jueves. 28.03.2024
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Joaquín Fernández Leiceaga, candidato a la Xunta de Galicia.

Muchos contemplamos atónitos cómo influyentes dirigentes socialistas gallegos, a las puertas de una confrontación electoral que podría ser clave para el futuro de Galicia, están olvidando los intereses objetivos de su Comunidad y los de su propio partido, para sacar a relucir una lucha casi sin cuartel, que no parece ni ideológica ni política, sino de mera pretensión de poder personal o de clan. Y lo dicho no es una valoración, sino el resumen de una escueta descripción de los enfrentamientos que ellos mismos están sacando a la luz en los tres últimos meses. Veamos los hechos:

Proceso de primarias: Tres candidatos, José Luís Méndez Romeu, Joaquín Fernández Leiceaga y Gonzalo Caballero aspiran a candidatos socialistas para la Xunta de Galicia. Gonzalo Caballero renuncia a favor de Leiceaga, que –con una participación del 65% de la militancia- gana por 55%/45%.

Grupo Parlamentario: Méndez Romeu se echa a un lado, dejando la portavocía del Grupo Parlamentario. La Comisión Gestora y el candidato designan para esa tarea a Patricia Vilán, que constituye una dirección del Grupo en minoría dentro de éste. Y surge un conflicto entre el Grupo Parlamentario con la dirección del mismo y con la Comisión Gestora del Partido, a cuenta de la designación de un senador autonómico: la mayoría propone a Méndez Roméu, como una fórmula de integración de los diferentes sectores que confrontaron en las primarias, y la Comisión Gestora y el candidato autonómico le tuercen el brazo al Grupo imponiendo a un aliado de Leiceaga en las primarias: Modesto Pose. La disensión está servida: de 18 diputados socialistas, votan a favor 12.

Comisión Gestora: Desde la dimisión de Gómez Besteiro como secretario general, hace cinco meses, el PSdG funciona sin dirección ejecutiva y coordinado por una Comisión Gestora nombrada por Ferraz, cuya presidenta, Pilar Cancela, había sido hasta entonces secretaria de organización de la disuelta Comisión Ejecutiva. La Comisión Gestora –según muchos observadores internos y externos- se ha excedido en sus funciones, actuando en la práctica como una Comisión Ejecutiva elegida, y sustituyendo e ignorando al Comité Nacional, que no está disuelto. Y olvidando su obligado papel mediador, para imponer decisiones contrarias al sentir de algo más del 40% del partido.

Proceso de elaboración de listas electorales: Cuando Feijóo convoca las elecciones autonómicas, el PSdG se debate en este clima de tensión y disensiones. Y se pone a elaborar sus listas, con el acostumbrado procedimiento: votación de los candidatos en las agrupaciones locales, a partir de los resultados elaboración de listas en los Comités Provinciales. Las propuestas de éstos han de pasar al Comité Nacional, para su refrendo o modificación, desde donde se envían al ámbito federal para que su Comisión de Listas las estudie y dé el visto bueno.

La Comisión Gestora se salta la convocatoria del Comité Nacional. Y la Comisión Federal de Listas –que de forma habitual no modifica las listas propuestas por el Comité Nacional- introduce unos cambios importantes, que contradicen seriamente los criterios de las organizaciones provinciales de Ourense y Pontevedra. Son cambios pedidos por la Comisión Gestora y por el candidato Leiceaga.

Las propuestas elaboradas por las organizaciones provinciales de Lugo y Ourense guardaban una consonancia con el voto de las agrupaciones, mientras los Comités Provinciales de Pontevedra y A Coruña introdujeron modificaciones de similar relevancia: en ambas provincias los dos candidatos que quedaron segundos en el voto de la militancia se vieron relegados a puestos de “no salida”: Gonzalo Caballero y Pablo Arangüena respectivamente.

Al borde de la ruptura: Las modificaciones substanciales introducidas por la Comisión Federal de Listas –claramente al dictado de la Comisión Gestora y del candidato- generan una indignada contestación en el Comité Provincial de Pontevedra y el descontento en el Comité Provincial de Ourense. Ambos Comités elaboran sendos recursos, cuya argumentación está basada en la actuación por encima de sus atribuciones de la Comisión Gestora y el incumplimiento estatutario al no haber pasado las listas por el Comité Nacional. Unos recursos que terminan siendo rebasados por los plazos de presentación oficial de listas y de proclamación de las mismas por parte de la Junta Electoral.

DIVERSAS REACCIONES

A esto se suman otras diversas reacciones: La Comisión Ejecutiva de las Juventudes Socialistas de Galicia, que critica en un comunicado el proceso de elaboración de listas, y anuncia la retirada de las mismas de los miembros de las Juventudes. Hay otras retiradas de candidatos. Algunas agrupaciones locales reaccionan con comunicados de descontento. En la presentación pública de la candidatura se producen ausencias significativas de miembros de la misma. El candidato tuvo que cancelar una reunión pública con alcaldes socialistas con la que pretendía reforzar su candidatura, ya que hubo un número significativo de alcaldes que anunciaron que no asistirían. E incluso los dos expresidentes socialistas de la Xunta declinaron una nueva reunión pública con el candidato, para no participar en este clima de división.

La Comisión Gestora y Ferraz han acentuado las divisiones internas dentro del PSdG, justo al término de un proceso (el de las primarias), en el que la participación de la militancia había sido alta, y desde el que se podría haber iniciado una etapa de renovación y entendimiento. Hay quien dice que el equipo de Pedro Sánchez no tiene en cuenta la situación del socialismo gallego, y que lo único que le interesa es prolongar con la Gestora el apoyo “baronil” que Besteiro prestaba a Pedro Sánchez.

Con la actual correlación de fuerzas dentro del PSdG, el Comité Nacional tiene una mayoría contraria a la orientación de la Comisión Gestora. Y los descontentos con la situación actual aducen esto como causa de que la presidenta de la comisión gestora haya incumplido el procedimiento.

El caso Abel Caballero: El balón de oxígeno al candidato Leiceaga y a la comisión gestora se lo ha dado –aunque resulte paradójico- uno de los más significados discrepantes con el resultado de las listas: Abel Caballero, alcalde de Vigo. Su reacción, nada ecuánime y sobreactuada, le ha restado autenticidad y ha añadido elementos de ruptura que incluso muchos socialistas que comparten su indignación censuran preocupados. Ha transformado una respuesta firme y digna en mera indignación y hasta en iracundia desmedida. Ha mezclado querellas personales y políticas con su sobrino Gonzalo Caballero, y ha pretendido hablar en nombre de Vigo en un asunto interno de partido, alimentando –traición del subconsciente?- envenenadas querellas territoriales.  Y ha tratado de esgrimir sus 73.000 votos municipales para ganar cuota de poder dentro del PSdG, olvidando que entre las municipales y las generales el socialismo perdió 33.000 votos en Vigo.

¿Y ahora qué?: Pero esa reacción desmedida no revaloriza la actuación de la Comisión Gestora ni refuerza al candidato. Ambos –según el sentir de muchos socialistas gallegos- han perdido la ocasión de aparecer como integradores y como elementos de renovación del PSdG. Y de aprovechar la oportunidad de liderar o reforzar una alternativa a Núñez Feijóo. Alternativa que ahora –con gran preocupación se ve más lejos, tanto en el ámbito del Socislismo como en el de las Mareas.

A 25 días de las elecciones autonómicas, el desaguisado no parece tener mucho arreglo. Y cuando se habla con personas sensatas –sea cual sea su tendencia- aparte del rechazo a todo este torpe proceso, lo que aflora es la necesidad de un Congreso del PSdG, donde se corrijan los errores y se intente –de una vez por todas- construir la unidad.

Desatino en el socialismo gallego