viernes. 29.03.2024
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Foto: La Moncloa

La canciller alemana, Ángela Merkel, llegó al aeropuerto de Lavacolla el pasado domingo, paseó unos kilometros por un tramo del camino de Santiago en compañía de Mariano Rajoy, cenó en un restaurante compostelano siempre con Rajoy al lado, visitó la Catedral, mantuvo una breve reunión con su homólogo anfitrión, y remató su breve e informal estancia en la capital compostelana atendiendo a los medios, junto con Rajoy, en una de esas ruedas de prensa en la que es casi un milagro (y no precisamente del santo de la catedral) poder hacer una pregunta y que te la respondan.

Fue una estancia breve, pero muy intensa y cargada de agenda. Se le quiso dar cierta nota de informalidad, con lo del paseo y la cena en restaurante céntrico, pero los respectivos cortejos de ambos mandatarios devolvían a la visita su condición institucional. Como suele pasar en estos casos, a esos cortejos compuestos por personas de confianza y asesores, siempre se suman las autoridades locales. Y la oportunidad de estar junto a la mujer más poderosa de Europa y aparecer en la fotos junto a ella, no la perdieron ni el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, ni el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, ni el actual alcalde de Santiago de Compostela (y van 3 en este mandato), Agustín Hernández.

Lo que es evidente es que la canciller alemana no fue una visitante más, y sus breves pasos por la ciudad compostelana, custodiadísimos hasta el exceso, han dejado ya una huella que va a perdurar un tiempo, como se está comprobando.

Ángela Merkel levanta pasiones de todo tipo. Casi de éxtasis en la mayoría de personalidades del PP que ven en ella a la lideresa que realmente le gustaría tener. Esa sensación se agranda cuando al coincidir Merkel y Rajoy, aún ven más clara su veneración por Merkel, ante un Rajoy al que tienen que aguantar, que para eso es el presidente del PP y del Gobierno, pero que en esas situaciones empequeñece hasta casi difuminarse. Se podría decir que el propio Rajoy recibió con júbilo la bendición de Merkel para que De Guindos pueda ser presidente del Eurogrupo. Su veneración hacia Merkel convierte ese apoyo en una recompensa a los fieles servicios prestados en lo que a políticas de recorte se refiere. No cabe duda que para Rajoy, ahora para Merkel, no hay nadie mejor para dirigir la política del Euro (junto con el ínclito Banco Central Europeo) que le responsable para Europa de Lehman Brothers, cuando este banco quebró en los comienzos de la crisis. De Guindos tiene más méritos aún para alcanzar ese honor, como aquel susurro meloso al oído de Ollie Rehn, en ese momento comisario europeo de Asuntos Económicos, adelantándole la “extremely, extremely agressive” reforma laboral que en breve iban a poner en marcha en España.

Desde luego no hay duda de que para los compromisos jurados entre Merkel y Rajoy en Santiago de Compostela, de continuar con las políticas de recortes y de austeridad, Luis de Guindos es la persona ideal para presidir el Eurogrupo.

Cierta envidia deben estar pasando los dirigentes populares gallegos ante tanta atención sobre De Guindos. Su pasión por Merkel les lleva a desear ser De Guindos en este momento. Y como tal actúan, repartiendo “jaboneta” a la lideresa alemana, y poniéndola como ejemplo de cómo se hacen bien las cosas.

En esa carrera por situarse entre los que más baba sueltan ante Merkel el presidente de la Xunta, Núñez Feijoo lleva ventaja. Y en un alarde de originalidad quiso vincular a Merkel con la propuesta de reforma electoral que el PP quiere imponer, para que sea alcalde o alcaldesa quien más votos saque. Vino a decir Feijoo que, a pesar del buen hacer de Merkel, con sus resultados electorales en Alemania, en España no sería alcaldesa ni presidenta autonómica. Quería dar a entender que Merkel gobierna en Alemania por ser la más votada, y que eso en España, salvo que se tenga la mayoría absoluta, es imposible.

En su delirio venerante de Merkel, Feijoo mentía a conciencia. Es inconcebible que una persona que preside la Xunta de Galicia desconozca que si Merkel es canciller de Alemania es fruto del acuerdo alcanzado con los socialdemócratas alemanes, que forman parte de su gobierno, y no por ser la candidata más votada. Como vemos, en política la irracionalidad del deseo tira por tierra cualquier argumento, sobre todo si son falsos.

Pero en dura pugna con Feijoo por aparecer en los medios como el más “pelota” de Merkel se sitúa Agustín Hernández, tercer alcalde de Santiago de Compostela en este mandato y ex conselleiro en el gobierno de la Xunta. Para Hernández “deberíamos estar orgullosos como compostelanos, como gallegos y como españoles de la visita de una mandataria elegida democráticamente en el primer país de la Unión Europea”. Dice ésto en relación a los cientos de manifestantes congregados en las inmediaciones de la plaza del Obradoiro contra la visita de Merkel y de Rajoy, por ser responsables de la situación de pobreza y necesidad de millones de familias. Para Hernández la actitud de estos manifestantes es "un error" y "una grandísima irresponsabilidad manifestarse justamente al lado del lugar de visita de una personalidad como Angela Merkel”. Seguro que si lo hubieran hecho en el Monto do Gozo, o mejor, si no se hubieran manifestado, le parecía mejor al tercer alcalde de Santiago en 3 años.

Pero para lo que unos son mieles, para otros son palos. Palos como el certificar que Rajoy responsabiliza de la crisis a las personas que viven de su trabajo y no de la especulación, a las personas que padecen la crisis por estar en desempleo y sin ingresos y a las personas que viven de su pensión y con la que mantienen al resto de su familia. Les responsabiliza al comprometerse con Merkel en mantener los recortes y los ajustes presupuestarios en las políticas sociales, deteriorando los servicios públicos esenciales, como la educación y la sanidad, y favoreciendo la entrada del sector privado en la gestión pública. Y les responsabiliza al premiar a los responsables de la crisis, como Luis de Guindos, con honras y reconocimientos que no merecen.

Pero también palos en las costillas como los que llevaron quieren se manifestaron contra estas políticas de recorte y contra Rajoy y Merkel por ser responsables de las mismas. No sólo no pudieron manifestase en una plaza pública como la del Obradoiro (que tuvieron que hacerlo en la plaza de la Quintana), sino que encima recibieron la medicina con la que este gobierno atiende las demandas ciudadanas y sociales: intervención porra en mano de las UIP correspondientes y disolución de la manifestación.

Y palo difamatorio y habitual, ya habitual en boca de responsables políticos del PP, al criminalizar la protesta y al señalar como antidemócratas a quienes se manifiestan en contra de las políticas del PP. En Galicia el PP, que gobierna la Xunta, está especialmente empeñado en reducir como sea a la oposición política, bien sea reduciendo el número de diputados en el Parlamento de Galicia, bien sea criminalizando como amigos de la violencia ( e incluso del terrorismo) a Alternativa Galega de Esquerda (AGE) y al Bloque Nacionalista Galego (BNG). Entre los manifestantes contra la visita de Merkel y Rajoy había representantes institucionales de estas dos fuerzas políticas, ejerciendo un derecho constitucional, que vieron vulnerado por la razón de la fuerza y por las difamaciones y calumnias del delegado del Gobierno, Samuel Juárez, que como ocurre con otros políticos del PP se encuentran más cómodos sirviendo a Merkel que a la ciudadanía en el ejercicio de sus derechos.

Por todo esto, la huella de Merkel en Santiago de Compostela va a perdurar. Y con este viaje, ya hemos tenido suficiente. Mejor no vuelvas

Merkel: vaite e non volvas!