viernes. 29.03.2024
economia-sumergida-billetes

Aquello que no se estime y cuantifique, difícilmente se puede combatir

A comienzos de esta semana, el Gobierno admitía no tener intención de realizar estudios oficiales sobre la economía sumergida, basándose en que no son “una herramienta útil para luchar contra el fraude”. El error de concepción es mayúsculo, puesto que aquello que no se estime y cuantifique, difícilmente se puede combatir. Y esta “guerra” debería ser una prioridad en España, donde uno de cada cuatro euros circula a espaldas de Hacienda, por lo que cerca de 300.000 millones de euros permanecen ocultos, provocando asimismo una pérdida de recaudación impositiva próxima a los 70.000 millones de euros.

El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, planteó en una pregunta parlamentaria la posibilidad de “promover la elaboración periódica de un informe para la evaluación oficial de la economía sumergida y del fraude fiscal”. Y los responsables económicos del Ejecutivo respondieron que estos estudios suelen elaborarlos organismos internacionales, investigadores académicos o entidades privadas.

España sufre más del doble de economía sumergida que los países de nuestro entorno

Pues bien, el organismo que tendría que responsabilizarse de realizar y publicar ese informe es el Instituto de Estudios Fiscales. Sus conclusiones harían sonar todas las alarmas. Y es que España sufre más del doble de economía sumergida que los países de nuestro entorno. En este sentido, según nuestros últimos datos, el dinero negro aumentó en unos 15.000 millones de euros cada año desde el inicio de la crisis, en 2008, cuando la tasa de economía sumergida era del 17,8% del PIB. Pero, en 2009, el momento más duro de la recesión, el dinero oculto se disparó en más de 27.000 millones de euros, tanto como los dos ejercicios siguientes juntos, debido fundamentalmente al efecto “arrastre” provocado por el ‘boom’ inmobiliario.

Sea como fuere, lo cierto es que la economía sumergida debería evaluarse de forma periódica para analizar su evolución y comportamiento y poder combatirse, puesto que al enemigo no puede derrotársele si no se identifica previamente, siguiendo con el símil bélico. Y para ello resulta fundamental reforzar y dotar de mayores responsabilidades a la plantilla de funcionarios de la AEAT, principal aliado en la batalla para aflorar el dinero oculto y aumentar los ingresos del Estado.

No obstante, pese a la crudeza de los datos, España ocupará este año el último lugar en la Unión Europea en las ratios de efectivos del control tributario utilizados por la OCDE, por mucho que los ya rechazados Presupuestos Generales del Estado recogieran un ligero aumento de apenas 387 personas, previendo alcanzar a final de año los 25.916 empleados.

España cuenta con 24.712 efectivos menos que la media registrada en Europa para luchar directamente contra la economía sumergida y otras 792 personas menos de apoyo. O, lo que es lo mismo, sólo un trabajador por cada 2.122 ciudadanos, frente a la media europea, según la cual cada empleado controla a menos de la mitad de contribuyentes.

Ya dijo un sabio que “lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Pues eso. Hagamos caso a los sabios y definamos y estimemos la economía sumergida para mejorar la lucha contra el fraude. Ganaremos todos.

gestha200

Carlos Cruzado

Presidente de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA)

¿Por qué es necesario estimar la economía sumergida?