viernes. 29.03.2024
fraanco
Francisco Franco y Carmen Polo. (Foto: Público)

La Constitución de 1931 establecía en su artículo 25 que el Estado no reconocía distinciones y títulos nobiliarios

@Montagut5 | Según la Ley de Sucesión de 1947, España se constituía en Reino, aunque, como bien se sabe, sin rey en ese momento. Un Decreto de 4 de junio de 1948 establecía que todas las referencias que en la legislación se hacían al rey y a la Monarquía se atribuían al jefe del Estado. Tenemos que tener en cuenta que la Segunda República había abolido los títulos nobiliarios. La Constitución de 1931 establecía en su artículo 25 que el Estado no reconocía distinciones y títulos nobiliarios. En todo caso, al terminar la guerra esta abolición finalizó de hecho en toda España, aunque hubiera que esperar a la Ley de 1947 para que fuera de derecho y se estableciera la nueva normativa.

Así pues, Franco decide conceder títulos nobiliarios como habían venido haciendo desde tiempo inmemorial los monarcas de las distintas Casas Reales que ha habido en España y en los reinos medievales, además de reconocer algunos de los títulos de origen carlista. Estos títulos servían para premiar a personajes leales al franquismo: militares que se hubieran destacado en la guerra, civiles que hubieran realizado servicios a favor de la causa, o personajes fallecidos. También, concedió la Grandeza de España, el máximo honor para un noble en España. Fueron los casos, entre otros, del marquesado de Dávila, concedido al general y comandante en jefe del frente norte a la muerte de Mola y luego ministro de Defensa Nacional y del Ejército, Fidel Dávila Arrondo en 1951, o el del condado de Rodezno (1952) a favor de Tomás Domínguez Arévalo, primer ministro de Justicia de Franco y destacado miembro de la familia carlista.

Algunos de los títulos concedidos fueron los siguientes:

Duque de Primo de Rivera a José Antonio, a título póstumo.

Duque de Mola al general Emilio Mola, a título póstumo.

Duque de Calvo Sotelo a Emilio Mola, a título póstumo.

Conde del Alcázar de Toledo al general José Moscardó.

Marqués de Queipo de Llano al general Gonzalo Queipo de Llano.

Conde de Arruga al oftalmólogo Hermenegildo Arruga

Conde de Arteche al presidene del Banco de Bilbao, Julio Arteche.

Marqués de Varela de San Fernando al general Enrique Varela.

Marqués de Santa María de la Almudena, al nuncio de Su Santidad en España, cardenal Federicho Tedeschini.

Conde de Fenosa a Pedro Barrié de la Maza, presidente de Fenosa.

Marqués de Suances a Juan Antonio Suances.

Condesa del Castillo de la Mota a Pilar Primo de Rivera.

Marquesado de Ramón y Cajal, al Nobel Santiago Ramón y Cajal, a título póstumo.

Baronesa de Camporredondo a María Samaniego y Martínez-Fortún, suegra de José Antonio Girón, y que había perdido al marido y a tres hijos varones en Madrid durante la guerra, asesinados.

En los últimos años del franquismo destacaron las siguientes concesiones:

Duque de Carrero Blanco a título póstumo, en 1973, a Luis Carrero Blanco

Conde de Maeztu, a título póstumo, en 1974, a Ramiro de Maeztu

Duque de Cádiz con tratamiento de Alteza Real a Alfonso de Borbón y Dampierre, y a su esposa, Carmen Martínez-Bordiú. Este caso fue especial, ya que, este título, además de su origen tardomedieval, estaba asociado a personajes de la Casa Real desde el siglo XIX. Al parecer, se habló con el príncipe Juan Carlos para que su padre -el conde de Barcelona- concediera un título propio de la Casa Real a su sobrino, y se eligió éste, con motivo de la boda con la nieta del dictador. Franco, por su parte, por un decreto permitió que pudiera usarlo en España.

Por otro lado, se autorizó a Pilar de Borbón en 1967 para que pudiera utilizar el título de duquesa de Badajoz, concedido por el conde de Barcelona.

Por fin, no olvidemos que Juan Carlos nunca fue príncipe de Asturias, el título que ostentan los herederos de la Corona en España, sino príncipe de España, que obtuvo en 1969. Franco nunca se atrevió a conceder títulos propios de la Casa Real, como hemos visto, y, además, era una forma de desvincular la Monarquía que deseaba de la existente hasta el final de Alfonso XIII.

Parte de la información sobre los títulos ha sido consultada en el libro de Justino Sinova y Joaquín Bardavío, Todo Franco. Franquismo y anti-franquismo. De A a la Z. (2000).

La concesión de títulos nobiliarios por Franco