martes. 07.05.2024
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"INTERMEDIARIO ENTRE EL FOLLÓN"

La Tribu fue uno de mis libros de cabecera cuando comencé a estudiar periodismo, junto a Informe sobre la información de Vázquez MontalbánLa prensa y la calle de Juan Luis Cebrián La radio de Ángel Faus. La lectura de aquella aventura de periodistas ambientada en Guinea Ecuatorial afianzó mi vocación infantil. Consolidó mi idea de que este oficio es una forma de vida en la que sólo vale el compromiso con la verdad y la empatía con los que sufren. 

Me ayudó a ser periodista, aunque nunca fui reportero de guerra. Nunca tuve ese cuaderno de notas negro, estrecho y vertical, muy manejable, del Press Correspondents Notebook de la RCA Global Communications que tanto impresionaba en aquellos años a los recién llegados a la cofradía de los corresponsales de guerra. Nunca formé parte de ese club de las 4D's -depresivos, deslenguados, dipsómanos y divorciados- que vivió años de gloria y que ahora está en vías de extinción. Nunca fui un "action junky". Pero, admirado maestro, aun estando lejos, me enseñaste a ser tenaz, humilde, respetuoso, sensible, audaz... Admito que no siempre lo conseguí. 

Veinticinco años después de ponerme por primera vez delante de un micrófono -al final pudo más la magia de las ondas que el romanticismo de las guerras-, incluí opiniones tuyas y fragmentos de La tribu en mi libro Gerda Taro, fotógrafa de guerra. El periodismo como testigo de la historia, con la idea de actuar como humilde altavoz para nuevas generaciones de periodistas que nunca te leyeron, Manu Leguineche. "Intermediario entre todo el follón", has dicho alguna vez, fijando con coloquial precisión la esencia de nuestro trabajo. 

Siempre tuve muy presentes tus lecciones. Tu forma de escribir (La vuelta al mundo en 81 días, qué delicioso viaje) y tu marchamo de autenticidad. Tu pasión por descubrir y por narrar con un estilo propio. Tu pasión por contar la verdad, que es lo que uno siente y toca y sufre y llora; que son rostros, nombres, esperanzas, derrotas; que es lo que nos llega al corazón y nos cambia para siempre. Manuel, la gratitud es memoria viva del corazón.

Gracias Manu Leguineche, por todo lo que nos enseñaste