viernes. 29.03.2024

Los bancos de alimentos y otras organizaciones benéficas dan la bienvenida a esta ley, que implicará que las grandes tiendas donen los alimentos sin vender, en vez de tirarlos a la basura o dejar que se echen a perder. En virtud de una ley aprobada por unanimidad en el Senado francés, a partir del diez de febrero de 2016, las grandes tiendas ya no podrán almacenar comida que esté a punto de caducar.Deberán donarlas a organizaciones benéficas quienes serán capaces de preparar millones de comidas más cada año, con el fin de alimentar las personas necesitadas.

La ley es consecuencia de una campaña popular llevada a cabo por los compradores del vecino país, activistas contra la pobreza que se oponen a que los alimentos que están en buen estado terminen en la basura

La campaña fue iniciada por el concejal Arash Derambarsh y dio lugar a una petición, que en diciembre se transformó en un proyecto de ley y fue presentado ante la Asamblea Nacional por el ex ministro de industria alimentaria Guillaume Garot.

Los activistas ahora esperan persuadir a la UE a que adopte una legislación similar que sea aplicable en todos los estados miembros ya que la ley ha sido bien recibida por los bancos de alimentos, que ya se han abocado a la tarea de encontrar voluntarios, camiones, almacenes frigoríficos y espacio adicional para hacer frente a un aumento de las donaciones de tiendas y empresas de alimentos. A los supermercados también se les prohíbe que permitan de manera deliberada que algún alimento se eche a perder con el fin de evitar que sea consumido por las personas que se alimentan de lo que hurgan en los contenedores de dichas tiendas.

Acabar con los hurgadores

En los últimos años, el número de familias, desempleados, estudiantes y personas sin hogar de Francia que han encontrado en esta práctica la forma de conseguir alimento es cada vez mayor y se los podía ver por las noches cuando salían a revisar los contenedores, donde rebuscaban en busca de algo con lo que alimentarse y muchas veces ni siquiera le prestaban atención al vencimiento, con el consiguiente riesgo para su salud. 

Según los informes, algunos supermercados habían tomado por costumbre rociar los productos desechados con lejía, para evitar la intoxicación alimentaria por elementos tomados de contenedores. Otros supermercados deliberadamente dejaban los alimentos a punto de caducar en depósitos cerrados, para que fueran recogidos por los camiones de basura. Con esta nueva ley, los jefes de los supermercados con una superficie mínima de 400 metros cuadrados tendrán que firmar contratos de donación con las organizaciones benéficas que lo requieran o que ellos mismos elijan o se enfrentan a una multa de € 3.750, por cada vez que se los encuentre en infracción.

Jacques Bailet, el jefe de Banques Alimentarias, una red de bancos de alimentos francesa, describe la ley como "positiva y simbólicamente muy importante”, pues según su punto de vista ésta lograría un aumento en la tendencia emergente de que los supermercados donen sus excedentes a los bancos de alimentos. 

"Lo más importante, es que los supermercados estarán obligados a firmar un acuerdo de donación con determinadas organizaciones benéficas, por lo que seremos capaces de aumentar la diversidad y la calidad de la comida que distribuimos", dijo. "En términos de equilibrio nutricional, en la actualidad tenemos un déficit de carnes y nos faltan frutas y verduras."

Hasta ahora los bancos de alimentos francesas recibían unas 100.000 toneladas de mercancías en concepto de donación, 35.000 de las cuales procedían de supermercados. Incluso un aumento del 15% en los alimentos que tienen ese origen significarían 10 millones de comidas más que se podrían repartir cada año, explicó Bailet.

Los bancos de alimentos y las organizaciones de caridad, por su parte, están obligados a recoger y almacenar los alimentos en perfectas condiciones de higiene y a distribuirlos de manera adecuada y con "dignidad". Esto significa que a los mismos se les debe dar salida a través de un banco de alimentos adecuada o de un centro, donde se fomenta el contacto humano y la conversación, en lugar de, por ejemplo, simplemente repartirlos.

Fundamentalmente la ley también hará que les sea más fácil a las industrias alimenticias donar excesos de producción  directamente a los bancos de alimentos. Hasta ahora, si una fábrica de productos lácteos tenía un excedente de yogures que llevaran la marca “blanca” de un supermercado, donar el excedente a la caridad era un proceso largo y complejo.

A por la “europeización” de la Ley

Derambarsh, es concejal del Ayuntamiento de Courbevoie, una ciudad cercana a París y tras el éxito de la iniciativa dijo que: "el siguiente paso es pedirle al presidente François Hollande, que ejerza presión sobre Jean-Claude Juncker con el fin de extender esta ley a la totalidad de los miembros de la UE. Esta batalla no ha hecho más que empezar. Nuestra próxima meta es luchar contra el despilfarro que se produce en panaderías, bares y restaurantes y comedores escolares y de empresas".

De los 7.1 millones de toneladas de alimentos desperdiciados cada año en Francia, el 67% lo desechan los consumidores, el 15% los restaurantes y el 11% las grandes superficies. Cada año, se desperdician más de 1,3 mil millones de toneladas de alimentos en todo el mundo.

España: tiramos mucha, mucha comida

¿Cuál es la situación actual en España?. La concienciación sobre el desperdicio de alimentos ha sido progresiva, especialmente dada la delicada situación de millones de personas en la más absoluta precariedad. A día de hoy, la legislación no contempla obligación alguna para los supermercados. Pueden tirar toda la basura que deseen sin necesidad de verse comprometidos.

Sin embargo, la mala imagen asociada a ciertas prácticas ha contribuido a que, durante los últimos años y de la mano de la agudización de la crisis, los convenios con organizaciones benéficas y bancos de alimentos hayan proliferado.

LOS ESPAÑOLES DESPERDICIAMOS MÁS DE 7 MILLONES DE TONELADAS AL AÑO. NO HAY LEGISLACIÓN ALGUNA QUE LO IMPIDA

Es importante que así sea, porque los españoles, tanto en casa como en las grandes superficies, tiramos mucha comida a la basura. Alimentos en buen estado que pueden ser donados, pero que terminan en vertederos, en parte porque hay ordenanzas municipales que multan su recogida. Los cálculos del Gobierno cifran el desperdicio en 7,7 millones de toneladas de productos. Somos el séptimo país que más comida tira.

Presionadas a nivel público, las distribuidoras han mejorado su sistema de rotación de alimentos.Ahora tiran menos comida. También les llega menos, por su parte, a los bancos de alimentos, los que significa que son capaces de venderla antes de que caduque. Sin embargo, como pudo averiguar Facua en una encuesta sobre esta cuestión remitida a casi una treintena de supermercados, queda un largo camino por recorrer. Sólo nueve empresas afirmaban haber tomado medidas. Apenas un tercio del total, lo que indica que aún se tira mucha comida.

Con toda la comida intacta que depositamos en la basura (principalmente en casa, pero también en grandes superficies y restaurantes: lo que indica que la legislación francesa, por sí misma, no erradica el problema), se podría alimentar a toda una ciudad de gran tamaño. 

Entre tanto, todos podemos hacer algo por aprovechar nuestra comida al máximo. El Ministerio de Agricultura publicó una serie de recomendaciones en su momento. De media, cada español puede ahorrar 1.000 euros al año en alimentos que terminan en el vertedero. Es la otra cara del problema. De momento, Francia ha tomado la delantera tratando de solventar la cuestión de los supermercados. Está por ver que llegue a la Unión Europea.


Texto completo de la ley

Prohibido desperdiciar alimentos