viernes. 29.03.2024
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Miembros de Die Linke en una movilización por un nuevo impuesto a la riqueza. Fuente: www.die-linke-hamburg.de.

Nos desplazamos hasta Hamburgo, la capital del norte de Alemania, la ciudad más importante de la antigua RFA y la segunda de mayor tamaño del país para charlar con  Rainer Benecke y Carola Ensslen, representantes de Die Linke, el partido de la izquierda en Alemania. Die Linke nació como coalición de partidos en 2007 y seis años después se convirtió en el tercer partido a nivel federal. Pasado el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín es inevitable que la opinión pública alemana identifique a este partido con la RDA, aunque desde Die Linke la califiquen como “una experiencia fallida”. Por primera vez este partido gobierna un Estado, el Estado de Turingia, en el este de Alemania, donde tienen un apoyo mucho mayor que en el oeste “como diría Gramsci, por cuestión de cultura”. Desde el tercer partido del país germano apoyan a Grecia en las negociaciones con Europa y definen la posición de su gobierno como “terrible para los países del sur de Europa y el continente al completo”. En un día de protesta mundial contra el TTIP la izquierda alemana tiene fe en que las movilizaciones consigan frenar la firma del tratado, aunque para ello “dependamos de la conciencia del Partido Socialista Europeo”.

Miguel Huertas | ¿Qué opina Die Linke de la RDA 25 años después de la caída del Muro de Berlín?

Rainer Benecke | Es una experiencia fallida. Una experiencia fallida por falta de democracia. Era un contexto difícil, teniendo en cuenta por un lado a la Unión Soviética, y por el otro, a los Estados Unidos. Y creo que el socialismo es un proceso que requiere la participación de la gente. Todos deben sentirse partícipes del socialismo y sentirlo como propio. La experiencia de la República Democrática Alemana nos dice que la población estaba demasiado sometida a los líderes, y que además fue dividida por los líderes. La gente no tuvo ninguna oportunidad de sentirse protagonista. El socialismo necesita del protagonismo de todos para poder funcionar. Estudié en Alemania del Este y hacía continuas visitas, veía que no llegaba a funcionar.

¿Cómo era ser militante del Partido Comunista en la RFA?

Rainer Benecke | Fui militante del Partido Comunista en la República Federal Alemana durante 20 años. En Hamburgo, ciudad en la que nací y viví. En aquella época había numerosos partidos comunistas. Todos eran pequeños y cada uno cubría una determinada facción. Había un Partido Comunista vinculado a la Unión Soviética, otros partidos más importantes como el Partido Comunista Alemán, etc. En realidad había uno por universidad, no tenían más de 30 o 40 afiliados. Así somos en la izquierda. El Partido Comunista Alemán llegaba a los 50.000 miembros y una sola persona en la dirección, y todo por influencia de la Alemania del Este. No era nada fácil y menos después de haber estado en la República Democrática y sentir que todo eso que tenías en la cabeza, todo ese pensamiento comunista, no era lo que veías en la práctica.

En noviembre del pasado año les llegó la oportunidad de gobernar en un Estado por primera vez en la historia de Die Linke, el Estado de Turingia, en el lado este del país. ¿Qué está consiguiendo su partido en Turingia?

Rainer Benecke | Bodo Ramelow es ahora el primer ministro de Turingia. En las pasadas elecciones la gente de Turingia demostró que estaba con Bodo Ramelow y pudo ser nombrado primer ministro de Turingia. Die Linke y Bodo Ramelow han conseguido que la sociedad de Turingia esté unida entorno a su gobierno. Todavía es muy pronto para hablar de acciones concretas, solamente llevan algunos meses en el Gobierno. Eso sí, actualmente las encuestas dicen que el 60% de la población apoya a su gestión y eso es una muy buena señal.

Carola Ensslen | Hay que decir que en Alemania existe una gran diferencia entre el este y el oeste. En los Estados que pertenecen a la antigua Alemania del Este, como el Estado de Turingia, hay un apoyo mucho mayor a los partidos de la izquierda.

De hecho la diferencia de apoyo a Die Linke en ambos lados del país es enorme. Mientras en Baviera apenas alcanzan el 4%, en Sajonia-Anhalt o Turingia rozan el 30%. ¿Cuál es su explicación?

Rainer Benecke | Recordando a Antonio Gramsci, podemos decir que es cuestión de cultura. Pero para llegar a una buena respuesta a esta pregunta habría que tener también en cuenta al Partido Socialista. El SPD no tiene tanto éxito en el este como en el oeste. En Turingia, por ejemplo, ellos solamente contaron con el 12% de los votos. Se podría decir que Die Linke hace en el este la función que el SPD tiene en el oeste. El Partido Socialista en el oeste todavía representa el voto que está dirigido hacia una forma social de ver el mundo. Y esto no ocurre en la antigua Alemania del Este, por eso tenemos muchos más votos.

A nivel federal gobierna la große koalition, formada por el CDU y el SPD. ¿Esto no beneficia a otros partidos como Die Linke?

Die Linke no tiene el auge de otros partidos en Europa como Syriza, Podemos o Sinn Fein

Carola Ensslen | Desde luego no es positivo para la socialdemocracia. Es un gobierno que se dirige a la derecha. Además es una oportunidad para Die Linke de demostrar quién es la auténtica izquierda. La situación de Die Linke no es mala en absoluto a nivel federal, sin embargo no tiene el auge de otros partidos en Europa como Syriza, Podemos o Sinn Fein. Incluso con una gran coalición en el Gobierno. En todo el país tenemos una proyección del voto de casi el 10% y en los últimos tiempos nos hemos mantenido bastante estables.

Una particularidad alemana y de otros muchos países en Europa es la no liberalización de los horarios comerciales, algo que ya ocurre en España y que es una de las claves del comercio minorista. ¿Creen que esto pueda mantenerse en su país en el largo plazo?

Rainer Benecke | Si de verdad creo que podamos mantener este sistema en Alemania durante mucho tiempo. Esta es una discusión que emerge en nuestro país de forma recurrente, la de liberalizar los horarios de los comercios. De hecho es una tradición religiosa la que hace que los domingos sean un día de descanso, también para los trabajadores.

Carola Ensslen | Por ejemplo en nuestra ciudad, en Hamburgo, hay una asociación de comerciantes con mucha fuerza que impide que esto cambie. Una asociación de pequeños comerciantes que lucha por sus derechos y que hace pedagogía para mostrar a la sociedad que una menor regulación sería negativa para todos. Y precisamente por eso Die Linke está con los comerciantes, por el bienestar de ellos y los trabajadores. Aunque todo depende del sector evidentemente. Negocios dedicados a la hostelería, venta de pan o periódicos son algo diferente y todo el mundo entiende que puedan abrir a diario y desde muy temprano.

Entrando en contexto europeo, les pregunto sobre los movimientos que tanto éxito están teniendo en el sur de Europa y concretamente en Grecia y España: Syriza y Podemos.

Rainer Benecke | Es muy, muy positivo. Positivo y muy esperanzador. El cambio empieza en Grecia y seguro que continúa por toda Europa. Y esperamos que el próximo destino sea España con Podemos. Además esto también sería muy bueno para la izquierda alemana.

Sin embargo en el centro y el norte de Europa son los partidos de derechas los que crecen…

Rainer Benecke | No con tanta intensidad como comentábamos sobre España y Grecia, pero está ocurriendo. Alternativa por Alemania ahora tiene representación en el Parlamento de Hamburgo, y hay que decir que sus diputados no trabajan como deberían. No en un sentido ideológico claro, sino en un sentido de profesionalidad. Aunque en Hamburgo hay una curiosa historia sobre este partido porque muchos de sus miembros formaron parte de uno anterior que lideraba el juez Ronald Schill llamado ‘Partido por la Ley y el Orden’ (PRO) de ultraderecha. Este juez se hizo famoso a finales de los noventa por aplicar penas brutales y periódicos de corte amarillista como ‘Bild’ le dieron portadas y portadas enalteciendo “su buena labor”. Ronald Schill se presentó a las elecciones al Parlamento de Hamburgo en el año 2000 y consiguió nada menos que un 19%. Un partido llamado ‘Partido por la Ley y el Orden’ llego a tener todo ese apoyo solamente con el respaldo de los medios de comunicación. Era una auténtica locura. El señor Schill finalmente fue investigado y acusado por diversos casos de corrupción y ahora vive prófugo en Brasilia. Un caso que ocurrió en Hamburgo, pero que evidencia el tremendo poder de los medios de comunicación a la hora de crear figuras y líderes políticos.                                        

Carola Ensslen | Así es, y ahora muchos de los miembros que en su día estuvieron al lado de Schill están en Alternativa por Alemania (AfD). Este partido fue creado en 2013 y no obtuvo los votos suficientes para entrar en el Bundestag, pero sí que han tenido representación en muchos otros parlamentos del país.

¿Y cómo ve la izquierda alemana el papel del Gobierno de Grecia en las negociaciones con Europa?

Rainer Benecke | No me querría ver en su situación desde luego. Todo mi respeto para los miembros del Gobierno griego en una posición como esa, especialmente con Varufakis. Es un trabajo muy difícil. Lo que está haciendo el Gobierno alemán es terrible para Europa y los países del sur. En este caso Grecia representa una pequeña parte de la Unión Europea y la zona euro y con unos poderes desde Alemania que no se pliegan ante ninguna propuesta, por muy razonable que sea, es muy complicado conseguir que las cosas avancen.

¿Cómo sentó en Alemania la petición de indemnización por la invasión nazi?

Carola Ensslen | En muchos sectores no sentó bien como es natural, pero nosotros creemos que es una petición correcta. Alemania entonces se encontró en una situación difícil y todos los países pusieron de su parte. Ahora no está ocurriendo lo mismo. Nuestro país debe de hacerse cargo de aquello porque ahora es lo justo. Por otro lado las cantidades que se están manejando son verdaderamente excesivas, pero al final solo son puntos de partida.

Rainer Benecke | El asunto es que en los grandes medios de comunicación de Alemania se habla continuamente de lo holgazanes que son los griegos, y de cómo ellos viven a costa de nuestro trabajo. Algo que es estúpido. Y estos estereotipos nacen del poder político de nuestro país. Debemos corregir esto para poder ponernos en su situación, en la situación de Grecia, porque todos somos partícipes de lo que ha sucedido y está sucediendo. Y no es solo Die Linke quien adopta esta postura. Junto con nosotros está Die Grüne (Los Verdes) y algunos sectores del Partido Socialista. El tema griego y europeo está sometido a una discusión cada vez más fuerte y que involucra a más gente aquí en Alemania.

Terminamos hablando del TTIP. Estas últimas semanas se están celebrando movilizaciones contra la firma del Tratado de Libre Comercio e Inversiones entre Estados Unidos y Europa, y Die Linke es uno de los partidos que se posicionan en su contra. ¿Creen que finalmente se pueda evitar la firma del tratado?

Rainer Benecke | Claro que hay posibilidades y estamos luchando por ello. La firma del TTIP por parte de la Unión Europea supondría en último término la destrucción de todas las conquistas sociales conseguidas hasta ahora en el continente. Y además la elaboración de este tratado no tiene otra razón de ser porque ya existe libre comercio entre Europa y Estados Unidos. A lo único que afecta el TTIP es a las regulaciones llevadas a cabo por los gobiernos democráticos y a los derechos de todos los ciudadanos europeos.  

Carola Ensslen | Hay mucha gente luchando contra esto y cada vez tenemos más apoyos y más gente que quiere escuchar lo que tenemos que contarles. Pero al final donde se decide esto es en el Parlamento Europeo, y es ahí donde debemos tener mayoría. Por lo tanto todo depende de la conciencia del Partido Socialista. Aunque en Europa es más difícil que la socialdemocracia se niegue al acuerdo porque hay una mayor tendencia a los grandes acuerdos y a la gran coalición. Sin embargo, estamos luchando y lucharemos porque finalmente no se lleve a cabo y estamos seguros de que así será.

“La vía al socialismo no necesita líderes, sino que la gente sienta el proyecto como...