jueves. 28.03.2024
vvon

La candidata a dirigir la Comisión Europa, el órgano ejecutivo de la Unión, es otra mujer de hierro, que sus modales suaves y su aurea de científica (física de formación) apenas pueden ocultar.

Independiente de juicio, no ha coincidido siempre o por completo con Angela Merkel, pero su popularidad en amplias capas del electorado conservador, pese a sus orígenes plutocráticos, le han mantenido en primera línea.

Algunos analistas comentaron con malicia que al nombrarla Ministra de Defensa en 2013, Merkel le había lanzado un regalo envenenado, ya que la reforma de la Bundeswehr se antojaba como uno de los dossiers más espinosos que el gobierno alemán tenía por delante. Las rigideces presupuestarias de la austeridad fundamentalista alemana limitaba el proyecto de la modernización de las fuerzas alemanas y el compromiso con Washington, en dilación permanente, de elevar el gasto militar. Ambas pretensiones siguen pendientes. 

No siendo la diplomacia su mejor habilidad, Von der Leyen tendrá que imponer su tenacidad. De confirmarse su nombramiento, podría decirse que, en lo sucesivo, la mujer fuerte alemana no estará en Berlín, sino en Bruselas

A Ursula no le asustan las confrontaciones duras. Ha defendido posiciones difíciles, algunas de las cuales pusieron notoriamente en riesgo la estabilidad de ediciones anteriores de la gross koalition con los socialdemócratas. 

Madre de siete hijos, enarboló la bandera de la natalidad como proyecto estratégico del país para afrontar el problema del envejecimiento nacional, en cuando accedió a la cartera de Familia y asuntos sociales, en 2013. Con un índice de 8 nacimientos por cada 1.000 habitantes, Alemania soporta la tasa de natalidad más baja de su historia. Von der Leyen defendió con pasión que madres y padres debían recibir un estímulo material significativo para hacer realidad el principio de la conciliación familiar-laboral. 

Hija de un alto funcionario comunitario (Ernst Albrecht, luego jefe del gobierno de Baja Sajonia), la futura presidenta de la Comisión Europea es una europeísta convencida. Ha llegado a proclamar que aspira a ver un día los “Estados Unidos de Europa”, una especie de superestructura federal al modo suizo, norteamericano o... ¿por qué no?... alemán, para escarnio de prominentes correligionarios democristianos.

Hace unos años, Ursula Von der Leyen parecía la candidata anunciada para suceder a Angela Merkel al frente de la CDU y, consecuentemente, la mejor situada para convertirse en la futura canciller federal. Pero nunca consiguió gozar de la confianza de notables dirigentes de su partido: barones y varones. Finalmente, Merkel optó por otra mujer como delfín (a), la en ese momento Jefa del Gobierno en el Sarre, Annegrette Kramp-Karrenbauer, una mujer más de aparato, más sujeta a la línea del partido.

A pesar de su “independencia” y de ciertas posiciones límite, Von der Leyen se ha mantenido en primera línea política. Esta “oportunidad” le llega con 60 años cumplidos y una experiencia contrastada. El turbulento panorama político europeo, agravado por su forzada candidatura para el cargo (junto con los otros que le acompañan), a expensas del Parlamento, al menos formalmente, augura tiempos incómodos. No está claro que los Verdes voten a su favor (más bien debe esperarse lo contrario) y hay que ver si funcionará la consigna de voto en los socialdemócratas, bastante descontento con el apaño de los líderes. No siendo la diplomacia su mejor habilidad, Von der Leyen tendrá que imponer su tenacidad. De confirmarse su nombramiento, podría decirse que, en lo sucesivo, la mujer fuerte alemana no estará en Berlín, sino en Bruselas.

Ursula Von Der Leyen: otra mujer de hierro en la Unión Europea