sábado. 20.04.2024

El día ocho de marzo se celebra el Día de la Mujer. Hubo un movimiento reivindicativo importantísimo sobre el papel de la mujer en el año 2018, donde la petición de igualdad con el hombre resonó en todas las partes de este país.

Sin embargo, un año después, los movimientos eclesiales ligados a la iglesia católica y a los partidos de la derecha, sobre todo Vox, pero también el PP y Ciudadanos quieren enfrentarse a este movimiento por la igualdad de la mujer, para volver a la mujer tradicional. Intentan hacer retroceder los logros, que con gran esfuerzo la mayoría de las mujeres van consiguiendo.

Como historiador, contemplo con estupor cómo los partidos de la triderecha intentan una vuelta al franquismo más rancio. Esto me obliga a recordar lo que significaba la mujer en el franquismo. Lo de Vox es clarísimo, llamándolas feminazis, pero lo del PP con la estupidez intelectual de Pablo Casado recordando las limitaciones del aborto, preguntándose si las mujeres saben lo que tienen dentro en su embarazo, ya es de aurora boreal.

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Mujeres del PP y Ciudadanos, ¿quieren volver al franquismo de la mano de VOX? ¿Mujer de derechas, es esto lo que quieres? Vean algunos aspectos que el franquismo tenía muy elaborado sobre las mujeres.

La educación fue uno de sus principales caballos de batalla. Uno de los principales promotores del fin de la coeducación, que desarrollo la II República, fue Onésimo Redondo, porque consideraba: “la coeducación como un capítulo de acción judía contra las naciones libres, un delito contra la salud del pueblo, que deben penar con sus cabezas los traidores responsables”.

El artículo 26º del Concordato firmado entre España y el Vaticano en el año 1953, decía: “Todos los centros docentes, de cualquier orden y grado, sean estatales o no estatales, la enseñanza se ajustara a los principios del dogma y de la moral de la Iglesia católica”.

Con la llegada de la Ley General de Educación LGE de 1970, tampoco se introdujo la coeducación por la oposición que mostró la iglesia española. Esta afirmación se puede comprobar a través de la FERE (Federación Española de Religiosos de la Enseñanza) que en el diario Pueblo decía: “Los riesgos morales son grandes. La iglesia no se opone a una convivencia de sexo, sino a sustituir fácilmente una legitima comunidad por una promiscuidad de carácter tendenciosamente igualitaria”.

Botella Llusía, rector de la Universidad Complutense de Madrid, lo dejaba bien claro, cuando decía lo siguiente:

“En esta educación juvenil de la mujer, es un error educar a las mujeres igual que a los hombres: la preocupación que deben recibir para la vida es radical y fundamentalmente distinta. Un formación encaminada no a hacer de ella un buen ciudadano, sino una buena esposa y una buena madre de familia o, si se queda soltera, en un ser útil a sus semejantes”.

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En el año 1943, Pilar Primo de Rivera decía: “Las mujeres nunca descubren nada, les falta talento creador, reservado por Dios para las inteligencias varoniles, nosotras no podemos hacer más que interpretar mejor o peor lo que los hombres nos dan hecho, por eso hay que apegar a la mujer con nuestra enseñanza a la labor diaria, al hijo, a la cocina, al ajuar, a la huerta, tenemos que hacer que la mujer encuentre allí toda su vida y el hombre todo su descanso”.

¿Queremos volver a una educación elitista y clasista?

Las mujeres solo podían pertenecer a un hombre. La virginidad femenina era esencial para la familia franquista, ya que si se perdía no sólo se ponía en duda la honestidad de la chica, sino también la de la familia.

La sexualidad en el franquismo tenía una función meramente reproductora, nunca para producir placer. Esta falta de placer de la mujer casada española era algo impuesto por la educación que se les proporcionaba. Si seguimos al rector de la Universidad Complutense de Madrid, Botella Llusía decía:

“Hay muchas mujeres, madres de hijos numerosos, que confiesan no haber notado más que muy raramente, y algunas no haber llegado a notar nada, el placer sexual, y esto sin embargo, no las frustra, porque la mujer, aunque diga lo contrario, lo que busca detrás del hombre es la maternidad. Yo he llegado a pensar alguna vez que la mujer es fisiológicamente frígida, y hasta la excitación de la libido en la mujer es un carácter masculinoide, y que no son las mujeres femeninas las que tienen por el sexo opuesto una atracción mayor, sino al contrario”.

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¿Quiere la mujer española volver a no tener placer sexual?

El escritor Francisco Umbral en su libro “Memoria de un chico de derechas” describía lo siguiente:

“Nos enseñaron a odiar el propio cuerpo, a temerlo, a ver en su desnudez rojeces de Satanás, repeluznos de Luzbel, frondosidades infernales. Odiábamos nuestro cuerpo, le temíamos, era el enemigo, pero vivíamos con él, y sentíamos que eso no podía ser así, que la batalla del día y la noche contra nuestra propia carne era una batalla en sueños, porque, ¿de dónde tomar fuerza contra la carne sino de la propia carne? Había un enemigo que vencer, el demonio, pero el demonio era uno mismo”.

El padre Antonio Aradillas escribió un título ¿El beso…?, veremos qué cosas decía: “Pero un día pudo más la pasión que el cariño, y el novio sorprendió a Maribel con un beso brutal clavado con saña de bestia en la mejilla de nieve de la chica piadosa. El beso del novio se había clavado punzante en la mejilla, y con rabia comenzó Maribel a restregar su cara, intentando borrar toda huella posible. Y claro, la huella se hizo más ancha, más roja y más profunda. Se le ve a simple vista en su cara. Ha llegado a sentir auténtico asco de todos los labios humanos”.

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Emilio Encisó Viana escribía, en el año 1952, el libro “La muchacha y la pureza”, sobre la forma de vestir y decía:

Cuando los vestidos, por frivolidad o por tontería de la moda o por descuido, se achican, se ciñen, o de otro modo resultan provocativos, son inmodestos... Haya quien dice, ¿qué tiene que ver en el vestido femenino un centímetro más o menos? Son tonterías de los curas y las beatas ¿No han de tener nada que ver? Ese centímetro hace que en el vestido no exista la moderación, la regla, el equilibrio que exige la decencia cristiana, y es ocasión de que, al verlo, ofenda la pureza. ¿Qué tiene que ver, por ejemplo, que los novios vayan cogidos del brazo? ¿No ha de tener que ver? Esas intimidades, esa licencia de coger el novio el brazo de la novia, es una puerta que se abre al pecado, es una facilidad para él, es un incentivo, es una hoja arrancada a la flor de la pureza, es la corteza que se ha quitado a la fruta”.

¿No dejan de sorprenderse?

Las chicas de la burguesía franquista con la educación que recibían acaban siendo frígidas. Su práctica sexual era timorata, haciendo el amor a oscuras, siempre con pijama y exclusivamente con fines reproductivos y no como forma de placer. Si una mujer tenía un orgasmo ultrajaba al marido e inmediatamente se iba a confesar.

En el trabajo “Las españolas en secreto, comportamiento sexual de la mujer en España” realizado por José Antonio Valverde y Adolfo Abril, publicado en el año 1975 decía lo siguiente: “Podemos estimar las insatisfacciones sexuales femeninas entre un 74% y 78%. Esto es muy claro, que cada cien españolas con actividad sexual generalmente dentro del matrimonio, setenta y seis no encuentran satisfacción; de cada cien, setenta y seis no alcanzan el orgasmo y, en muchas ocasiones, ni lo han conocido”.

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Respecto al movimiento LGTBI, debemos recordar cómo el 15 de julio de 1954 se aprueba la Ley de Vagos y Maleantes. Dicha ley decía:

“A los homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados se les aplicarán para que cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes:

- Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales, y en todo caso, con absoluta separación de los demás.

- Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio.

- Sumisión a la vigilancia de los delegados”.

Mujer ¿Es esto lo que deseas? Ya sabes que si votas triderecha es a este mundo, donde te conducirán. Espero que no te equivoques, pues las rectificaciones después son imposibles.

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La mujer: Vox y el franquismo