sábado. 20.04.2024
Barcelona postal
Cataluña en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera. (Imagen: Eco Republicano)

La Dictadura de Primo de Rivera estaba empeñada en terminar con el nacionalismo catalán en todas sus facetas y tendencias​

@Montagut5 | La burguesía catalana no vio con malos ojos el golpe de Estado que en 1923, desde Barcelona, estableció la Dictadura de Primo de Rivera. Prohombres de la Lliga Regionalista vivieron con alborozo dicho hecho. La burguesía buscaba el restablecimiento del orden público en Barcelona y que se frenara a la CNT. Pero la situación se fue complicando a medida que la Dictadura se consolidaba.

El 18 de septiembre de 1923 se aprobó un Decreto de represión del separatismo, sometiendo a la jurisdicción militar cualquier ataque a la unidad de la patria, los símbolos de la misma, prohibiendo el uso de la bandera catalana y el empleo de la lengua catalana en la administración. Por otro lado, se suprimieron en las Escuelas Normales las cátedras de lengua y literatura catalanas en octubre de 1923. También se clausuró el CADCI, es decir, el Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria, una entidad social y política fundada en marzo de 1903 y que tenía como objeto la defensa del catalanismo pero también del reformismo social.

Primo de Rivera destituyó al segundo presidente de la Mancomunitat de Catalunya, Puig i Cadafalch, que fue sustituido por Alfons Sala, un hombre de la Dictadura. La Mancomunitat fue suprimida en julio de 1925, terminando con la primera fórmula de autogobierno en el plano administrativo de Cataluña en la Historia contemporánea.

La Dictadura de Primo de Rivera estaba empeñada en terminar con el nacionalismo catalán en todas sus facetas y tendencias. No se libró ninguna institución, organización o fuerza política o social. Hasta la propia Iglesia en Cataluña se vio afectada, ya que algunos eclesiásticos fueron acusados de separatistas. La junta directiva del Colegio de Abogados de Barcelona, encabezada por Raimon d’Abadal, fue destituida.

Esta implacable política, tachada de tiránica hasta por el conservador Josep Pla, no recibió, en principio, una respuesta muy activa. La Lliga se quedó paralizada, entre su secular miedo a la revuelta social y su disgusto hacia la dureza de Madrid. Por su parte, Acció Catalana se atrevió a condenar el nuevo régimen y apelar a la Sociedad de Naciones en 1924. Más enérgico estaría Estat Català. En primer lugar se preparó el conocido como el complot del Garraf. Se trató de un atentado frustrado contra Alfonso XIII, que prepararon Jaume Compte y Miquel Badia con militantes del Estat y miembros del CADCI, el día 6 de junio de 1925. Pero la policía consiguió desactivar antes la bomba que se había colocado en el túnel entre Garraf y Sitges, por donde debía pasar el tren en el que viajaría el rey de regreso a Madrid después de una estancia en Barcelona.

Después, en noviembre de 1926, se organizó la invasión de Prats de Molló. Este hecho, también fracasado, pretendía proclamar la República Catalana, y fue organizado por Macià y destacados miembros del Estat Català. Se trataría de entrar en Cataluña por Prats de Molló con un total de quinientos hombres, llegar a Olot, donde se unirían otros insurrectos, mientras en Barcelona se declararía la huelga general y se proclamaría la República. Pero las autoridades conocieron el complot gracias a uno de los italianos, supuestamente antifascista, que había instruido militarmente a los insurrectos y que, en realidad, era un agente de Mussolini.

La CNT había sido desmantelada en los primeros meses de la Dictadura pero se reorganizó y protagonizo el ataque contra el Cuartel de las Atarazanas en noviembre de 1924.

Una de las consecuencias más importantes de la Dictadura de Primo de Rivera para la Historia política de Cataluña fue el declive de la Lliga Regionalista y del catalanismo moderado frente al catalanismo de izquierdas, que buscaría la alianza con los republicanos y parte del movimiento obrero. Los opositores a la Dictadura de Primo de Rivera en Cataluña terminaron por articularse con los del resto del Estado a partir de 1926, y después en la conocida como Dictablanda.

La represión de Primo de Rivera en Cataluña