viernes. 19.04.2024
Feijóo en las obras del Hospital Público de Vigo.

Una Sanidad dependiente de políticos que del amiguismo y del compadreo hacen bandera, conocidos casos de nepotismo hemos sufrido, y todavía sufrimos, en Galicia

Cuando se me pregunta por una valoración de la legislatura que termina en Galicia, no puedo más que decir que ha sido un lamentable paso atrás en lo que a Sanidad se refiere.

Si hay algo claramente objetivo es que, por primera vez, la esperanza de vida sufre un retroceso. Esto se debe a la serie de recortes que hemos sufrido en la Sanidad Pública, tan alabada y envidiada, tanto dentro como fuera, en otros tiempos; y que ahora se enfrenta a la penuria de medios humanos y materiales.

Una Sanidad dependiente de políticos que del amiguismo y del compadreo hacen bandera, conocidos casos de nepotismo hemos sufrido, y todavía sufrimos, en Galicia. Que mientras aprueban recortes para los demás, copago –repago en realidad-  sanitario, disminución del número de camas, servicios prometidos que no se ponen en marcha, y un largo etcétera. Ellos, cuando los pillan con escandalosas prebendas fiscales con respecto al resto de contribuyentes, no sólo no reculan y piden perdón, votan que siguen sin pagar impuestos por el veinte por ciento de sus salarios. Mientras a un médico se le dice que vaya por sus medios, los tenga o no, a hacer un domicilio. O los recortes que prometieron en sus puestos para ser como los demás, disminuiremos el número de parlamentarios, que naturalmente no han llevado a cabo. Aunque sólo fuese por aquello de la estética..

Ellos que tuvieron la desfachatez de actuar como han actuado en temas como el de la hepatitis C, sólo por citar uno de los más sonados. Llegando al clímax cuando, en un programa televisivo, el portavoz de sanidad se queja de que el representante de los enfermos va muy documentado. Acostumbrado, como está, a la mayoría absoluta no sabía que es eso de defender posiciones con datos y confrontación de pareceres.

Que centran compras de material en el “ahorro”, ignorando que no siempre lo más barato, es efectivamente más barato. Si compran unas agujas que se rompen, por mencionar un claro ejemplo; además del daño que se causa al paciente, si hay que usar tres, en vez de una, ya no hay tal ahorro. Pero como los dirigentes, además de amigos, parientes, o “guardias pretorianos” son ignorantes y no saben cuál es el día a día de cualquier actividad clínica, algunos con nula experiencia, se llega a estos extremos. Ya sin pensar en “otras cosas”.

Estaba en marcha un “Plan de Mellora da la Atención Primaria” cuya laminación, junto con la disminución de personal, ha supuesto la aparición de listas de espera en Primaria. Listas de espera que la Administración, si a lo de esta gente se le puede llamar así, además de negar, pretende aliviar masificando las consultas y dando dos o tres minutos al facultativo por paciente. En esos dos tres minutos se supone que se escucha su dolencia, se explora, se diagnostica y se trata; además todo ello sin equivocarse, claro.

En hospitalaria la política ha sido derivar todo lo posible a la concertada. En realidad, no ha sido derivar todo lo posible, ha sido derivar todo lo rentable desde el punto de vista económico. Patologías que no requieren gran inversión de medios, que permiten un alta rápida y por ello una gran rotación de enfermos, se van al concertado. Mientras, todo lo complicado se queda en el hospital público para luego comparar cifras de actividad de una manera sesgada.

Una Sanidad presidida por una conselleira que del escándalo y la falta de diálogo hizo la norma de su cargo. Que no fue destituida ni siquiera cuando se descubren unas dietas que cobraba del puerto de El Ferrol sin asistir, mientras a los sanitarios se les recortaban salarios. Todo esto demuestra la irrealidad en que viven y falta de respeto hacia los demás de ese “gobierno”, que pretende justificar continuamente actuaciones deleznables con aquello de ignorar que además de la legalidad, existen la ética y la moralidad. No todo aquello que no es ilegal, es moral o ético, y menos en época de sufrimiento. Parece que estas dos palabras, moral y ética, tienen que buscarlas en el diccionario porque ignoran su existencia y su significado. Una pena, porque ya en Roma conocían sobradamente aquello de la mujer del Cesar, estos parecen más partidarios del “ande yo caliente….”.

La única manera de solventar los problemas o corregir errores pasa por un primer paso, reconocer su existencia. Es imposible, por tanto, que esta gente que no ha reconocido ni uno sólo, ítem más los ha negado, pueda solucionarlos. Siendo el colmo cuando hay cientos de miles de gallegos en la calle en contra de su política sanitaria, los que con sus impuestos pagan además de sus sueldos esa Sanidad. No sólo no tienen un momento de humildad pensando que algo están haciendo mal, ya que no es lo que quieren, lo que están haciendo, los verdaderos dueños de la soberanía, además de del dinero. Sino que aún encima tienen la cara dura de insultarlos llamándolos irresponsables. Naturalmente en vísperas electorales no se atreverían a semejante desatino, pero desde la soberbia y prepotencia de una mayoría absoluta con unas elecciones todavía lejos, sí. Todos culpables menos ellos.

Prueba de todo ello es que un gobierno que se presenta a una reelección en vez de basar su campaña en sus éxitos de sus años de gobierno (hemos aumentado y mejorado la cobertura sanitaria, hemos ampliado el número de sanitarios en el sistema, aumentamos el tiempo de consulta para una mejor atención al paciente, etc., etc.) y en las promesas cumplidas (hemos cumplido con que ya no se podía pedir más sacrificios, la Sanidad ya es cien por cien pública, etc., etc.). La tiene que basar en unas nuevas promesas que también incumplirán.

Nada de todo lo anterior puede interpretarse como que nos decantamos, como organización, por otras formaciones políticas, individualmente cada uno es libre. Somos un sindicato profesional, y ello nos da la libertad de poder ver hacia otras comunidades autónomas y comprobar que el comportamiento de otras formaciones allí desgraciadamente es similar al de aquí. No es el color político el que está determinando comportamientos. Es la pasividad de los ciudadanos que se los permitimos, olvidándonos de lo que dijeron o hicieron para volver a votarlos, en vez de exigir, cada vez más, una ejemplaridad y una transparencia que cada día parecen más difíciles de alcanzar. Incluso aquellos que se presentaron para cambiar todo lo anterior en la media hora siguiente ya son exactamente iguales que los que criticaban.

Pero al menos, una ausencia de mayoría absoluta, obligaría al diálogo y al consenso alejando el fantasma del hago lo que me da la gana sin explicaciones porque para eso tengo la mayoría, y por ende dificultará el acabar con nuestra Sanidad Pública que es lo que nos tememos acabará pasando. O si, en el peor de los casos, esa ausencia de mayoría impidiera un gobierno de consenso y acuerdo obligaría a irse a todos los incapaces de lograrlo. Sería la oportunidad para que de verdad llegue gente capaz, y acabar con lacras del pasado.

Si no queremos que destruyan lo que queda de nuestra, anteriormente, modélica Sanidad. Si no queremos arrepentirnos mañana de lo que no hicimos hoy, no dejemos que unos mercaderes negocien con la salud de los gallegos, ni con la de nadie. La salud es un derecho, no un bien mercantil, después llorar por la leche derramada no la devolverá al cántaro.


José María Escudeiro Soto

Presidente CESM Galicia | (Confederación Estatal de Sindicatos Médicos Delegación Autonómica

La legislatura que termina: un lamentable paso atrás en Sanidad