viernes. 29.03.2024
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INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia de Navarra en los siglos XVIII y XIX, asistiremos a la creación de cuerpos francos, que serán organizados tanto por parte de la Diputación del Reino como de la Diputación provincial y foral, para atender a las necesidades de orden público que se dan en la provincia.

Estos cuerpos francos presentan una serie de características, que son comunes a todos ellos:

  • Son cuerpos con una duración determinada de tiempo y tienen la finalidad de resolver circunstancias y momentos políticos concretos, o a veces, como contraprestación por quintas militares no realizadas.
  • Son siempre cuerpos de voluntarios, con una estructura y reglamentos militares, donde la oficialidad proviene del ejército, generalmente de los cuerpos de reserva del mismo.
  • El mantenimiento de estos cuerpos a nivel económico corresponde siempre a la Diputación, el armamento y la oficialidad corren a cargo del ejército.

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El “sexenio democrático” es un periodo histórico que se vive con una especial intensidad en la vida política y social del país. En esta época ocurren una serie de hechos como son: la destitución y exilio de la reina Isabel II, la llegada al poder de los Saboya, con Amadeo I, la proclamación de la Iº República con sus dos fases y concluye con la Restauración borbónica y la llegada de Alfonso XII. Todo ello unido a una fuerte crisis económica y social

En este período, se desarrollan tres grandes conflictos bélicos, la tercera guerra carlista, la guerra colonial de Cuba y el problema insurreccional, que significa el intento de desarrollar una nueva estructuración política con la implantación del modelo federalista, en contraposición al modelo centralista, hasta ahora vigente y que acabará con el surgimiento del cantonalismo.

La Navarra del sexenio está inmersa en la tercera guerra carlista, ya que en su territorio la lucha es continua en el campo militar. Al mismo tiempo, hay un fuerte combate ideológico entre el liberalismo y el tradicionalismo carlista.  Es una provincia donde el conservadurismo carlista está muy arraigado y el liberalismo tiene dificultades para su implantación, quedándose en las zonas urbanas.

En el llamado sexenio democrático en Navarra se crean dos cuerpos francos:

  • El Tercio Navarro que se desarrolla desde abril de 1869 a mayo de 1871, cuya finalidad es garantizar el orden público, que se encuentra alterado por el carlismo, pero sobretodo se intenta salvaguardar la propiedad privada, haciendo un papel similar al que desarrollaba anteriormente a la denostada guardia rural.
  • La Guardia Foral empieza como tal cuerpo en enero de 1873 y permanece hasta junio de 1877, se corresponde con el desarrollo más intenso de la tercera guerra carlista y cuya finalidad será apoyar al ejército en su lucha contra los sublevados, para así aumentar su capacidad de respuesta militar.

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EL TERCIO NAVARRO

La Diputación foral y provincial manda al Gobierno Central una exposición solicitando la formación de un Batallón de voluntarios, con un total de 800 hombres a cambio de que quede exenta la provincia en el cupo de la quinta de 1869[1].

Esta exposición hace ver al Gobierno su disposición al atender con prontitud y patriotismo todas las demandas del Estado.  Comunica las dificultades que está encontrando en el desarrollo de la vida social, política y económica debido a la campaña, que los carlistas están desarrollando en Navarra.  De esta exposición entresacamos la siguiente parte que entiendo más significativa:

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“……..las dificultades con que en épocas extraordinarias como la actual se tropieza en el cobro de las contribuciones influidas por la propaganda reaccionaria que se viene haciendo en este país, coloca a esta Corporación provincial en una situación crítica y lamentable de la que sólo podrá salir a favor de medidas activas eficaces y salvadoras.

No desconoce el poder ejecutivo las ideas y los propósitos de los hombres que actualmente constituyen la Diputación de Navarra y por eso mismo harán justicia a su lealtad y a la rectitud y sinceridad de sus aspiraciones.  

Por tanto, se atreve a proponer a su alta y elevada consideración un proyecto que puede conciliar los intereses de esta Provincia con los generales de la Nación.  

Ese proyecto es que el poder ejecutivo ceda la quinta que corresponde a esta provincia en el próximo sorteo, expidiendo las licencias absolutas a los que les toque la suerte de soldados y en cambio de tal cesión, esta Diputación se compromete a sostener a sus expensas un batallón de voluntarios compuesto de 800 a 1.000 plazas, cuya fuerza se dedicará a prevenir insensatos planes y a combatir a los perturbadores del orden público, para cuyo efecto el gobierno central le proporcionará la oficialidad, el armamento y munición; entendiéndose que esta Diputación abonará la diferencia del sueldo que devengan los oficiales en activo servicio sobre los que están de reemplazo y que los individuos de que se compongan el batallón de voluntarios disfrutará del haber de 8 reales y las clases el que proporcionalmente les corresponda y que en caso de que la guerra no estalle y de que fuese inútil el Batallón de voluntarios, se hará una cuenta de prorrateo con el estado, para abonarle los gastos que por esta circunstancia se economicen en la provincia………”

La Diputación publica, el 16 de abril de 1869, un bando por toda Navarra, comunicando la creación del denominado “Tercio Navarro” que lo formarán cuatro compañías de cien hombres cada una, con un salario de siete reales diarios más el uniforme gratuito, que se adopte para dicho cuerpo.

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Como podemos comprobar, este Batallón se ha reducido ya a la mitad de lo propuesto en la comunicación al Gobierno. El salario ha pasado de ocho a siete reales. Esta reducción del número de voluntarios del batallón a mi modo de entender tiene dos explicaciones:

  • La dificultad de conseguir un número tan importante de voluntarios, teniendo en cuenta que en la quinta de 1869 a Navarra le ha correspondido 469 hombres, y sabiendo que no va a aceptar el Gobierno la exención de la quinta, el número de voluntarios a reclutar será entonces de entre 1.300 a 1.500 hombres.
  • Todo ello unido al coste de atender a la quinta y al batallón, de ahí que se reduzca el número de voluntarios y su salario.

El ministro de la Guerra, el general Juan Prim autoriza, el 19 de abril, la constitución del Tercio Navarro. La Diputación nombra jefe del Batallón al capitán José Martínez de Morentin.

La Diputación manda a varios funcionarios a las provincias de Burgos, Soria y Zaragoza, el siete de mayo, con el objetivo de conseguir sustitutos para las quintas de 1869 y para que engrosen las filas del Tercio Navarro.

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La Diputación acuerda el uniforme que portará el Tercio Navarro, el cual constará del siguiente vestuario, junto con el coste de cada prenda.

  • Chaqueta de paño anoguerado………………… 7 escudos 200 milésimas
  • Chaleco de paño anoguerado………………….. 2   “    800    “
  • Corbatín de paño negro………………………...          300    “
  • Pantalón de paño azul…………………………. 4   “    800    “
  • Polainas de paño anoguerado………………….. 1   “    800    “
  • Sombrero hongo negro………………………… 2   “   
  • Morral tela de hilo con sile……………………..          900    “

El coste por unidad del uniforme del Tercio Navarro será de 19 escudos y 800 milésimas, que será sufragado de una sola vez por la Diputación.

Por las actas de la Diputación podemos comprobar cómo hay bastantes pueblos, que solicitan a lo largo de 1869 la presencia del Tercio Navarro en sus municipios como son el caso de Huarte Araquil, Echarri Aranaz, Alsasua, Olazagutia, Ciordia, Elizondo, Aoiz, Echalar, Vera de Bidasoa y Ujué.  

Llama la atención la demanda de los pueblos de la comarca de la Barranca, esto es debido a las alteraciones carlistas que son constantes en esta zona.

El régimen disciplinario, que se adopta en el Tercio Navarro, es idéntico al de las fuerzas militares. Se observa al leer las actas de la Diputación, que las sanciones a los voluntarios de este cuerpo son frecuentes, constando de días de arresto y descuento de salarios.  

La indisciplina que provocan estas sanciones son debidas: al exceso de bebida, insultos a sus superiores, dormir fuera del cuartel, etc, lo que demuestra que no ha habido muchos voluntarios donde elegir, por lo que la permisividad en su alistamiento ha sido total.

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El número de expulsiones en este cuerpo es importante, alcanzando el total de 67 voluntarios, que si lo ponemos en relación con el global de sus componentes es una cifra muy elevada.  Los motivos mayoritariamente corresponden al apartado de malos antecedentes, otros por la continua embriaguez, por camorristas, por pendencieros y por conducta relajada.

De los 67 expulsado, 56 corresponden al mes de agosto de 1869 y todos ellos por la misma causa, malos antecedentes.  Cuando suceden estos hechos es cuando este cuerpo alcanza su máximo número, 200 hombres. El motivo de la sanción se debe a los incidentes que provocaron, el 18 de agosto, en la ciudad de Estella, que origino la protesta de numerosos ciudadanos, debido a la provocación continua de sus miembros. Lo que lleva a que algunas personas llegaran a gritar “viva Carlos VII”. En estos hechos se produjeron algunos disparos que ocasionaron heridas a un miembro de este cuerpo y posteriormente su muerte.

Una semana después, en una reunión en Pamplona, del jefe del batallón, la Diputación y el Comandante en Jefe militar de Pamplona acuerdan la expulsión de aquellos voluntarios que no han tenido un comportamiento correcto.  Esta medida significa dar de baja a más del 25% del batallón.

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En el periodo de actividad de este cuerpo se producen la deserción de ocho voluntarios, que se pasan a las filas carlistas con sus uniformes y armas.

A finales de diciembre, destaca la petición del Ayuntamiento de Ujué por la que se solicita la presencia de una sección del Tercio Navarro debido a la grave situación de orden público, que originan continuamente los carlistas en el pueblo.

Se reúnen, en Pamplona, los miembros de la Diputación con la Comisión de elegidos por los pueblos, el 19 de enero de 1870, para valorar las cuentas del año 1869 y preparar los presupuestos de 1870[2].  En esta reunión se valora la actuación del Tercio Navarro de la siguiente forma:

“La creación de ese cuerpo ha evitado a la provincia graves perturbaciones en su bienestar y tranquilidad, se hubieran suscitado fuertes criticas dadas estas circunstancias en que apareció indeclinable la necesidad de organizarlo, siendo de mucha mayor importancia los males así conjurados, que lo que represente el gravamen, que el sostenimiento de ese cuerpo motiva a los fondos.  

Bajo esta idea y concurrida la circunstancia de que al presente se ha ido distribuyendo la fuerza para el apoyo de las autoridades locales, según la han ido demandando los Alcaldes de varios pueblos, para la conservación del orden, seguridad de las propiedades y auxilio de dichas autoridades, exponen los comisionados su deseo de que continúen ese sistema de servicio local y pueda con el tiempo convertir el Tercio en una Guardia rural que responda al objeto que este nombre expresa”.

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Como puede comprobarse, la valoración, que hacen del funcionamiento del Tercio Navarro, es positiva para los liberales, pues viene a garantizarles el orden público y sobre todo la seguridad de las propiedades privadas. De ahí, que soliciten que se transforme en guardia rural[3], este cuerpo se ha caracterizado por la defensa de la propiedad privada y supone una garantía.  Sin embargo, las clases populares lo desprecian porque les reprime continuamente, por lo que mucha gente rechaza esta transformación.

Para los Comisionados el gasto, que origina el Tercio Navarro, debe considerarse reproductivo, pues consideran que mientras duren las actuales circunstancias de alteración del orden público por parte de los carlistas, republicanos, etc., el más insignificante levantamiento destruirá una parte mayor, que lo que cuesta su mantenimiento.

En la reunión, que se celebra un año después, la Diputación y la junta de Comisionados de los pueblos se realiza el balance del año 1870, así como la preparación de los presupuestos de 1871.  En ésta, muestran su acuerdo con el funcionamiento actual de este cuerpo, como se puede comprobar en las numerosas comunicaciones de las localidades que reclaman él envió de destacamentos, por la utilidad de los servicios que prestan a la autoridad y la protección de las propiedades.

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Plantean al igual, que el año anterior, convertirlo en guardia rural y se solicita que la Diputación proceda a reglamentar convenientemente y a organizar esta institución. Dándose los pasos necesarios para esta conversión.

El comandante del Tercio Navarro, capitán José Martínez de Morentin solicita que se formule un nuevo reglamento con objeto de convertirla en la nueva guardia rural de Navarra.

Como podemos ver, la Diputación apoya esta transformación, pero el 17 de febrero de 1871, toma posesión la nueva Diputación, que ha surgido de las elecciones recientemente celebradas.

La nueva Diputación acuerda entre sus primeras medidas la disolución del Tercio Navarro, el 30 de marzo de 1871. Lo justifica con la siguiente argumentación:

“Considerando la Diputación que han cesado las causas que la impulsaron a formar los Tercios Navarros y por otra parte no perdiendo de vista la imperiosa necesidad que tiene la Corporación de hacer las mayores economías en todos los ramos de la Administración compatibles con el buen desempeño de su cargo, acuerda disolver los expresados Tercios para el día 31 de mayo próximos………”.

La Diputación manda una comunicación al presidente del Consejo de Ministros, el general Francisco Serrano, el 3 de abril, mediante la cual le comunica el acuerdo por el que se suprime el Tercio Navarro[4]. Veamos parte de la argumentación que se utiliza para la justificación de tal medida:

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“….la Diputación de Navarra tanto en su patriótico anhelo de contribuir a la consolidación de los poderes políticos, como en su deber de consolidar la tranquilidad de su provincia, no titubeo en organizar, equipar y mantener a su costa un Cuerpo armado que con el nombre de Tercio Navarro favoreciera y coadyuvara a la realización de aquellos objetos.

Su sostenimiento impuso a los fondos provinciales un gravamen que penosamente han podido soportar y que sin embargo han sobrellevado hasta aquí, si bien con desatención forzosa de otras obligaciones administrativas y económicas teniendo en cambio la satisfacción de contribuir cual lo prueba los servicios de aquel Cuerpo en las temerarias intentonas de los reaccionarios, a que hoy se haya llegado a la situación en que España se mira constituida en la más solemne forma que el derecho público proclama teniendo al frente de la Nación una dinastía que sabrá llenar de altos destinos a que se encuentra llamada, con el concurso de las Cortes cuyas tareas legislativas van a inaugurar.

Cesando por estos motivos ligeramente bosquejados las razones que al tomar la deliberación de crear aquella fuerza presidieron, no pudiendo ya temerse los males inherentes a la interinidad de la pasada época, constituido el país de un modo ultimado y definitivo y sin que por otra parte se abriguen fundados recelos de que al menos localmente se altere la tranquilidad que el país disfruta, la Diputación ha creído llegado el momento de evitar a sus fondos el dispendio del mantenimiento del Tercio”.

El presidente del Gobierno, general Francisco Serrano contesta a la Diputación, el 14 de abril, aceptando la disolución del Tercio Navarro.

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A finales de mayo, el presidente del Gobierno recibe a una Comisión de la Diputación formada por los diputados Ochoa y Jarauta, que se trasladan a Madrid para tratar diversas cuestiones con el Gobierno. Nada más dar comienzo la reunión, el presidente Francisco Serrano les plantea el tema del Tercio Navarro para que permanezca activo más tiempo, diciéndoles[5]:

“…… penetrándose de las razones de conveniencia política y de apremio de las circunstancias actuales, modificasen el acuerdo tomado por la Corporación, de treinta de marzo último en sentido de que la fuerza del Tercio Navarro que en dicho acuerdo se ordeno había de quedar suprimido a treinta y uno de corriente mayo continuase subsistente por lo menos hasta final de octubre”.

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Los Comisionados le contestaron no estar autorizados para tomar tal decisión, pero que la trasladarán a la Diputación para que ésta decida.  Regresan inmediatamente a Pamplona y proponen a la Diputación la petición del general Serrano, defendiéndola. Abierta la discusión, los diputados Camón, Cía, Iñarra y Aldaz exponen[6]:

“…. No creer conveniente para los intereses económicos de la Provincia el prolongar la existencia del Tercio, tampoco encontraban reclamada por sus circunstancias políticas la necesidad del aplazamiento, añadiendo que los deseos del país eran el que se verificase la supresión y estando ya acordada no haría buen efecto el revocarla ni dilatarla, expresando por lo demás que los Diputados que así opinaban tenían muy vivo sentimiento en no poder complacer ni a sus dignos compañeros cuya situación y compromiso respetaban, ni el gobierno a quien confesaban la más completa adhesión”.

Votaron a favor del mantenimiento del Tercio Navarro los diputados Ochoa y Jarauta y en contra Camón, Cía, Iñarra y Aldaz.

Es de destacar, que mientras en la anterior Diputación todo se aprueba por unanimidad, esta nueva Diputación salida de las nuevas elecciones, siempre se producen grandes debates y se suele realizar con frecuencia divisiones en las votaciones cuando los temas son importantes[7].

La Diputación comunica mediante un escrito al presidente del gobierno su decisión de suprimir el Tercio Navarro[8].

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El 31 de mayo, el comandante de este cuerpo, capitán José Martínez Morentín comunica a la Diputación, que ha quedado disuelto el Tercio Navarro.

CONCLUSIÓN

Podemos decir, que el Tercio Navarro cumple aceptablemente con la finalidad que los liberales navarros quisieron darle, a pesar de la escasez de su número y de sus limitaciones, que supone el corto tiempo de funcionamiento.

Composición en número de voluntarios y su coste anual

EL TERCIO NAVARRO

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Elaboración propia. Fuentes: Archivo Administrativo de Navarra.

FUENTES ARCHIVÍSTICAS

ARCHIVO GENERAL DE NAVARRA

LIBRO DE ACTAS DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL


[1] A.G.N. Libro de Actas nº 76 de la Diputación foral y provincial, de cuatro de abril de 1869

[2] A.G.N. Libro de Actas, nº 78 de la Diputación foral y provincial, de treinta y uno de diciembre de 1870.

[3] La guardia rural había sido un cuerpo que anteriormente se encargaba de la defensa de la propiedad privada en el campo.  Este cuerpo era muy aceptado por la clase de los propietarios, pero no así por el pueblo llano que temía su carácter represivo.

[4] A.G.N. Libro de Actas de la Diputación foral y provincial, de tres de abril de 1871.

[5] A.G.N. Libro de Actas nº 77 de la Diputación foral y provincial, de veintisiete de mayo de 1871.

[6] A.G.N. Libro de Actas nº 77 de la Diputación foral y provincial de treinta de mayo de 1871.

[7] La adscripción política de los miembros de esta Diputación es:

Vicepresidente: Barón de San Vicente Ferrer (liberal moderado cercano al carlismo).

Vocal: Bernardo Iñarra (liberal moderado)

Vocal: Tomás Cía (liberal moderado cercano al carlismo)

Vocal: Joaquín Jarauta (liberal moderado)

Vocal: Gumersindo Ochoa (liberal progresista)

Vocal: Esteban Camón (liberal progresista cercano al republicanismo).

Vocal: Miguel Aldaz (liberal progresista cercano al republicanismo)

[8] A.G.N. Libro de Actas nº 77 de la Diputación foral y provincial, de treinta de mayo de 1871.

Cuerpos francos en Navarra 1869-1877 Iº