sábado. 20.04.2024
eurodollar

1 de octubre de 2016: el euro, pese a los problemas que atraviesa la zona euro en estos momentos, está saliendo bastante airoso de la situación. El Brexit no ha minado tanto como se podía esperar a la moneda única europea y se mantiene estable frente al dólar por encima de la barrera de los 1.10 al cambio con la moneda norteamericana. Además, algunos medios afirman que una posible victoria de Donald J. Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses del 4 de noviembre podrían ahondar aún más en las diferencias entre ambas divisas. Los rumores de paridad entre el EUR/USD, tan proclamados a finales del año 2015, parecen haberse superado con nota por parte de la moneda única europea.

14 de febrero de 2017: Como todo el mundo sabe, la historia no se produjo del modo esperado. Donald Trump sí ganó las elecciones, pero el efecto fue casi que el contrario al esperado. Las bolsas mundiales no se desplomaron y lo que sí subió fue tanto la Bolsa de Nueva York como la divisa norteamericana, que ganó enteros desde que se confirmó el hecho de que el neoyorquino iba a ser el próximo presidente de los Estados Unidos. Durante el mes de noviembre, el euro tocaba mínimos anuales frente al dólar, llegando a situarse en los 1.0515. En diciembre, el mínimo caería hasta 1.0350 y en enero hasta los 1.0339, mínimos desde enero de 2003.

Ahora, aunque parece que la divisa de la Eurozona se ha estabilizado en torno a los 1,06-1,07 dólares, lo cierto es que la amenaza de la paridad sigue cerniéndose sobre la moneda única europea. Esta semana, tal y como se indicaba en el portal de inversión Sharp Trader, el dólar volvía a presionar tanto al euro como al resto de sus siete principales cruces (la libra esterlina, el dólar canadiense, el franco suizo, el yen japonés, el dólar australiano y el neozelandés).

Las presiones políticas del euro y la confianza del establishment norteamericano

La mayoría de analistas entiende que detrás de estas presiones del dólar frente a las otras monedas actúan dos factores, que pueden variar en su intensidad según el momento. El primero de ellos es el ya manido efecto Trump, que, al contrario de lo que se esperaba, supuso un impulso más que positivo al sector financiero norteamericano. La clase empresarial ha puesto toda su confianza en el nuevo presidente de los Estados Unidos y los índices de la Bolsa de Nueva York no paran de marcar nuevos records en sus índices.

Por lo que parece, es posible que los sectores industrial, energético, farmacéutico y financiero sean los que más se puedan beneficiar de la desregulación y los impulsos a la producción que ha prometido Trump. En resumen, la situación política en el país norteamericano es la óptima para que se produzca un despegue de los valores bursátiles y, también, de su divisa.

Mientras tanto, Europa vive en las antípodas de una situación tranquila políticamente hablando. Fuera de frentes ya abiertos como la inestabilidad creada por el Brexit, la situación política italiana o el estado del tercer rescate financiero en Grecia, a día de hoy uno de los temas que más puede dañar al sector financiero europeo (y, sobre todo, a su moneda) es la incertidumbre generada por los movimientos euroscépticos de la Europa más rica.

Para empezar, en marzo tendrán lugar las elecciones holandesas, en las que el alma de la extrema derecha europea está representada en el abiertamente xenófobo Geert Wilders, que ya estuvo juzgado por racismo por preguntar en un mitin de su partido (el PVV), si los asistentes querían “más o menos marroquíes”. Como la respuesta fue menos, el candidato presidencial contestó con un “nos ocuparemos de ello”.

Además, Wilders está también totalmente en contra de la Unión Europea y a favor de plantear un referéndum por la salida de su país, al igual que hizo Gran Bretaña y al igual que plantea Marine Le Pen, que llega con unas propuestas similares a las elecciones presidenciales francesas de abril. El broche lo pondrán las elecciones presidenciales alemanas de septiembre, en las que existe la amenaza real del ascenso del ultraderechista AfD.

No es moco de pavo lo que le queda por delante al euro y que nadie se extraña si luego de septiembre ya no solo está por debajo de la paridad con el dólar, sino que además ha perdido a dos de sus países fundadores por el camino: Francia y Holanda.

La situación política arrastra al euro frente al dólar