sábado. 20.04.2024

En diciembre del 2017 fue inaugurado el campo de futbol a que se le dio el nombre de Doctor Sócrates. El campo está dentro de la Escuela Nacional Florestan Fernandes, del MST, en el municipio de Guararema, cerca de la ciudad de Sao Paulo.

El partido inicial fue jugado entre el equipo de los amigos de Lula en contra del equipo de los amigos del MST.  Fue un duro partido, y a pesar de que el equipo de Lula contó con Chico Buarque, entre otros cracks, el juego terminó empatado. Lula hizo un gol, de penal.

El año pasado no hubo partido, porque el capitán de uno de los equipos estaba arbitrariamente detenido en Curitiba. Aunque pidiera licencia, seguramente no le darían licencia para comandar su equipo, por desconocer la importancia del evento. No hubo partido, una razón más para que termináramos el año tristes.

Este año, con Lula libre, pudimos recomponer nuestro equipo y el partido se realizó finalmente el domingo 22,   en vez  del sábado, para no robar audiencia de la final de la Champions, en que jugaba Flamengo. Hubo transmisión directa para la redes.

Jugamos, al igual que hace dos años, bajo un sol inclemente, con un gran contingente de  combatientes de décadas en la militancia política. No hubo control antidoping.

Lula ha demostrado que el encierro no le mermó las condiciones ni físicas ni técnicas. Jugó  como si no hubiera estado sin jugar, por persecución jurídica, durante 20 meses. Nosotros hemos tratado de acompañarlo, cada uno con su ritmo, sus condiciones y sus técnicas.

Tal como estuvo previsto, el partido se inició a las trece horas, bajo sol de verano. Comenzó con ritmo relativamente lento, para que administráramos nuestras energías. Cada equipo, felizmente, ha contado con un elenco numeroso, dada la fuerza de la izquierda, lo cual ha posibilitado variaciones tácticas y ahorro de energía física. Una novedad importante fue la participación de mujeres, entre ellas la viuda de Marielle.

El estadio, con capacidad para 4 mil personas, lleno. Un público entusiasta, que cantaba todo el tiempo, para alentarnos. Antes del inicio, algunas breves palabras de Joao Pedro Stedile, el dirigente histórico del MST, de Lula y de Chico Buarque. Chico hizo un pedido especial: Solicito, a los defensas del equipo del MST, que mantengan a Lula libre.

Otras referencias similares estaban en carteles en la hinchada: “Pase la pelota para Lula, porque Lula está libre!”. “Yo no he visto jugar a Pele, ¡pero he visto jugar a Lula!”

Jugaban, entre otros, además de los mencionados, Fernando Haddad, Afonsinho – el primer jugador de futbol brasileño político -, músicos como Chico Cesar, gente como yo y mi hijo Miguel, entre tantos otros. Se alargó el partido todo el tiempo para que todos pudieran jugar.

Lula sufrió por un penal, lo cobro y abrió así el marcador. El equipo del MST empató y, al final, Chico Buarque hizo el gol que dio la victoria a nuestro equipo. Fue un juego muy disputado, contando con un gran cronista deportivo como árbitro, que utilizó la tarjeta roja, que en un juego así sería una referencia positiva.

Al término del partido, “un arroz a carreter” servido para las cuatro mil personas presentes, en el lugar que la Escuela del MST usa para las personas que hacen cursos de formación. Fue un domingo lindo, alegre, inolvidable para todos que estuvimos allá, mas todavía para los que hemos demostrado que mantenemos nuestra combatividad y nuestra técnica también dentro de las cuatro líneas del excelente gramado del estadio Doctor Sócrates. Con el encuentro con intelectuales y artistas el día 18 en Rio de Janeiro y con ese partido y esa fiesta del día 22 en la Escuela Florestan Fernandes del MST, Lula cerró con golazo este duro año del 2019, apuntando hacia perspectivas bastante mejores para el 2020.

Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

Golazo de Lula