jueves. 28.03.2024

escuela2Este 23 de julio se ha celebrado en la parroquia de Cobas (Negreira, A Coruña) un acto muy singular. Un grupo de vecinos recuerda la memoria de doña Carmen Sanmartín Currais, que ejerció como maestra de escuela en ese lugar (en el magnífico edificio -inaugurado en 1922- impulsado por la Unión Barcalesa , que envió fondos desde Cuba para su construcción), en los años sesenta y setenta del siglo pasado, en aquellos tiempos oscuros del franquismo. Más de un centenar de antiguos alumnos -muchos de ellos jubilados-, se reúnen ese día, después de tantos años, para hacer un homenaje a la maestra que les cambió la vida.

En aquella escuela convivíamos entre 30 y 40 niñas y niños de distintas edades. Ella trabajó de forma incansable y consiguió que muchos de sus alumnos hicieran estudios más allá de la escuela unitaria. Doña Carmen era una maestra vocacional, una mujer poderosa, decidida, generosa y corpulenta. Una persona desbordante de energía, entregada a su labor con una dedicación plena. Murió hace veinte años pero su figura continua viva en la memoria de la gente, que no olvida su inmensa labor -durante más de treinta años- a favor de la enseñanza pública, de la cultura y del trabajo por conseguir un futuro mejor para sus alumnos. Fue -a su manera, condicionada polo tiempo que le tocó vivir- una continuadora del espíritu de aquellos maestros de la República, como el personaje interpretado por Fernán Gómez en “La lengua de las mariposas”: personas entregadas a la enseñanza con la convicción de construir un mundo mejor.
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Nuestra vida está hecha de causas y azares. Todos tenemos un camino predeterminado y luego hay momentos decisivos que marcan nuestro recorrido. Un encuentro fortuito, un suceso inesperado, el contacto con una persona, la influencia de una amistad, el descubrimiento de una ilusión: hay instantes, no previstos, que pueden torcer o iluminar nuestro camino. En el mundo de la enseñanza es muy evidente este hecho. Hay maestros que tienen una influencia decisiva en la vida de sus alumnos . Su capacidad de conectar, estimular y animar puede ser definitiva para que muchos jóvenes despierten a la curiosidad de la cultura, para que se interesen por mejorar sus saberes e intenten superar sus limitaciones. Así era doña Carmen: una fuerza de la naturaleza que provocó un enorme efecto benéfico en la mayoría de sus alumnos.

escuela3Yo nací hace sesenta años en una aldea del valle de Barcala (A Coruña), en una casa sin libros. En mi afición por la lectura hubo una influencia decisiva, la maestra doña Carmen, que me animó a estudiar y me dejó acceder a la sua biblioteca particular para coger los libros que me indicaba. Así fue cómo pude leer, con diez y once años, su colección de premios Nobel de Literatura. Pearl S. Buck, Somerset Maugham, Mark Twain y Anatole France formaban parte de mis lecturas de aquel tiempo. Mi pasión por la literatura nació allí.

Nuestra gratitud eterna para esta maestra generosa quien tentó ayudarnos a mejorar nuestras vidas y a ser mejores personas.

Homenaje a una maestra