viernes. 29.03.2024
ENTREVISTA A ERNEST URTASUN

"Hay que cambiar la gran coalición que gobierna en Bruselas desde hace 30 años"

El cabeza de lista de ICV a las elecciones europeas de mayo apuesta por construir un bloque entre la izquierda y la socialdemocracia europea que conforme una nueva mayoría capaz de revertir las políticas de austeridad en Europa. Ernest Urtasun valora muy positivamente la alianza con IU y manifiesta la voluntad de Inicitiva por conformar una candidatura amplia y unitaria. Por Orencio Osuna. Fotos: Prudencio Morales.

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Fotos: Prudencio Morales.

Una de las principales batallas de la izquierda europea será recuperar el papel del Parlamento Europeo

Orencio Osuna | Las próximas elecciones europeas se celebran en un contexto bastante paradójico, porque mientras que -para los países del sur- las salidas a la devastación de la crisis pasarían por un incremento de los instrumentos comunes de la UE para las políticas fiscales, monetarias y sociales -es decir más Europa- nos encontramos con una dinámica justamente contraria en los países más boyantes del centro y el norte en los que crece el nacionalismo, la xenofobia, y la exigencia de que los países del sur se sometan incondicionalmente al dictar de los intereses económicos de los mercados.¿Qué importancia pueden tener las próximas elecciones para incidir en la resolución de la  contradicción entre la necesidad de más Europa y unas dinámicas hegemónicas que imponen todo lo contrario?

Ernest Urtasun | Es verdad que tenemos una dinámica electoral en la mayoría de países europeos determinada por el nacionalismo. Eso tiene que ver con que ha habido una ruptura muy evidente entre los mecanismos de control democrático de las instituciones europeas y la acción de estas. Ha habido una especie de evolución a un federalismo de tipo autoritario en la UE, en el cual las instituciones europeas han estado tomando decisiones sin ningún control democrático. Eso es perceptible en la actuación de la troika en España, en Grecia o Portugal. Han sido soluciones tecnocráticas sin ningún tipo de control soberano, de hecho la troika ha comparecido ante el Parlamento Europeo a posteriori, después de su actuación, no antes, y eso es un problema. Se ha generado una fractura muy evidente en los países del sur de Europa y en el conjunto de la UE, la gente tiene la sensación que ya no controla las decisiones que se toman en Bruselas y eso es lo que fomenta un cierto retorno a posiciones renacionalizadoras. A ello hay que añadir la ruptura del pacto social. Cabe recordar que el primer país en romper este pacto fue Alemania a partir de las reformas de Schröder en el año 2000 y eso también ha alimentado las posiciones recentralizadoras. Como bien decías, frente a la necesidad de un avance del proyecto europeo, se está produciendo mas euroescepticismo, más pulsiones antieuropeas, la sensación de que a Bruselas ya no la controla nadie y la ruptura del pacto social. ¿Cómo se contrarresta? Es un proceso muy largo y tendrá que ver mucho con la recomposición de la izquierda europea. Pienso que la recomposición del proyecto europeo está muy vinculado a la reconstrucción de la izquierda en Europa. Es preciso que el sindicalismo, la izquierda y los movimientos sociales encuentren los mecanismos para hacer dos cosas, la primera pasa por reponderar a la ciudadanía respecto a las decisiones que adopta la UE dotando al Parlamento Europeo de un mayor poder en la toma de decisiones, porque a pesar de que el Tratado de Lisboa le otorgaba más competencias, la realidad es que que la institución ha sido  marginada precisamente en estos momentos de crisis. Una de las principales batallas de la izquierda europea será recuperar el papel del Parlamento Europeo, lo cual es fundamental para una Europa democrática. La segunda es reestablecer una agenda social que preserve y desarrolle los derechos y servicios públicos a nivel europeo, es decir unos valores comunes. Sólo con una convergencia de la izquierda -en la que el sindicalismo tiene un papel muy importante- será posible acometer esos grandes retos.

Orencio Osuna | Pero para ello hay que superar enormes obstáculos ya que existe una tradición política bastante instalada en Europa en el siglo XX en que la izquierda -y resto del sistema de partidos y sindicatos- ante los conflictos de intereses que se producen entre los estados, se alinean con los supuestos intereses nacionales de sus correspondientes países. Es difícil encontrar líneas transversales que permitan que la izquierda europea -la francesa, la española, la italiana, la alemana…- se coloquen en un mismo proyecto de cambio. Lo cierto es que hemos visto cómo en los países nórdicos o Alemania, sectores de la izquierda han firmado y sostenido las políticas de austeridad y recortes impuestas a los países del sur. La necesidad de una unidad de la izquierda y el comportamiento nacional o nacionalista de la izquierda es una contradicción grave, ¿cree que en la próxima etapa en la UE va a prevalecer una lógica política instalada en el eje izquierda derecha?

Ernest Urtasun | Es difícil. Yo creo que tanto la izquierda como el sindicalismo ha vivido más de la propia dinámica nacional, que no de la dinámica europea. Hasta ahora la CES sí ha empezado -pienso que tiene mucho que ver con el trabajo que ha hecho Fernández Toxo en la presidencia- a tener una agenda más compartida de las fuerzas sindicales europeas sobre cuáles han de ser los intereses comunes de los trabajadores europeos. Pero hasta ahora es verdad que el sindicalismo europeo no ha pactado las cosas, no había una dinámica conjunta y eso en las fuerzas políticas de la izquierda también se produce. Debemos ser conscientes cada vez más de que se ha impuesto una dinámica en los poderes dominantes que han puesto a los estados europeos del bienestar a competir, la dinámica europea ahora mismo y el derecho europeo que sigue siendo nacional. El derecho social es eminentemente de carácter nacional y, aunque la Europa social es un objetivo para toda la izquierda, la protección del estado de bienestar es una lucha en cada Estado. En los últimos 10 años en los que hemos puesto nuestros derechos laborales, nuestro estado de bienestar en competencia con los demás, es la dinámica muy pensada del neoliberalismo, y eso está generando una perspectiva de recorte y de reducción a la baja en todas partes. De hecho, la reforma laboral y la política de contención salarial aquí está muy condicionada porque Alemania lo hizo a partir del año 2000. En Francia también se va a plantear las mismas recetas, si no los franceses empezaran a tener un problema. Tenemos que ser conscientes como izquierda europea que eso es un problema que tenemos de forma conjunta. Nuestras estructuras de bienestar se ven forzadas a competir entre ellas por unas dinámicas creadas en el propio seno de la UE, así que o tenemos una agenda compartida o al final nadie va a salir bien de esto. Por mucho que la izquierda o el sindicalismo alemán piense que puede pactar con Merkel o con los democratacristianos la protección de derechos, con estas dinámicas no se libra nadie. Me parece que este contexto genera posibilidades de generar un proceso para establecer objetivos europeos compartidos que rompan con esta idea nacional estrecha que ha existido hasta ahora.

Orencio Osuna | La derecha neoliberal y los grandes poderes económicos están empeñados en  vender a los ciudadanos europeos la monserga de que el modelo de estado de bienestar -o de medioestar, como sería más apropiado decir- es inviable en un marco de competencia globalizada.  Pero cada vez está más claro que lo que está sucediendo es que esa supuesta adaptación está recayendo por completo sobre las espaldas de los países del sur y sobre los ciudadanos más pobres, mientras que se mantienen los privilegios fiscales para las empresas y los ricos. Quizás las próximas elecciones europeas abran un proceso en los próximos tiempos, que desemboque en la creación de  las alianzas políticas y sociales necesarias para transformar las estructuras de la UE que han devenido en ser un instrumento de esas políticas de desigualdad. Pero la posibilidad de una potente  alianza de los países del sur contra el austericidio ha sufrido un golpe muy importante con la reciente rendición de Hollande a las exigencias de recortes presupuestarios. ¿No debilita el sometimiento del gobierno francés las perspectivas a corto plazo de construir una masa crítica en Europa que transforme las políticas dominantes?

Si el sindicalismo alemán quiere jugar en otra alianza con la izquierda del sur de Europa, entraremos en un proceso muy positivo

Ernest Urtasun | Ha sido una gran decepción porque todo el mundo pensaba que Francia lideraría unas políticas alternativas a las políticas de Merkel. Parte de la izquierda del sur de Europa quiso anclarse a Hollande. Por ejemplo, Nicky Véntola. En Italia se pasó un año diciendo que el quería trabajar con Hollande y que el rol de la izquierda alternativa, no socialdemócrata, era creer en ese gobierno. Incluso nosotros en la izquierda española le dimos credibilidad, al principio del mandato de Hollande, a esa posibilidad, porque era la mejor salida a la situación que estábamos viviendo. Yo creo que Hollande ha entregado la gestión de gobierno a la derecha, o al programa de la derecha. Mi duda  es ver hasta qué punto eso va a poder aguantar, es decir, si Hollande va a intentar llevar a Francia a la dinámica de devaluación competitiva que se ha impuesto al sur de Europa. Si eso fuese así, yo creo que Hollande lo va a pasar muy mal. Francia no es España, ni Grecia, y tocar las estructuras de bienestar de Francia y hacer una política de devaluación salarial, con una sociedad con una tradición sindical y una administración pública muy fuerte, es mucho más complicado. Las políticas de austeridad quizá revientan en Francia. Entonces, ¿qué hacer cuando Hollande ha entregado la alternativa a la derecha? Sin duda había una opción estratégica, que ya lamentablemente no  tenemos. Es verdad que una cierta organización de la izquierda en el sur, ahora mismo entre Francia, Portugal, Grecia e Italia puede ser una alternativa, pero necesitamos encontrar alianzas en el centro de Europa y en Alemania. Desde ese punto de vista me parece interesante la evolución que ha hecho IE Metal, (el sindicato alemán del metal) que durante mucho tiempo había tenido una actitud muy de pactar sus cosas sólo en Alemania, sin jugar un papel importante a nivel europeo. Si el sindicalismo alemán quiere jugar -o ha entendido que debe jugar- en otra alianza con la izquierda del sur de Europa, entraremos en un proceso muy positivo. Se nos ha caído Hollande y debemos recomponer la izquierda europea, y aquí creo que hay un factor al cual nos podemos enganchar, mas allá del sindicalismo alemán, que es la victoria de Siryza en Grecia. En la medida que Siryza tenga asiento en el consejo europeo y pueda plantear determinadas cosas que hasta ahora no se han planteado, cuestiones relacionadas con la deuda, con el cómo se hacen los rescates, con la fiscalidad…eso también abre una perspectiva. No sabemos cuándo habrá elecciones en Grecia, pero como tarde van a ser en 2016 y eso abre perspectivas que puede ser interesantes. Pero debemos reconocer que el hecho de que Hollande haya entregado la alternativa de gobierno a la derecha es un golpe estratégico duro.

Orencio Osuna | Se trata por tanto de moverse en un proyecto de cambio en Europa de sus instituciones entre los dos ejes, alianzas de países y alianzas entre los sectores de las sociedades europeas que están siendo los grandes afectados, las grandes víctimas de estas políticas que generan desigualdades en todas las sociedades europeas, también en Holanda, en Alemania, en Finlandia… Estos dos ejes están en movimiento y las elecciones europeas no serán el único momento del proceso de cambio en Europa, pero es un momento en que se tienen que conformar unas instituciones que afectan a nuestro día a día en cómo pueden ser nuestros ayuntamientos o nuestros parlamentos si existe una conciencia política en la sociedad española. ¿La izquierda europea se plantea en serio la necesidad de generar mayorías políticas y electorales en unas instituciones como el parlamento europeo o la comisión tan decisivas para el devenir de nuestra sociedad y acometer los cambios o, en realidad se resigna a que manden siempre los mismos?

Hay que cambiar la gran coalición que gobierna en Bruselas desde hace 30 años

Ernest Urtasun | Hay una mayoría de gobierno en Bruselas -que es una gran coalición- y gobierna en Bruselas desde hace 30 años. Todos los grandes pactos los hacen la socialdemocracia y las diferentes expresiones de la derecha. Se reparten la presidencia de la comisión, los altos representantes, los puestos claves en el Consejo. Yo veo que una opción estratégica para la izquierda el 25 de mayo es romper esa coalición. Particularmente en el sur es romper esa gran coalición y en las instituciones europeas. Por supuesto será complicado conseguirlo porque en Berlín hay un pacto entre la socialdemocracia y Ángela Merkel que va a ser un freno a que se pueda romper ese bloque, pero debemos intentarlo. Al candidato socialdemócrata a presidir la comisión, Martín Schulz, habrá que preguntarle e intentar que responda qué mayoría quiere él configurar. Si quiere llegar a la presidencia de la Comisión con un pacto con la derecha -como hasta ahora- o quiere liderar una mayoría en el Parlamento Europeo alternativa netamente de izquierdas. Creo que una cosa que debemos explicar al electorado progresista, es que eso será posible en la medida en que la correlación de fuerzas entre la socialdemocracia y la izquierda alternativa en el parlamento europeo sea distinta. Sólo si tenemos un gran bloque antirecortes fuerte en el Parlamento Europeo, podemos obligar a la socialdemocracia a romper sus acuerdos con la derecha en Bruselas y eso es una opción estratégica clave en esta campaña. Tanto los candidatos importantes de la izquierda europea, como Alexis Tsipras, han manifestado su voluntad de obligar a Schulz a moverse y han manifestado su voluntad de trabajar con él ,siempre y cuando decida romper eso. De cara a las europeas, a los ciudadanos hay que explicarles dos cosas; una es que la alternativa europea no la construimos sólo en el parlamento europeo. El 25 de mayo, en las elecciones al Parlamento Europeo, nuestro objetivo político tiene que ser construir este bloque entre la izquierda y la socialdemocracia europea con una nueva mayoría alternativa. Tenemos que llegar también al Consejo, que es ahora mismo el que toma la mayoría de las decisiones y además es el que ha reforzado sus competencias en relación a lo que había sido tradicionalmente el mecanismo legislativo europeo. Necesitamos, también, tener gobiernos amigos en el Consejo Europeo, no sólo la nueva representación de Grecia, que puedan levantar la voz en el Consejo contra las políticas de austeridad y eso depende del resultado de las elecciones europeas y nacionales. Pero bueno, ahora son las elecciones al Parlamento Europeo el 25 de mayo, que es la primera etapa en ese objetivo estratégico de romper la gran coalición dominante en Bruselas.

Orencio Osuna | A pesar de todo, el proyecto europeo respondía a unos valores y a unas necesidades de una época en la que se salía de una guerra de destrucción total, de vidas humanas y de las estructuras económicas y sociales. Se construyó una Europa de los mercaderes, pero también una Europa social y democrática. Esto es indiscutible, como hemos podido observar en España en algunos momentos como la sentencia del Tribunal de Luxemburgo declarando abusivas cláusulas que facilitan los desahucios, la sentencia sobre la doctrina Parot que vulneraba el principio de no retroactividad de la ley, las advertencias acerca de la ley Gallardón que limita el derecho de las mujeres a abortar. Hay también todo un edificio construido que está siendo asaltado, demolido, erosionado, pero que hay que conservar, ¿no hay un área, por tanto, de convergencia con los sectores de la social democracia e incluso otros sectores provenientes de la antigua democracia cristiana y el liberalismo que han sido grandes actores en la construcción de esa Europa que se rompe? ¿No tendríamos una base para el mantenimiento de alianzas entre la izquierda y estos sectores para sostener el proyecto de una Europa económica y social?

Nuestro objetivo político debe procurar que la socialdemocracia europea se descuelgue de este proceso de deconstrucción europea

Ernest Urtasun | Sí, deberíamos encontrar -con la socialdemocracia desde luego- puntos de encuentro para defender todo eso. A mí me gustaría explicar una cosa: cómo ha ido la dinámica de la construcción europea, según pienso. Es verdad que construimos un edificio a partir de lo que fue la victoria del antifascismo en la segunda Guerra Mundial -la historia de España aparte-, pero se construyeron unas constituciones sociales en cada uno de los países y el proyecto europeo fue la culminación de eso, de un proceso de construcción, de un Estado de bienestar y de garantizar unos mínimos vitales para el conjunto de la población. Creo que eso entra en crisis muy claramente a finales de los años 80 porque el proyecto europeo con la caída del muro -y eso lo explica muy bien el profesor Ramón Torrent de Barcelona que es una persona que ha estudiado muy bien la evolución del proyecto europeo-, Europa pudo elegir entre dos opciones: o exportar su modelo de bienestar, o importar el modelo de la precariedad exterior. Europa decidió importar la precariedad exterior y, curiosamente, la importación de la precariedad exterior se ha realizado utilizando las instituciones europeas para desmantelar el derecho y el estado de bienestar que era básicamente nacional. Ésa es la dinámica actual 'desconstituyente' -si se me permite la expresión-, que existe, que consiste en que las instituciones europeas están deconstruyendo las conquistas sociales que estaban blindadas en la legislación nacional y, además, las propias que estaban en la legislación europea. Ese es el proceso real. Entonces, ¿cómo cambiar esa dinámica y volver a generar un proceso europeo centrado en el bienestar? Es el gran reto. ¿Podemos encontrar puntos de encuentro con algunos sectores europeos? Desde luego, los encontraremos. Pero aquí la gran batalla es si queremos seguir con este proceso de importación de la precariedad exterior o queremos generar una nueva dinámica europea que defienda el modelo social europeo. Esa es la gran batalla, yo no veo ahora a ninguno de los sectores de la democracia cristiana en esa dinámica y veo a la socialdemocracia entregada al nuevo modelo de precariedad social. Creo que nuestro objetivo político debe procurar que la socialdemocracia europea se descuelgue de este proceso de deconstrucción europea.

Orencio Osuna | Hay, por tanto, varios caminos que en estos momentos tiene planteado el escenario europeo en un mundo global en el que Europa tiene dificultades importantes. Tenemos, por un lado,  las políticas neoliberales que dominan, de recortes, de austericidio de hacer que lo paguen los más pobres y los países del sur. Hemos hablado también de alternativa en la izquierda aún débil y desunida, pero también se está abriendo paso con fuerza una última alternativa que es la xenofobia, el nacionalismo, el fascismo, el intervencionismo militar. En Francia y otros países se asume la agenda de la derecha incluso por parte del gobierno socialista en temas de inmigración. Ese es otro camino, ¿no conviene echar también una mirada al pasado, a la historia, a los procesos que se han vivido en Europa en que estos actores han estado también presentes y concluyeron en… bueno, no vamos a ponernos apocalípticos, pero sí con la destrucción y barbarie?

Ernest Urtasun | Sí, hay que tener eso en cuenta desde luego y creo la emergencia de la extrema derecha en Europa es un hecho y en el Parlamento Europeo por primera vez vamos a tener agenda de extrema derecha cosa que no habíamos tenido nunca.

Orencio Osuna | Pero no solamente la extrema derecha. Es que, lamentablemente, es gran parte de la agenda de la extrema derecha va siendo absorbida por ciertos sectores de lo que se llamó derecha democrática y en algunos casos incluso sectores de una tradición de izquierdas también bastante asentada…

El programa de la extrema derecha a veces viene legitimado por las políticas de partidos supuestamente democráticos

Ernest Urtasun | Sí, sí, desde luego, el programa de la extrema derecha a veces viene legitimado por las políticas de partidos supuestamente democráticos, y eso es un problema grave. Entiendo lo que planteas, es decir, si debemos encontrar alianzas para frenar eso, es evidente. Pero el problema es que el crecimiento de esa fuerzas viene alimentado por la crisis social y económica que vive el continente. Hasta que no seamos capaces de recuperar una agenda social europea, estas tendencias tienen un freno difícil pero que debemos combatirlo políticamente en los parlamentos, en los foros, a nivel local. Esas fuerzas -la historia europea lo demuestra- viven de la demagogia, de la guerra del pobre; o somos capaces de romper la dinámica de ruptura del pacto social europeo o difícilmente frenaremos el ascenso de esas fuerzas de extrema derecha, francamente, no creo que una alianza parlamentaria para frenar la extrema derecha, pero que mantuviera las políticas económicas actuales, permitiera derrotarlas. A mí eso no me parece realista. Esos grupos y esas políticas sólo pueden ser frenadas con la política y con las políticas y eso implica que la socialdemocracia y la derecha democrática deben entender que deben moverse y cambiar.

Orencio Osuna | Impulsar alternativas políticas exige mayorías mayorías sociales y electorales, capaces de actuar en la sociedad y de actuar a su vez en las instituciones representativas. Por eso me remitía yo a la cultura de las amplias alianzas contra las grandes amenazas. Pero descendiendo un poco más a España, aquí las elecciones parece como que sólo diriman las expectativas internas de los partidos: que si el PP saca dos puntos al PSOE, o al contrario, o si IU y UPyD van a aumentar no sé cuantos. Pero se comenta muy poco la necesidad de forzar nuevas mayorías en Europa y de que la izquierda sea un agente de cambio en las instituciones europeas. En este contexto, ICV ha decidido presentarse en una coalición con IU, ¿está formalizado ya ese acuerdo, existe ya un acuerdo entre ICV e IU y sobre una candidatura conjunta y que usted concretamente sea candidato en unas listas comunes?

Ernest Urtasun | El acuerdo no está formalizado pero la voluntad creo que es compartida de que podamos ir juntos y a poder ser con más gente.

Orencio Osuna | ¿Pero ese acuerdo aún no está cerrado…?

Ernest Urtasun | El acuerdo no está formalizado aún estamos en conversaciones…Nosotros por nuestro lado hicimos nuestra elección de candidato mediante unas primarias en la que mis compañeros me eligieron. IU está todavía con su propio proceso de elección de candidatos pero la voluntad de ambas partes existe.

Orencio Osuna | ¿No sería un momento idóneo las elecciones europes para unir en una sóla candidatura -además de ICV e IU-, a toda la izquierda del estado que comparte una misma visión  Europa como Equo, Compromís, AGE, la CHA e incluso con Podemos?

Ernest Urtasun | Por nosotros no quedará, de hecho hemos sido muy activos en el conjunto del Estado para poder unificar todas las expresiones de la izquierda alternativa en una única candidatura. Como candidato, el primer artículo que hice, un artículo que se llamaba ‘Estar a la altura de las elecciones de mayo’, en el cual planteaba la necesidad de ir a un proceso de unificación del conjunto de las izquierdas, de que Equo, Compromís, IU, ( cuando escribí eso ‘Podemos' no había iniciado su andadura')… pudiéramos todos confluir en una gran candidatura, esa siempre ha sido la voluntad de ICV. Laia Ortiz -que es quien lleva las relaciones políticas de Iniciativa- lo ha trasladado al conjunto de actores y esa sería nuestra voluntad pero evidentemente no depende de nosotros. Podemos de alguna manera intentar contribuir a ello pero la dinámica que se cree no la controlamos nosotros. En cualquier caso, sí tenemos voluntad primero de ir con IU eso es muy claro y en segundo lugar de intentar que esa candidatura incluya al máximo de actores posibles, Equo, Compromís, Podemos, y también las expresiones en Galicia que se han producido últimamente, con Anova, con AGE, que ha sido yo creo una de las grandes experiencias políticas de los últimos años en el Estado y nos gustaría que también pudiera sumarse a eso, por nosotros no quedará y lo seguiremos intentando hasta el último minuto.

Orencio Osuna | ¿No es una dificultad que ICV pertenezca al Partido Verde Europeo y en cambio sus aliados electorales como IU pertenezcan a otro grupo parlamentario, la Izquierda Unitaria Europea, ¿no representa eso un obstáculo para la unidad teniendo en cuenta que los Verdes alemanes, se han sumado a las políticas de recortes e incluso en ocasiones una inclinación a apoyar las políticas intervencionistas militares fuera de Europa, en África…?

Ernest Urtasun | En relación con los Verdes hemos tenido discusiones muy fuertes, con los Verdes alemanes particularmente, sobre algunas cuestiones. Creo que ha habido una evolución en relación a las cuestiones de política económica, en relación al sur de Europa, positiva. Los Verdes alemanes evidentemente tienen tienen un gran peso en el conjunto del PVE, pero ha sido con ellos que la agenda parlamentaria del Grupo Verde en el Parlamento Europeo y la de la Izquierda Unitaria en los últimos cinco años ha sido prácticamente muy parecida creo que al 90% de las cosas las han votado juntos. A nosotros nos gustaría generar una dinámica entre la izquierda unitaria y los Verdes que pudiera incluso transformarse en la creación de un grupo único en el Parlamento Europeo, sabiendo las dificultades que tiene eso, pero sí nos gustaría, si no puede ser un grupo único, una dinámica más compartida. Si queremos que Sculchz rompa sus acuerdos con la derecha, necesitamos que esas dos familias trabajen juntas para hacerlo y esa es la gran opción estratégica del Parlamento Europeo en el próximo mandato. Es decir, la unidad entre las dos familias, es un objetivo político nuestro, de ICV. Por tanto no pienso que haya una gran contradicción en que vayamos con IU, primero, porque las dos familias votan muchas veces juntas y, segundo, porque no es la única candidatura en Europa que tiene después expresiones en familias políticas europeas distintas, eso ocurre en muchos lugares de Europa y ocurre también en España. En cualquier caso, creo que lo importante es que la candidatura en España tenga un proyecto europeo compartido y eso sí existe. Nuestra candidatura es para una Europa en la cual creemos conjuntamente tanto IU como nosotros.

Orencio Osuna | Una de las reacciones políticas que se está dando en Europa es la existencia de tensiones territoriales dentro de los Estados, como es el caso de Escocia, o la Padania, en Flandes o Cataluña, de los fenómenos que se está dando en Europa. Aunque son casos y situaciones distintas indiscutiblemente, desde vuestra perspectiva, ¿piensa que se puede inscribir todo el proceso de exigencia soberanista de Cataluña dentro de una dinámica común europea de disconformidad de comunidades que tienen identidades propias, como una manifestación más de esta crisis general de Europa o nace solamente en las dinámicas que hay en el Estado español y del fiasco en cierto modo en el que está deviniendo el Estado que salió de la Transición?

Cataluña ha sido expulsada del marco constitucional

Ernest Urtasun | Creo que ningún fenómeno político europeo es un fenómeno aislado, ninguno, ni el catalán, ni el griego, ninguno es aislado, todo responde a una dinámica más general, europea, vinculada con la crisis económica con la austeridad. Es evidente que el caso catalán viene influenciado por dinámicas europeas, eso sin duda es así. Ahora bien, Cataluña yo creo que sin lo que ha ocurrido en los últimos años en su relación con el Estado la dinámica actual no se hubiera producido. Creo que Cataluña ha sido expulsada del marco constitucional y eso sí es una dinámica muy propia de Cataluña. Ninguna nación sin Estado ahora mismo en Europa se ha visto expulsada del marco constitucional al que pertenece como ha sido el caso catalán. Ceo que ahora mismo Cataluña no se reconoce en la Constitución del 78 fruto de la sentencia del Estatut y eso va a obligar -si se tiene la voluntad de construir un futuro compartido- a respetar el derecho a decidir de Cataluña. La  construcción de un Estado federal, obligará a un cambio constitucional, porque esta Constitución ya no es capaz de responder a las aspiraciones nacionales de Cataluña. Por tanto, respondiendo a su pregunta, en Cataluña hay un proceso político influenciado, igual que todos los otros, por una dinámica europea, pero tiene una base propia y singular por la dinámica que se ha producido en los últimos años, sobre todo a partir de la sentencia sobre el Estatut del Tribunal Constitucional.

Orencio Osuna | Los grandes retos que tiene por delante la izquierda europea de ser un agente de transformación en la UE, exigen procesos de convergencia y alianzas dentro del marco europeo. El caso, por tanto, de un proyecto en Cataluña de independencia, es contrario a esa lógica, ¿compartir un proyecto de reconstrucción del Estado español, de renovación de la Constitución, de un proceso constituyente, no sería un objetivo común de todos los pueblos que hoy forman el Estado español?

Ernest Urtasun | Sí, sí, desde luego. Romper el marco constitucional del 78 es una tarea de todos juntos, pero creo que ahora mismo la fuerza política, el impulso político y social más fuerte para lograr eso viene de Cataluña, sin ninguna duda. La izquierda federalista -con la cual yo me identifico- debemos entender que la dinámica que se ha producido en Cataluña es una oportunidad, no es un riesgo. Se trata de una oportunidad para romper el marco constitucional que no nos gusta y que hay que cambiar. Pero aquí hay una cuestión que ya no se puede obviar y es que hay una mayoría del pueblo de Cataluña que quiere poder expresar democráticamente si quiere seguir perteneciendo o no a España. Eso debe respetarse y debe permitirse, que esa mayoría que quiere votar independentista pueda hacerlo. En la medida que la izquierda federalista seamos capaces de aprovechar esta dinámica social y seamos capaces de generar una nueva dinámica constitucional, en Cataluña pueden pasar muchas cosas.

Orencio Osuna | En el Estado español hay fuerzas que claramente consideran agotado el modelo constitucional del 78 y que alcanzan muchos sectores, no solamente de la izquierda alternativa. La desafección ciudadana a las instituciones de la transición -incluida la monarquía- es cada vez más amplia, aunque tal vez no sea aún mayoritaria en la sociedad española. En todo caso, es muy importante para la izquierda española generar las alianzas que permitan desarrollar este nuevo proyecto, una nueva Constitución si se generan las mayorías convenientes, ¿ICV, se plantea participar en un nuevo proyecto con el resto de la izquierda transformadora y de sectores más amplios de la sociedad española hacia un federalismo, hacia una constitución más democrática o se enclava también en la dinámica soberanista? Porque yo he escuchado, me ha sorprendido en cierta medida,  que ICV se ha definido como un punto de encuentro entre los federalistas y los independentistas, ¿es compatible ese tipo de convivencia de dos proyectos en un mismo partido político?

Iniciativa no podría defender una nueva dinámica constitucional que no incorporara la posibilidad de ejercer el derecho a decidir

Ernest Urtasun | Creo que es compatible. Joan Herrera siempre dice -y estoy de acuerdo con él-, que ahora mismo tenemos un objetivo compartido, los independentistas y los federalistas que es romper el ‘statu quo’. Eso es muy evidente. Hay determinados sectores del soberanismo que cometen un error, que es pensar que sin alianzas en el resto del Estado vamos a lograr alguna cosa. Yo siempre digo que sin romper el muro del 78 va a ser muy difícil poder ejercer el derecho a decidir y plantear una alternativa, por lo tanto no tener aliados en Madrid es un problema. Nosotros siempre sacamos pecho en Cataluña y decimos que tenemos aliados en el resto de España que están dispuestos a dar el paso para que Cataluña pueda ejercer el derecho a decidir. Creo que Iniciativa nunca ha renunciado a participar con sus aliados estatales hacia una nueva dinámica constitucional, nosotros vamos a estar allí, estamos trabajando con IU y con otras fuerzas para poder hacer eso posible. Nosotros lo hacemos también desde la defensa de que esa nueva dinámica constitucional debe reconocer inequívocamente el derecho a decidir del pueblo de Cataluña. Es decir, creo que Iniciativa no podría defender una nueva dinámica constitucional que no incorporara la posibilidad de ejercer el derecho a  decidir. En la construcción de esa dinámica nosotros estaremos allí, siempre hemos querido estar, y eso no es incompatible con que haya independentistas en Iniciativa, ni mucho menos porque los independentistas inteligentes -y los que militan en Iniciativa lo son- saben que sin aliados en el Estado su proyecto es totalmente inviable.

"Hay que cambiar la gran coalición que gobierna en Bruselas desde hace 30 años"