sábado. 20.04.2024

estevePocas veces tan merecida una Medalla Castelao como la que acaba de otorgarle la Xunta de Galicia a Xerardo Estévez, que fue alcalde de Compostela entre 1983 y 1998, con el paréntesis de un año 1986-1987, en el que el PP le desbancó momentáneamente con una moción de censura.

En la Compostela de hoy, por desgracia, se contabilizan baches. Xerardo Estévez, en cambio, logró hacer que Compostela soñara –y alcanzara su sueño- de ser una referencia cultural y urbanística para España y para Europa. Llegó a ser Capital Europea de la Cultura en el 2000, en una original fórmula colaborativa y solidaria de compartir dicha capitalidad con otras ocho Ciudades. Un modelo a través del cual Xerardo Estévez situó la capital de Galicia en una fecunda red cultural europea.

Convirtió el casco Histórico de Compostela en un modelo de protección y dinamización urbanística. Y de rehabilitación arquitectónica, haciendo de él una Ciudad habitada. Y en una Ciudad donde repiten que “la lluvia es arte”, logró que el Arte y la Cultura se convirtieran en una lluvia fina y constante. Y alcanzó en 1993 el culmen de civilizar Santiago, cuando fue capaz de convertir aquel año Xacobeo en Año Compostelano. “Ven a Santiago, descubrirás Compostela”, rezaba el lema que no defraudaba: raro fue el día durante aquellos doce meses en el que el viajero no encontrara en Compostela la oportunidad de asistir a una exposición, a un concierto –fuera el que fuera su ámbito musical-, a una conferencia, o a cualquier actividad cultural.

Y ahí quedaron diversos “contenedores” culturales a los que durante todos aquellos años se les supo dar contenidos. Diferencia con ese “magnífico” cascarón vacío –posterior a su época- de la Ciudad de la Cultura a la que todavía andan infructuosamente buscando utilidad. Y afortunadamente perviven citas culturales inventadas en aquellos años. Como Cineuropa, que permite que, durante varias semanas de cada noviembre, se puedan conocer muchas decenas de películas del mejor cine europeo e internacional.

Por supuesto que podría también realizar algunos análisis críticos, porque ni la medalla Castelao le hace a uno perfecto. Pero ahora es el momento de celebrar las muchas aportaciones positivas de Xerardo Estévez y de sus Equipos, que encumbraron Compostela. Celebración cargada de nostalgia desde el devaluado contraste de hoy, pero llena también de la esperanza de que seamos capaces de hacer volar de nuevo una imaginación urbana y ciudadana, y de atrapar y concretar otro creativo sueño como el que durante quince años llenó de magia a Compostela.

Xerardo Estévez: Cuando Compostela soñaba