miércoles. 24.04.2024
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Pablo Iglesias consideraba como una gran tragedia la lucha, calificada también de sangrienta, que habían emprendido los Imperios Centrales, representantes genuinos del más puro militarismo, contra las potencias democráticas

En los estertores de la Gran Guerra, el viejo líder socialista español publicó una columna en El Socialista, en la que reflexionó sobre las consecuencias del conflicto bélico, y en las que, de nuevo, volvió a salir su declarada oposición a los Imperios Centrales y su favorable disposición hacia los aliados, pero, sobre todo, servía para augurar el triunfo del socialismo.

Pablo Iglesias consideraba como una gran tragedia la lucha, calificada también de sangrienta, que habían emprendido los Imperios Centrales, representantes genuinos del más puro militarismo, contra las potencias democráticas. Pero esa lucha iba a terminar ya -el artículo es del 17 de octubre de 1918- con la derrota de aquellos.

Bien cierto que la derrota no suponía que la Humanidad se iba a ver libre de todas las opresiones e injusticias, pero auguraba que se abrirían caminos para que en un breve espacio de tiempo se terminase con la opresión del hombre por el hombre. En este sentido, es interesante aludir a que unos pocos días después el órgano de expresión del PSOE publicaría otro artículo en la misma línea sobre el previsible triunfo del socialismo en un futuro no inmediato, pero tampoco muy alejado en el tiempo.

¿Qué consecuencias traería el final de la Primera Guerra Mundial? El análisis de Pablo Iglesias aunaba clarividencia, como cuando aludía a la caída de las viejas monarquías, pero también planteaba consecuencias que no se cumplirían, o que, pareciendo que se cumplieron, lo fueron durante muy poco tiempo, como en relación con el debilitamiento del militarismo, o sobre el fin de las fuerzas “defensoras de lo caduco” que, siendo cierto, ya que 1918 supuso la total liquidación de las pervivencias del Antiguo Régimen, terminarían transformándose esas fuerzas, en cierta medida, en nuevas fórmulas de dominación como el fascismo italiano. Por otro lado, Pablo Iglesias vaticinó la nacionalización de muchas empresas, reduciéndose el poder del capitalismo, pero la intervención del Estado en la economía no supuso un debilitamiento del sistema capitalista. También se reduciría ese poder, siempre según nuestro protagonista, con los cambios fiscales que se vaticinaban. En esto su visión sí parece de muy largo plazo, más propia del final de la otra Guerra Mundial, pero eso ya no lo pudo ver Pablo Iglesias, fallecido en 1925.

La extensión de la enseñanza fortalecería al proletariado, una cuestión harto compleja. Las fuerzas del socialismo se verían incrementadas con el pujante papel de la mujer, después del esfuerzo que había realizado. En este punto, de nuevo, la situación es compleja. Por un lado, Pablo Iglesias es claramente consciente que la mujer ha jugado un papel fundamental en la guerra, en la victoria de los aliados, en su esfuerzo económico, y eso traería consecuencias sobre los derechos de la mujer, pero, ¿eso favoreció exclusivamente el desarrollo de la fuerza del socialismo?

También vinculaba el cambio social al innegable avance científico que se había producido durante ese tiempo, pero, tanto podía ser aplicado para regímenes colectivistas, como fascistas, como democráticos.

Para Pablo Iglesias el horror generado por los millones de víctimas, por los mutilados y por el ingente gasto económico generado tenían que influir en la mayoría de ciudadanos del mundo, con el fin de hacerles razonar sobre las causas que habían generado tamaña barbaridad, y eso favorecería el desarrollo del socialismo. Pablo Iglesias siempre mantuvo su inquebrantable fe en la necesidad de enseñar las ideas socialistas, de mostrar las causas profundas de los desastres que generaba el sistema capitalista con la explotación económica y social, pero también con la guerra, en la tarea de ayudar en la formación de la conciencia de clase. Este artículo es un ejemplo entre los cientos y cientos de escritos que publicó.

Se puede leer el texto en el número 3368 de El Socialista. También podemos leer un artículo del autor de la presente pieza titulado “La paz para los socialistas españoles en octubre de 1918”, publicado en noviembre de 2018 en la revista “Las Nueve Musas, y que se basa en el artículo que se publicaría en el número 3370 de El Socialista.

No olvidemos que para profundizar sobre el debate interno socialista español sobre la Gran Guerra debemos acudir a la monografía de Santos Juliá, Los socialistas en la política española, Madrid, Taurus, 1997.

Las consecuencias de la Gran Guerra para Pablo Iglesias Posse