viernes. 29.03.2024
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El Patrimonio Nacional gestiona las residencias reales (palacios y sitios reales), bosques, jardines, parques y algunos conventos y monasterios que fueron de patronato regio. Depende del Ministerio de la Presidencia

@Montagut5 | El estudio del patrimonio de la Corona española no es una cuestión fácil de determinar, ya que las fronteras entre el patrimonio personal de cada monarca, el de la Corona y el correspondiente al Estado han sido muy borrosas y cambiantes a lo largo de la Edad Media y el Antiguo Régimen, así como en los inicios de la Revolución Liberal.

En el mundo occidental las distintas Coronas desde la Edad Media podían acudir al modelo romano imperial, como en tantas otras cuestiones, para establecer los límites entre los distintos patrimonios. En el Alto Imperio se intentó delimitar muy claramente lo que pertenecía al erario, al fisco imperial y a la res privata del emperador. Pero la cuestión se fue complicando con el tiempo y se confundieron los patrimonios asociados al cargo imperial con los privados o particulares. En tiempos de los visigodos tampoco estuvieron claros los límites, aunque en el siglo VII se planteó la distinción entre la hacienda del Estado y el patrimonio real, en los momentos en los que se buscaba estabilizar el complicado gobierno del reino de Toledo.

En la Alta Edad Media en Castilla el patrimonio real se componía de dos tipos de bienes. Unos eran pertenecientes a la vinculación aneja a la Corona, y otros adquiridos por los reyes antes o después de entrar a reinar. En la Corona Aragón, por su parte, procedían de las contribuciones y derechos feudales que se aplicaban para el sostenimiento de la Casa Real, de forma parecida en cada reino que componían esta confederación, aunque, al parecer, el patrimonio procedente de Valencia era de mayor consideración.

La Baja Edad Media fue una época en la que los patrimonios reales disminuyeron considerablemente, especialmente en Castilla, cuando los Trastámara hicieron muchas donaciones a la nobleza, especialmente con Enrique II (mercedes enriqueñas), para asegurar su acceso y mantenimiento en el trono, dada la forma en la que accedieron al poder después de una guerra y el asesinato de Pedro I. Los Reyes Católicos frenaron este proceso después de vencer en la última guerra civil castellana, pero el problema se reprodujo con los Austrias, ya que sus inmensas y continuas necesidades económicas debidas a las guerras europeas les hicieron consumir gran parte del patrimonio real, enajenándolo o concediéndolo para recompensar servicios. El patrimonio real que procedía de la Corona de Aragón sufrió menos esta merma debido a las dificultades para disponer libremente del mismo por parte de la Corona. Un aspecto importante en relación con el patrimonio real en tiempos de los Austrias fue la creación de la Junta de Obras y Bosques en 1545 a instancias del príncipe Felipe, para el régimen, gobierno y cuidado de los palacios, alcázares y bosques reales, además de para tratar de la construcción de edificios nuevos, de las obras y reparaciones que hubiera que hacer y para la conservación de los jardines y de la caza, un recurso muy querido de todos los monarcas. Dependía directamente del rey y tenía suprema jurisdicción en materia de gobierno, justicia y gracia (personal) en todo lo relativo al patrimonio regio.

Los Borbones heredaron un menguado patrimonio que, además, generaba más gastos que ingresos. La Junta de Obras y Bosques fue suprimida en 1768, pasando sus funciones a depender de la Secretaría de Estado.

La Edad Contemporánea nace para esta cuestión con el Estatuto de Bayona de 1808 porque establece una clara distinción entre el patrimonio real y el del Estado. El primero quedaría reducido a los palacios y sitios reales, así como a los bosques anejos. Este principio pasará a la España liberal, intentándose establecer la diferencia entre uno y el otro. A partir de 1842 se dan diversos proyectos para suprimir el patrimonio real, generando un intenso debate político y jurídico. Al respecto, se aprobaron leyes en 1865, en 1869 en el Sexenio Democrático, y con la Restauración en 1876.

En tiempos de la Segunda República la Real Casa y Patrimonio de la Corona de España desapareció. Las propiedades pasaron al Patrimonio de la República, según una ley de marzo de 1932. En tiempos de la dictadura franquista pasó a ser Patrimonio Nacional por una ley de marzo de 1940. La democracia cambió esta ley por otra de junio de 1982. El Patrimonio Nacional gestiona las residencias reales (palacios y sitios reales), bosques, jardines, parques y algunos conventos y monasterios que fueron de patronato regio. Depende del Ministerio de la Presidencia.

Historia del patrimonio de la Corona española