones de gases de efecto invernadero origen del cambio climático, reducir la contaminación del aire que pone en grave riesgo la salud humana, frenar la pérdida de biodiversidad, acotar el uso de recursos naturales limitados, la gestión de  los residuos,  la transición energética y la descarbonización de la economía, etc.

Los organismos internacionales y, en nuestro entorno, la Unión Europea, vienen definiendo como eje estratégico y transversal de sus políticas la sostenibilidad medioambiental. También en nuestro país, donde la Ministra T.Ribera ha diseñado un Marco Estratégico de Energía y Clima, conjuntamente con un anteproyecto de Ley de Cambio Climático, y un  Plan de Energía y Clima, (2021-2030), marco obligado de carácter estratégico y transversal para abordar esos desafíos urgentes en el conjunto del país.

Pero esos grandes desafíos se juegan fundamentalmente en las ciudades, porque acogen a la mayoría de la población y constituyen los modos centrales de distribución y consumo.

Madrid junto a su área metropolitana es una gran urbe que por su evolución histórica y modelo de crecimiento en el pasado siglo, y sus tendencias y dinámicas actuales, acumula serios déficits medioambientales que la sitúan ante unos escenarios no exentos de riesgo y degradación.

Las emisiones de CO2, la contaminación atmosférica y la calidad del aire, las fuentes y el consumo de energía en los edificios, el reciclaje, la reducción y  eliminación de los residuos de todo tipo, la presión sobre los ecosistemas naturales, etc., no se han considerado por los gobiernos municipales del PP como elementos críticos y decisivos para el futuro de la ciudad. Y el gobierno de Ahora Madrid los ha abordado muy incipientemente, y presionado por el Grupo Municipal Socialista.

Los resultados se ven reflejados en el panorama que hoy ofrece Madrid, entre otros:

  • Desarrollos urbanos dispersos, segregados, que han requerido enormes recursos de transporte público y de gestión de servicios urbanos.
  • Edificios y viviendas de baja calidad en sus aspectos energéticos y sin integración con servicios energéticos limpios o más eficientes (de las 1.530.955 viviendas censadas, 1.061.825 aproximadamente son anteriores a 1980).
  • Prioridad por políticas de infraestructuras que incentivan la utilización del vehículo privado.
  • Contaminación atmosférica descontrolada con grave riesgo para la salud generada principalmente por los consumos energéticos en el transporte y en los edificios.
  • Insuficiente gestión de los residuos sólidos.
  • Déficits en la gestión de parques y zonas verdes.

Por ello se hace necesario y urgente incorporar al gobierno de Madrid modelos de gestión estructuralmente sostenibles, y hacerlo de forma más global y sistemática que en los últimos años.

Habrá que planificar los crecimientos urbanísticos pendientes (Sureste, Campamento y otros), reconduciéndolos hacia conjuntos compactos, de usos mixtos (residencia, ocio y actividades económicas) y articulados con el Centro y las nuevas centralidades, para minimizar el consumo en transporte, y eso hacerlo desde la fase del diseño de la ordenación.

No parece por eso muy coherente con un planteamiento de sostenibilidad de la ciudad la propuesta actual de la Operación Chamartín en muchas de sus variables. Presentar esa operación, como propagan algunos, como una operación acorde con la sostenibilidad raya con el surrealismo.

Se ha de exigir que la nueva edificación sea sostenible. Las Directivas de la UE emplazan a ello. El sector de la edificación es responsable del 40% de las emisiones de CO2 y la UE ya fija como objetivo de eficiencia energética del 32,5% para 2030. París y otras 18 ciudades del mundo, que representan a 130 millones de personas, se han comprometido a que para 2030 todos los nuevos edificios construidos sean "cero emisiones", lo que implica cubrir con renovables sus necesidades energéticas.

Y frente a modelos desarrollistas anteriores, hay que abordar planes de regeneración de barrios degradados o simplemente mejorables, lo que requerirá una fuerte inversión pública en rehabilitación integral del patrimonio edificado, incorporando la rehabilitación energética. La Ley de Cambio Climático del Gobierno socialista incluye la rehabilitación con criterios de eficiencia energética de, al menos, 100.000 viviendas al año entre 2021 y 2030. Los programas de rehabilitación iniciados (2016-2019) por Ahora Madrid (Madrid-Re) de corte muy convencional, en base a  demanda de subvenciones,  han sido muy mal gestionados y con un alcance meramente testimonial.

Se deberán planificar en el futuro, de forma participada, las intervenciones en la ciudad consolidada, la planificación y gestión del transporte público y la mejora de la movilidad. Madrid Central, una operación necesaria, ha adolecido de improvisación y de falta de coherencia con un proyecto más global y estratégico de Madrid. Se habrá de vertebrar y articular el conjunto de la ciudad en torno a ejes de transporte público a partir de una Estrategia de Transporte, potenciando y garantizando un transporte colectivo de calidad,  en términos de transversalidad, frecuencia y regularidad, recuperando el espacio público para el proyecto de ciudad que se pretende.

Habrá que revisar la Estrategia de Residuos 2018-2022 desde una perspectiva más global del funcionamiento de la ciudad y de sus distintos sectores,  reducir los residuos, aumentar el reciclaje y la reutilización a niveles europeos, hacer en última instancia la reconversión de Valdemingomez para una autentica economía circular, reduciendo entretanto y drásticamente la combustión y eliminando los olores.

Habrá que dirigir también la mirada hacia las actividades económicas y productivas, desde una perspectiva de sostenibilidad ambiental, promoviendo el retorno al Centro y a los distritos consolidados, especialmente los del Sur y Sureste,  actividades de valor añadido, garantizando la calidad ambiental y el empleo de calidad.

Termino. Tenemos que hacer un Madrid comprometido con la lucha contra el cambio climático y baja en emisiones, que responda a los grandes retos globales, sociales y medioambientales del siglo XXI, con voluntad política de impulsar los cambios necesarios, y con la participación de una ciudadanía próxima, consciente y activa.

manuel de la rocha

Manuel de la Rocha Rubí

Candidato a las primarias socialistas para la Alcaldía de Madrid.


Entrevista a Manuel de la Rocha.

Los retos de un Madrid sostenible