jueves. 28.03.2024
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Foto: Twitter @spiltcoco

Tal como lo denunciara Martin Luther King II en 2013, “en Estados Unidos el color de la piel continúa siendo una licencia para arrestar, detener e incluso asesinar a alguien”. Desde la sentencia pronunciada por el hijo de aquel reverendo que luchó por los derechos del hombre negro, la violencia policial contra ciudadanos afroamericanos se ha incrementado, y ahora se visibiliza a través de las redes sociales.

Esta vez la víctima del odio racial ejercida por un policía de Minneapolis fue George Floyd, que suplicó por su vida mientras el agente lo mantenía inmovilizado, aplastándole el cuello contra el suelo. “No me mate. No puedo respirar”, fue lo último que a Floyd se le escuchó decir. Horas más tarde falleció en el centro de salud Condado Hennepin. El hecho ocurrió el lunes, aunque la ola de protestas que se desató de costa a costa de los Estados Unidos se inició inmediatamente  después de que se hicieran públicas las imágenes del crimen a través de las redes sociales. Y la llama de las tensiones raciales volvió a avivarse.

En 2006 el FBI publicó un informe llamado “La infiltración del supremacismo blanco en la aplicación de la ley”. Este informe pormenoriza en cómo los grupos supremacistas blancos ocupan los departamentos de policía

El video que da cuenta del suceso fue grabado por una transeúnte con su teléfono móvil en mitad de la calle. En este se puede ver a un agente, identificado por las autoridades locales como Derek Chauvine2arrestando a un hombre de raza negra y utilizando una técnica que está prohibida por la policía local. Según el parte policial, los agentes encontraron al hombre drogado en el interior de un auto y al ordenarle que saliera, éste se habría resistido al arresto. La declaración oficial sostuvo en esa primera instancia  que los oficiales notaron que Floyd presentaba “dificultades médicas” y llamaron una ambulancia. Pero el video subido a las redes demuestra que uno de los policías aplasta contra el asfalto el cuello del hombre, esposado ya en la calle.  El agente ignoró las advertencias de los transeúntes: “¡Vais a matarlo“! “¡Ni siquiera se está moviendo!”, “¡Tomale el pulso!”, “¡Lo estás disfrutando!”.

Este nuevo asesinato racista ha desatado grandes movilizaciones en los Estados Unidos. Facebook Live fue la ventana a través de la cual quedó expuesta la brutalidad y el odio de una fuerza policial siempre dispuesta a desvincularse de toda responsabilidad bajo la excusa de la “resistencia a la autoridad”.  “Las vidas negras importan”, “No podemos respirar”, fueron algunas de las consignas proclamadas por las miles de personas que se movilizaron en Minnesota. El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, criticó la brutalidad del accionar policial. “Durante cinco minutos vemos cómo un agente blanco apretó su rodilla en el cuello de un hombre negro. Cinco minutos. Cuando uno escucha que alguien clama por socorro, se supone que hay que socorrer”.

El crimen de Floyd no hace más que reafirmar el racismo estructural que las políticas de Trump no han e1hecho más que avivar. Los  afroamericanos en Estados Unidos siguen condenados por su color de piel. “La visión de un hombre negro ejecutado no escandaliza a nadie. ¿Por qué? Porque pegarle un tiro a un negro está lejos de resultar chocante. Es algo normal, natural”, afirmaba el documentalista y escritor Michael Moore en su libro “Estúpidos Hombres Blancos”.  Y así lo demuestra el creciente número de víctimas. En 2019, 58 afroamericanos fueron brutalmente asesinados por la policía. Ninguno de ellos portaba un arma al momento de la detención ni se habían resistido al arresto. La preocupación es mayor si se tiene en cuenta el incremento de agentes que pertenecen a grupos supremacistas. Históricamente los departamentos de policía fueron un instrumento para reforzar la segregación y otras prácticas racistas. La propia Oficina Federal de Investigación (FBI),  advirtió  sobre las relaciones entre los supremacistas blancos y los departamentos de policía. En 2006 el FBI publicó un informe llamado “La infiltración del supremacismo blanco en la aplicación de la ley”. Este informe pormenoriza en cómo los grupos supremacistas blancos ocupan los departamentos de policía para obstaculizar las investigaciones y reclutar oficiales con ideas afines. Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca la violencia policial contra la comunidad afroamericana en las regiones más pobres del país ha ido en aumento, al igual que las detenciones arbitrarias denunciadas en Human Right Watch.

El crimen de George Floyd reaviva las tensiones raciales