viernes. 19.04.2024
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Ramsey MacDonald, líder del Partido Laborista en la Cámara de los Comunes en 1914.

El triunfo electoral laborista en las elecciones de mayo de 1929 provocó un gran despliegue de “El Socialista”, que informó exhaustivamente de este hecho

@Montagut5 | El triunfo electoral laborista en las elecciones de mayo de 1929 provocó un gran despliegue de “El Socialista”, que informó exhaustivamente de este hecho, insertó noticias constantes sobre el nuevo gobierno y sus políticas, e incluyó una sección de biografías ilustradas de los diputados laboristas durante el resto de ese año. Los socialistas valoraban con entusiasmo la llegada al poder de los laboristas. Debemos recordar que los conservadores obtuvieron unos doscientos mil sufragios más que los laboristas, pero, dado el sistema mayoritario electoral británico, los laboristas aventajaron a los tories en diputados en los Comunes: 287 frente a 260, mientras que los liberales se quedaron en 59. Al no conseguir mayoría, Ramsey MacDonald tuvo que contar con el apoyo liberal. Este gobierno duró hasta el año 1931 en plena crisis económica y social. En ese momento, MacDonald, junto con un pequeño grupo de laboristas, decidió aliarse con conservadores y liberales en una suerte de Gobierno de concentración nacional. Pero la mayoría de los laboristas no fue partidaria de esta solución por las medidas excepcionales propuestas por los conservadores para atajar la crisis, ya que afectarían a los obreros y a los desfavorecidos. MacDonald sería expulsado del Partido. Ese Gobierno de unidad duró hasta el año 1935, aunque el premier fue apagándose debido a su mala salud.

En el número del 31 de mayo de “El Socialista” se incluyó en la primera página una crónica de los primeros resultados de las elecciones celebradas el día anterior. Se insistió en que la mayoría del electorado era femenino, con un millón y medio más de votantes. Parece ser, además, que fueron más madrugadoras que los varones a la hora de ejercer su derecho al voto. Debemos recordar que el pleno derecho al sufragio de las mujeres se había alcanzado el año anterior, en 1928, aunque desde 1918 podían votar las mujeres mayores de 18 años. “El Socialista” resaltaba el compromiso a la hora de votar de las mujeres obreras exteriorizando su preferencia laborista. El voto femenino parecía decisivo en el cambio electoral en el Reino Unido, habiendo descolocado los cálculos políticos tradicionales. Al respecto, esta cuestión interesó mucho a los socialistas españoles, porque en el número del 2 de junio, cuando ya se confirmó el éxito de la izquierda, se insertó un artículo donde se planteaban interpretaciones sobre el voto de las mujeres británicas, de las obreras que conocían bien la dura realidad de los hogares. También se aludía a que las mujeres no estaban sujetas al sometimiento religioso, un tema harto interesante porque muy pronto tendría que abrirse el debate en el seno de la izquierda española sobre el sufragio femenino en las Constituyentes de 1931. Por fin, se aludía a la llegada de nueve diputadas laboristas a los Comunes.

En el periódico se insertaban noticias sobre problemas en reuniones de los conservadores, los augurios de los liberales ante la afluencia de electores en las Universidades de Londres y Oxford, la animación en las calles londinenses, con un aumento del tráfico para ir a votar, el empleo de aeroplanos en Manchester para el transporte de electores y candidatos, y ese mismo uso pero con fines propagandísticos en la capital británica. “El Socialista” informó también que no sólo se vaticinaba una alta participación, sino que también había habido más candidatos que nunca.

Los primeros resultados de la noche eran muy alentadores para los laboristas, especialmente en Londres.

Los socialistas españoles se congratulaban a través de “El Socialista” del previsible triunfo del laborismo británico frente al fracaso reciente en las elecciones belgas, pero de forma paralela al éxito socialista en Dinamarca. El órgano del PSOE siempre informó y opinó puntual y exhaustivamente de todas las elecciones con un interés especial en los avances y retrocesos de los partidos hermanos, lo que constituye una fuente harto interesante para estudiar los procesos electorales europeos en clave socialista.

El periódico cerraba el conjunto de noticias de ese primer día con una intensa proclama sobre el avance del socialismo después de tantos sinsabores. Era la hora de la victoria.

En el número del primero de junio de 1929 se hizo un gran despliegue ya con las noticias y datos del éxito de los laboristas en el Parlamento. Se insertó un resumen del programa electoral laborista. En política interior se incidía en las cuestiones del paro, un problema grave en el período de entreguerras en el Reino Unido, la adopción de políticas para aliviar las penurias sociales en las regiones hulleras, la reorganización de la industria, la nacionalización de las minas, una política para el acceso popular a la vivienda en régimen de alquiler, la desaparición de los “slums”, es decir, de los barrios miserables, y el control de precios en los materiales de construcción, el control público de la tierra y la estabilidad de precios agrarios, créditos para los agricultores, salario mínimo, mejora en la legislación sobre prevención de riegos en la industria, reorganización de algunos sectores (algodón y metalurgia), y la aprobación de una legislación antitrust.

En política exterior, los laboristas abogaban por una serie de medidas sobre el desarme y la paz, potenciando la Sociedad de Naciones, intentando que Francia retirara sus tropas de la Renania, y sobre la necesidad de reconocer a la URSS.

En un artículo monográfico se glosó la preocupación laborista por la educación y la cultura, algo que importaba mucho a los socialistas españoles. Se destacaba la defensa del aumento de la edad de la escolarización obligatoria, y la preocupación por la enseñanza de los obreros.

Pero junto a la intensa alegría que desbordaba las líneas de las noticias y crónicas, los socialistas españoles advertían de la intensa responsabilidad que tenían los laboristas que tendrían en el gobierno, en un Reino Unido con problemas económicos y sociales importantes, porque ya no era la potencia de antaño. También se analizaba el papel de los liberales en su equidistancia entre el conservadurismo y el socialismo, y la necesidad de que debían cambiar si querían sobrevivir, acercándose al laborismo. No olvidemos que su concurso era necesario para formar gobierno.

El PSOE y la victoria laborista de 1929