viernes. 29.03.2024
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Las cargas de la mañana del domingo se han sobrepuesto al debate político y han hecho aflorar el discurso de los derechos humanos, de las libertades. Ya no son los votos: son los palos

Cataluña domina el relato de los principales medios (diarios, publicaciones especializadas y cadenas de radio televisión), en Europa y Estados Unidos, Por unos días, la Corea de Kim Jong-un ha pasado a segundo plano, aunque el asesino fusilero de Las Vegas haya competido duramente por acaparar primeras páginas.

La sensación general es que el gobierno español ha perdido la batalla mediática en el exterior. Naturalmente, no es que se haya asumido el discurso independentista con simpatía general. Pero las escenas de violencia policial han cambiado un relato que, en los días anteriores al 1-0, era un poco más equilibrado.

Las cargas de la mañana del domingo se han sobrepuesto al debate político y han hecho aflorar el discurso de los derechos humanos, de las libertades. Con mayor o menor fundamento, se ha pasado de la cuestión territorial a la humanitaria. Ya no son los votos: son los palos.

La impericia del gobierno Rajoy es notoria, aunque no debe sorprender. Los dirigentes populares suelen ampararse en una rigidez discursiva que entienden favorecida por el trato favorable que reciben de la mayoría de los medios. Incluso en el asunto de la corrupción, donde resulta más difícil comprarles el relato, Rajoy y su partido confían en que las críticas no superarán nunca el umbral del riesgo. Al cabo, el panorama mediático favorable suele encontrar siempre la manera de compensar las informaciones desfavorables para el gobierno con otras tan lesivas o más para los partidos de la oposición o las fuerzas sociales adversas.

En Cataluña, la inflexibilidad gubernamental ha venido encontrando un eco reforzadamente auxiliar en los medios, cuanto que su posición ha venido siendo respaldada no sólo por los afines, sino también por los escasos críticos. En nombre de la unidad y la integridad territorial de España, el gobierno de Rajoy se sentía protegido y blindado. Pero los medios extranjeros operan con otras categorías. Por supuesto, también responden a clichés. Pero son unos clichés diferentes.

Durante las semanas previas al referéndum, comentaristas y propagandistas cercanos al gobierno venían denunciando con creciente preocupación el tono poco favorable de algunas informaciones, crónicas, análisis y comentarios aparecido en los medios internacional sobre el asunto de Cataluña. Algunos pedían al gobierno que saliera de su pasividad y dejara de abordar el problema en plan business as usual, es decir con la indolencia habitual.

En Moncloa y en Génova no hicieron caso o no supieron actuar con diligencia y habilidad. El tratamiento informativo acostumbradamente oficialista de la televisión estatal se acentuó hasta límites de sonrojo la noche del domingo, lo que contribuyó a enajenarse la comodidad de los medios internacionales. Importó menos que la televisión autonómica catalana exhibiera su parcialidad de los últimos años con especial intensidad. La percepción de que en esta batalla había una parte fuerte y otra débil se terminó imponiendo, a veces sin que los propios intérpretes exteriores de la realidad española y catalana lo reconozcan o admitan claramente.

El análisis concreto y detallado del tratamiento informativo exterior desborda los límites de este comentario. Pero no hace falta aportar muchos datos y seleccionar los principales argumentos empleados estos últimos tres días para concluir que el gobierno de Rajoy ha perdido la batalla exterior de la comunicación.

La valoración negativa de la conducta gubernamental no se limita a los noticiarios de televisión o a las ediciones digitales de los diarios que aportan las imágenes más controvertidas de las cargas policiales en los colegios electorales. Algunos análisis de publicaciones especializadas poco sospechosos de veleidades separatistas, nacionalistas o populistas resultan sorprendentes.

LA LECTURA DE LA PRENSA INTERNACIONAL

El diario británico de centro-izquierda The Guardian aseguraba el lunes en su editorial (3) que “el Estado español había perdido”

En FOREIG AFFAIRS, publicación del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, puro establishment de la visión internacional, el analista Joseph Huddleston, de la Universidad de California del Sur, califica de “fallida” la respuesta de “España” al referéndum catalán y afirma que la “overreaction”, es decir, la exageración o el énfasis excesivo en la firmeza, “ha legitimado la invocación a la independencia”. Huddleston destaca que un esfuerzo de buena fe en dirección hacia un sistema federal puede ser una manera para liberar tensión”, en la línea de lo que defienden algunos sectores de la oposición socialista, no sólo los catalanes (1).

En FOREIGN POLICY, una publicación menos oficialista, pero en absoluto afincada en la marginalidad o la contestación del sistema, el artículo de fondo sobre la crisis catalana resulta inquietante, porque asume la percepción catastrofista: “España flirtea con otra guerra civil” es el titular de un análisis de James Badcock. Y eso que se trataba de un artículo previo a la jornada de votación. El tratamiento de las distintas posturas es equilibrado y profesional y se reparten las críticas a uno y otro lado, pero se acepta como razonable que el gobierno debería haber permitido la consulta, “como habían solicitado en recientes editoriales THE NEW YORK TIMES Y LE MONDE” (2).

El diario británico de centro-izquierda THE GUARDIAN aseguraba el lunes en su editorial (3) que “el Estado español había perdido”, debido en gran parte a la “brutalidad policial”, responsable del agravamiento de la crisis. En THE WASHINGTON POST, el analista de portada de su edición digital, Ishaan Tharoor, juega con las palabras en inglés (“The pain in Spain”: “Dolor en España”), para resaltar también la “brutalidad policial” y la respuesta pacifica de la población y sancionar de manera contundente que “el referéndum ha sido un desastre en materia de relaciones públicas para Madrid”. 

En un tono más analítico y profundo, merece especial atención el comentario que una exdirectora de LE MONDE y ahora reputada analista de asuntos europeos, Natalie Nougauréde, publica en el GUARDIAN sobre la imposible mediación europea, que solicitó en las mismas páginas la semana pasada la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Nougayrede afirma, con razón, que la UE “tiene las manos atadas” y repasa los motivos legales y políticos que hacen inviable una intervención relevante de Bruselas, más allá de declaraciones puramente positivas. La analista francesa no ofrece resquicios de simpatía por la actuación oficial, pero desliza una crítica hacia la izquierda radical al señalar que “su indignación ha sido mucho más estridente que cuando el dictador de Venezuela reprimió a la oposición” (5)

Finalmente, es recomendable una entrevista que LE MONDE publicó la semana pasada con Barbara Loyer, profesora de la Soborna, especialista y autora de varios libros sobre España. “Catalogne est depuis longtemps el maillon faible de l’Espagne”, titula el diario (6). Las observaciones y valoraciones de Loyer son muy documentadas, precisas y equilibradas. Se detecta el amplio conocimiento de nuestro país y su interés por ofrecer al público francés un análisis desapasionado, racional y constructivo de la crisis catalana. Algo que en España y en Cataluña necesitamos con urgencia.


NOTAS:

  1. FOREIGN AFFAIRS, 3 de octubre.
  2. FOREIGN POLICY, 27 de septiembre.
  3. THE WASHINGTON POST, 2 de octubre.
  4. THE GUARDIAN, 2 de octubre.
  5. THE GUARDIAN, 4 de octubre.
  6. LE MONDE, 29 de septiembre.

Cataluña: Rajoy pierde la batalla de la comunicación exterior