viernes. 19.04.2024
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@Montagut5 | El 10 de diciembre de 1848 era elegido presidente de la Segunda República francesa, Carlos Luis Napoleón Bonaparte (1808-1873).

La Segunda República francesa fue fruto de la Revolución de 1848. El gobierno provisional que nació después de las Jornadas de febrero -22, 23 y 24-, y que desembocaron en la abdicación de Luis Felipe de Orleans, estaba compuesto por miembros de tres grandes tendencias políticas: los liberales y republicanos moderados, representados por Lamartine y Arago, los demócratas y republicanos radicales, con Ledru-Rollin y, por fin, los socialistas, con Albert y, sobre todo, Louis Blanc, uno de los socialistas premarxistas más importantes. Este gobierno elaboró un programa político y social casi inaudito en la Historia, y que reforzaría el carácter social de la Revolución de 1848. En el plano político se proclamó la República y se aprobaba el sufragio universal, así como el reconocimiento de libertades fundamentales como las de prensa y reunión. También se abolió la pena de muerte y la esclavitud en las colonias. En el plano social, todavía más novedoso, se estableció una mayor intervención del Estado que la que pensaron los jacobinos en su momento, ya que se proclamó el derecho al trabajo, la libertad de huelga, la limitación de la jornada laboral a diez horas, y la creación de los talleres nacionales para combatir el paro. Por vez primera se creaba un organismo, el Consejo de los Trabajadores, para discutir los problemas derivados del trabajo.

Pero para muchos clubes políticos y periódicos de la izquierda, así como para los sectores obreros parisinos, el programa del gobierno se quedaba corto, por lo que presionaron con fuerza en la primavera a través de manifestaciones y mítines en los propios talleres nacionales.

En las elecciones de abril a la Asamblea Constituyente ganaron los republicanos liberales. Las razones que explican el triunfo de los sectores más moderados de la Revolución de Febrero tienen que ver con la movilización electoral de una burguesía temerosa de la efervescencia revolucionaria parisina y con el peso electoral conservador del mundo rural francés.

Lamartine inicia el giro conservador de la República. Pretende aligerar la presión social en París a través de un programa de construcciones ferroviarias que de trabajo a los parados y saque de la capital a muchos trabajadores. Pero lo que más le inquieta son los talleres nacionales por dos razones: por su coste económico y porque son centros de propaganda política radical. Esta política es contestada por los obreros con las Jornadas de Junio en París, una insurrección sofocada y duramente reprimida gracias a la actuación enérgica del ministro de la Guerra, el general Cavaignac. Los detenidos ascienden a más de once mil personas, con miles de deportados, heridos y muertos.

Estos hechos de junio aceleraron el giro político y social hacia la derecha, con un gobierno de Cavaignac que gobernó dictatorialmente hasta el mes de diciembre, y con una Constitución autoritaria que otorgaba fuertes poderes al ejecutivo y limitaba o suprimía derechos, como el del trabajo, una conquista de la Revolución. También se suspendieron definitivamente los talleres nacionales y el programa de construcciones ferroviarias como represalia. Por fin, se impuso el control de la prensa y de los clubes políticos de la izquierda.

En las nuevas elecciones legislativas ganaron los sectores políticos más conservadores. Pues bien, Napoleón había llegado a Francia en junio, y ahora había sido elegido diputado en la Asamblea. En las elecciones para presidente de la República Luis Napoleón vence por una abrumadora mayoría sobre Cavaignac. Napoleón contó con el apoyo del voto rural, y desarrolló una campaña electoral donde se prefiguraron algunos elementos propios del bonapartismo, jugando con elementos radicales y también populistas, cuando no demagógicos, apelando a la bajada de impuestos, criticando a los ricos y reivindicando la figura del emperador frente a la propia República. Luis Napoleón era el candidato del orden y de la defensa de los valores religiosos, amenazados por los radicales de la Revolución.

Esta elección demostraba que la República estaba virando de forma ostensible hacia la derecha. En mayo de 1850 se suprimió el sufragio universal y se acentuó el control gubernamental sobre las universidades, los clubs políticos y la prensa. Cuando el presidente deseó revisar la Constitución la Asamblea se negó, provocando un giro en Bonaparte, algo que sería habitual en su forma de proceder en política. Prometió que restauraría el sufragio universal y avisó que podía recurrir al ejército. Se trataba, sin lugar a dudas, de un verdadero pulso político. Disolvió la Asamblea y restableció el sufragio. Además, se detuvo a los parlamentarios reticentes y se cargó en la calle contra la resistencia popular.

Se estaba caminando hacia otro régimen político. Las esperanzas sociales, nacidas del 48, se frustraron. La burguesía tenía miedo a las demandas populares y a una posible revolución social, por lo que se hizo conservadora, promoviendo la conversión de la República en una Monarquía autoritaria en la persona de Bonaparte. Efectivamente, Luis Napoleón dio un golpe de estado el 2 de diciembre de 1851 para ser reelegido presidente de la República, y justo un año después, el 2 de diciembre de 1852, aniversario de la victoria de Austerlitz, se proclamó emperador.

Luis Napoleón, presidente de la Segunda República