jueves. 28.03.2024
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“Casi igual, pero muy distinto”, así es cómo entiendo el nuevo Código del Trabajo de Vietnam que ha entrado en vigor el 1 de enero de este año, modificando el anterior de 2012.

Hace pocos días comenté este nuevo Código de Trabajo de Vietnam partiendo de las notas que al respeto aparecieron en la prensa internacional y en la propia prensa vietnamita. Luego encontré su traducción de Google y me ha parecido suficientemente inteligible como para aventurarme a una opinión más amplia sobre sus contenidos, tanto por lo que significa para el propio país como por lo que pueda representar como síntoma de lo que podría producirse en China y Cuba, dos experiencias políticas que siguen siendo de indudable interés en todo el mundo, particularmente para las personas que hemos participado en experiencias políticas de izquierdas y sindicales. Puede constituir también una referencia en el convulso mundo del sudeste asiático, agravado por el nuevo golpe militar en Myanmar

El nuevo Código del Trabajo de Vietnam significa para este país un avance muy importante en el ejercicio de libertades individuales y colectivas, concretamente de la libertad sindical.

Comparando los contenidos de los textos de 2019 y de 2012 podría concluirse que son casi idénticos. Podría también sorprender que con tan pocas variaciones se necesitara un largo periodo de deliberaciones para modificar el de 2012, y luego se aplazara más de un año su entrada en vigor, hasta el 1 de enero de 2021.

Con 220 artículos reordenando los 242 anteriores, encontramos similares regulaciones de casi todo. Sigue prácticamente igual la regulación de la jornada de trabajo de 48 horas semanales (art. 105), incorporando la voluntad de ir hacia las 40 para lo que se “alienta” a trabajadores y empresarios. Mantiene el máximo de horas extraordinarias (art. 107) hasta 200 anuales (pero 300 en muchos sectores industriales, la industria del vestido entre ellas), con un nuevo límite de 40 al mes frente al anterior de 12 a la semana. Establece un festivo anual más con ocasión de la Fiesta Nacional (art. 112). Incorpora un progresivo aumento de las edades de jubilación (art. 169) de 60 a 62 años para los hombres y de 55 a 60 para las mujeres, a razón de 3 meses cada año para ellos y 4 meses anuales para ellas, reafirmando la posibilidad de seguir trabajando las personas jubiladas con la percepción en tal caso de pensión y salario, explicable por las reducidas pensiones vigentes en este momento. Una medida coherente con lo que sucede en este país, como en general en todo el planeta, con, entre otras, el incremento de la esperanza de vida, que ha pasado de 59 años en 1960 a 75 en 2018. En muchos artículos del texto se prevé una más detallada regulación por parte del Gobierno, o se delega la última decisión al “Tribunal Popular”.

Es ciertamente interesante que se hayan incorporado en su art. 3 las definiciones de la discriminación y del acoso sexual, “prohibidos” en las relaciones laborales en el art. 8, aunque no se haya aún desarrollado cómo se gestiona.

Sin embargo, lo más significativo en mi opinión es el importante avance en la libertad sindical que se traduce en unas pocas líneas de su redactado. Pocas líneas para una novedad que puede resultar trascendental en la organización de la clase trabajadora vietnamita. Mi valoración deriva tanto de la consideración del nuevo texto como de las apreciaciones que resultaron de mis viajes al país desde 2009, el último de ellos en 2016.

Una consideración aún: las modificaciones plasmadas en el nuevo Código del Trabajo se inscriben en el proceso iniciado en 1986 con el denominado “Doi Moi” (renovación), que suponía en sus inicios seguir la senda del impulsado por Deng Xiaoping en China con su “reforma y apertura” desde 1978, caracterizada en ambos países como “economía de mercado orientada hacia el socialismo”. Vietnam (aún no China) parece haberla desarrollado incorporando la libertad sindical de base en la organización de la clase trabajadora, pieza básica se supone en la construcción de la sociedad socialista.

Como señalé en el primer comentario del tema, la modificación legislativa sobre la organización sindical se limita a establecer en su Capítulo XIII, artículo 170, el derecho de los trabajadores a organizarse libremente a nivel de empresa en “sindicatos de base”. Unos sindicatos de empresa que pueden adherirse o no, por su propia y libre decisión, según su artículo 172, a la Confederación General de Trabajadores de Vietnam (CGTV), ésta sí comprometida por sus normas a seguir las directrices del Partido Comunista, partido único y, como en China, columna vertebral del país.

Unas pocas líneas que pueden suponer un cambio radical a corto plazo. De hecho, ya era así en la práctica en muchas ocasiones, como pude comprobar desde 2009 en bastantes empresas en las que la pertenencia de su sindicato de base a la CGTV, aunque sobreentendida según la legalidad del país, no era asumida, y en muchos casos ni conocida, por los trabajadores, y en bastantes ocasiones ni por los dirigentes de la propia estructura sindical de empresa. El artículo 171 subraya que todos los sindicatos de base son iguales ante la ley, lo que, entre otras cuestiones, supone para todos, inscritos en la CGTV o no, el derecho de negociación colectiva de empresa y de convocatoria de huelga. La regulación de la negociación colectiva sectorial resulta imprecisa y de hecho posibilitaría alguna forma de participación de los sindicatos de base autónomos, lo que puede ser importante por la primacía de la negociación sectorial sobre la de empresa.

La desaparición de una complicada regulación (ciertamente poco aplicada en la última etapa) para la elección de los dirigentes sindicales de empresa y dejarlo a las normas que éstos se darán, supone de hecho eliminar la anterior posibilidad de dificultar su libre elección. La legislación vietnamita lo ha complementado con una curiosa e interesante norma, estableciendo que los miembros de los órganos de dirección empresariales (“empleados gerenciales”) no pueden participar en estas organizaciones sindicales de base, limitando así la capacidad de injerencia de las empresas en la actividad sindical, lo que estaba siendo un problema importante tanto en Vietnam como (más aún) en China.

Merece señalarse sin embargo que no se modifica el farragoso procedimiento para la declaración de huelga, un derecho reconocido ya en el primer Código del Trabajo de 1994 en su artículo 7.4, con la única y no despreciable novedad ahora de que puedan declararla organizaciones de base ajenas al sindicato oficial. Sin embargo, ya en 2011 la mayoría de huelgas no respetaban tal normativa, como reconocía la propia prensa oficial y como nos comentaron los trabajadores en varias de las fábricas visitas. A ello me he referido ya en anteriores trabajos sobre Vietnam; algunas cifras, oficiales también, al respecto recogí (notas 1 y 2); otras aportadas por la OIT (3). A todo ello, y a un interesante artículo al respecto del periódico oficial en lengua inglesa ‘Vietnam News’ del 5 de noviembre de 2016, nos referimos Víctor Garrido y yo en el antes mencionado informe sobre nuestro viaje al país.

El nuevo Código del Trabajo no establece, aunque tampoco rechaza, la libertad de organización más allá de los centros de trabajo, como sería la posible coordinación de los sindicatos de base al margen del sindicato oficial y único.  Como señalé en el anterior trabajo al respecto, el ejercicio de la libertad sindical de base ahora aprobada y su potencial desarrollo, supone un serio reto para la construcción de un sindicalismo unitario, de la unidad de la clase trabajadora desde la libertad de asociación, un problema esencial y permanente del movimiento sindical.

Sin embargo, aunque no hayan llegado aún éste y otros ajustes sin duda pendientes, y que la vida desborde diariamente la norma, el paso dado con las pocas líneas que abren la libertad sindical en los centros de trabajo, creo que permite afirmar lo dicho en el anterior trabajo: un soplo de libertad llega desde Vietnam. Y si lo ahora aprobado se aplica sin restricciones, si este país sigue avanzando en la senda trazada, si la acción social sigue por delante de lo establecido en la norma y ésta sigue adaptándose a la vida, será sin duda una experiencia a considerar en este complejo momento, cuando casi cada día nos preguntamos si será posible el anhelado futuro expresado por el ya histórico eslogan de “otro mundo es posible”.


(1) Vietnam - sindicalismo - huelgas
(2) Huelgas en Vietnam
(3) Huelgas en Vietnam

Vietnam 2021: casi igual, pero muy distinto