martes. 16.04.2024
petroleo

El descubrimiento de que esta vasta zona del planeta, además de guardar gran parte de la historia antigua de civilizaciones fundamentales, brindaba otro tesoro, el petróleo

En los momentos en los que comenzó a tener fuerza el nacionalismo árabe, que se descomponía el Imperio otomano y que las potencias occidentales –Reino Unido y Francia- intervenían en el Próximo Oriente, en los inicios del siglo XX y ya en plena Gran Guerra, la cuestión del petróleo debe tenerse en cuenta. En este trabajo intentaremos dar algunas claves, al respecto.


El petróleo comienza a sustituir al carbón como energía en la Segunda Revolución Industrial. Las primeras perforaciones se hicieron a finales de los años cincuenta del siglo XIX en Pensilvania. Los motores de explosión y el comienzo de la automoción fueron fundamentales para la expansión de este combustible fósil, conocido desde la Antigüedad pero muy poco empleado al no encontrarse una aplicación práctica clara.

El descubrimiento de grandes bolsas de petróleo en el Próximo Oriente es un hecho fundamental en la Historia económica y política de esta zona y del mundo. A finales del XIX se produjo una fiebre por descubrir yacimientos arqueológicos por parte de las grandes potencias europeas, muchos de cuyos restos terminarían en los principales museos británicos, alemanes y franceses, principalmente. Pero este evidente interés arqueológico trajo otra consecuencia, el descubrimiento de que esta vasta zona del planeta, además de guardar gran parte de la historia antigua de civilizaciones fundamentales, brindaba otro tesoro, el petróleo. El interés de las grandes compañías y de los gobiernos occidentales comenzó a pesar en el devenir histórico del Próximo Oriente. La propia Gran Guerra tiene mucho que ver con el petróleo, al menos en esta zona de Asia.

En 1906 se crea la Anglo-Persian Oil Company, que se funda gracias a una concesión del Sha de Persia. En el norte de Irak, en dominio otomano, se descubren importantes yacimientos petrolíferos. Para poder explotarlos era necesario el permiso del Sultán, una concesión de los turcos. La Royal Dutch consigue el correspondiente permiso. En ese momento nacería la Turkish Petroleum Company. La Anglo-Persian no perdió esta oportunidad. Consiguió hacerse con el cincuenta por ciento de las acciones de la Turkish. Los alemanes, a través del Deutsche Bank consiguieron el veinticinco por ciento. El resto de las acciones se repartían dentro de un grupo anglo-holandés, en el que estaba el presidente de la Royal Dutch, y el magnate armenio Gubelkian. Al terminar la Gran Guerra, los británicos consiguieron consolidar su monopolio del petróleo iraní e iraquí, al expulsar al capital alemán de la Turkish para permitir la entrada del francés.

La Primera Guerra y las tensiones derivadas de la Rebelión Árabe paralizaron, en gran medida, la explotación petrolífera de la zona. Pero espolearon el interés por la exploración de nuevos yacimientos en la península Arábiga. Efectivamente, al terminar la contienda, Arabia se convirtió en el tesoro del petróleo. Los británicos quisieron controlar este petróleo fundamental pero encontraron un serio competidor, los Estados Unidos, que terminaron por arrinconarlos. Los norteamericanos se hicieron muy fuertes en Arabia. En 1926 la concesión del yacimiento de Bahrein se otorgó a la Gulf Oil. Y, a partir de entonces, el capital norteamericano consiguió negociar con los saudíes los principales yacimientos. En el período de entreguerras se puso fin al viejo Imperio otomano pero también entró en crisis el imperialismo europeo británico y francés, a pesar de sus mandatos y concesiones. Estaba naciendo una nueva época, muy vinculada al petróleo, y donde Estados Unidos tenía mucho que decir.

La importancia del petróleo en los inicios de la cuestión árabe