PSOE: la sombra de Bruto ha sido alargada

No han sido los “idus de marzo” del antiguo calendario romano los que han planeado sobre esta Hispania que fue provincia del Imperio durante tanto tiempo, sino los de octubre, haciendo acto de presencia en la batalla ideológica que ha librado el Partido Socialista Obrero Español durante el primer día de este mes. Porque ha sido una batalla en toda regla, y en la que, como en todas, todos han salido vencidos de alguna manera, máxime como, en este caso, lo derramado no ha sido sangre, sino sentimientos encontrados, fraternidad rota, ideología partida, y todo entre hermanos.

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Susana Díaz, Felipe González, Pérez-Rubalcaba y otros líderes del PSOE

Una batalla ideológica en la que la sombra de Marco Junio Bruto Cepión, aquel político romano que en el año 44 a. d. C. participó en la conspiración que condujo al asesinato del emperador Julio César, ha sido alargada. Porque una conspiración de acoso y derribo de un secretario general como era Pedro Sánchez no se prepara de la noche a la mañana, máxime en un partido que cuenta con 137 años de historias, y por lo tanto conocedor de tantas y tantas batallas habidas. Por eso velaban armas desde hacía tiempo algunos “procónsules” geográficos del PSOE que ahora, caído Sánchez, como otrora lo fuera César, intentan coser, zurcir los rotos de un partido que en la jerga madrileña podría decirse que ha quedado hecho unos zorros.

Porque ha habido más de un Bruto en esta penúltima batalla del PSOE, cuando las cosas hubieran sido de otra manera si se hubiesen respetado por parte de todos las reglas del juego acordadas de antemano. Lo que estaba en liza era si se iba a seguir con la negativa a apoyar ni siquiera con la abstención un Gobierno de Mariano Rajoy, como así había sido acordado en un anterior Comité Federal, máximo órgano en el Partido Socialista. Una negativa que había sido aprobada por unanimidad en dicho Comité Federal, y por lo tanto de obligado cumplimiento para cualquier socialista que respete las reglas que se han dado. Es cierto que podría haberse cambiado el sentido del voto, y en ese caso debería haberse respetado igualmente esa voluntad expresada, pero no dieron tiempo.

Es cierto que el PSOE es un partido abiertamente democrático, en el existen diferentes sensibilidades desde el punto de vista de la ideología socialista, y así quedan patentes en sus asambleas. Pero una vez tomada una decisión, la que sea, emanada de la voluntad mayoritaria expresada en la urna, esa debe ser respetada por todos, pese a quien pese, por mayorías y minorías; son las reglas del juego democrático. Partiendo de esta base, ¿cómo es posible que en el anterior Comité Federal se aprobara por unanimidad, es decir, por parte del 100 % de los miembros asistentes, el voto negativo a una investidura de Mariano Rajoy, y no hubiera ningún miembro de dicho Comité Federal que se opusiera, que dijera lo contrario, que el partido debería abstenerse para facilitar la gobernabilidad o incluso votar a favor? Podían haberlo hecho uno, cincuenta o cien de los miembros asistentes, o incluso ganar el voto afirmativo, y así hubiese quedado reflejado en acta, e igualmente respetado.

Lo que resulta realmente curioso es que algunos ahora “procónsules” compañeros de Bruto en la maniobra que han contribuido el derrumbe de Pedro Sánchez estaban presentes en dicha reunión y no dijeron nada, cuando podían haberlo hecho tranquilamente, como una opinión más, y por lo tanto igualmente respetable. Pero se callaron, conscientes ellos de que en política hay que saber nadar y guardar la ropa, no significarse mucho, no se te vaya a poner levantisca la tropa de tu territorio, donde tienes la era, y la parva de la que en forma de votos se nutren unos y otros. Son los mismos que, a la hora de autos, no han dudado, cual Brutos, en asestar el golpe definitivo a un Pedro Sánchez que con sus fallos, que los ha tenido, al menos se limitó a respetar lo aprobado, además por unanimidad, en un Comité Federal que le obligaba a hacerlo.

Las aguas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) bajan en estos momentos turbias en este río Tíber que fluye hacia la calle Ferraz, sede socialista, arrastrando restos ideológicos de unos y de otros. Todo ello en un momento en que una Gestora se ha hecho cargo de la dirección del partido, a la que cabe desearle lo mejor. Y ello, por varios motivos: en primer lugar, porque este partido que porta en sus alforjas una socialdemocracia moderada ha jugado y está llamado a jugar un papel importante en la historia de este país. Máxime, en un momento como el presente, en el que diversas ideologías tanto de extrema derecha como de extrema izquierda están sentando sus reales en distintos puntos de la Unión Europea enarbolando un populismo magro en verborrea, pero huero en contenidos. Y por otra parte, no resultaría nada bueno para España prescindir de un partido que, a lo largo de su historia, ha defendido unos valores que van en defensa de una sociedad más justa e igualitaria.

“¿Tu quosque, Brute, Fili mi?” (“¿Tú también, Bruto, hijo mío?”), le dijo Julio Cesar a Bruto mientras éste le asesinaba. Es posible que algún día el otrora secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, cuando se encuentre cara a cara con alguno de sus Brutos, le pregunte: “¿Tú también, compañero, compañera?”. No conviene olvidar la historia, porque resulta que después del asesinato de César se demostró que Roma estaba en contra de los conspiradores, mientras la población aclamaba al Emperador asesinado…

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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