jueves. 28.03.2024

La congelación del SMI en 2014, unida a las pérdidas de poder adquisitivo de salarios y pensiones se contrapone efectivamente al aumento de los precios, especialmente de los servicios y suministros esenciales de los hogares (electricidad, agua, gas) lo que agudiza el empobrecimiento de los sectores más desfavorecidos.

Una nueva caída real del SMI que supone empujar, de manera consciente, a que cientos de miles de trabajadores y trabajadoras atraviesen el umbral de la pobreza, además de penalizar la capacidad de compra, lo que limita de manera real las posibilidades de recuperación del consumo

La congelación del Salario Mínimo Interprofesional es un nuevo golpe para amplios sectores de la población. Una nueva caída real del SMI que supone empujar, de manera consciente, a que cientos de miles de trabajadores y trabajadoras atraviesen el umbral de la pobreza, además de penalizar la capacidad de compra, lo que limita de manera real las posibilidades de recuperación del consumo y, como consecuencia, de la demanda interna.

Se congela el Salario Mínimo en España, mientras en Alemania que no existía, se crea, con un montante cercano a los 1200 Euros mensuales ó en Estados Unidos el Presidente Obama plantea un incremento del Salario Mínimo dentro de la lucha contra la desigualdad. Es decir un cambio de escenario, que en nuestro país se sigue negando.

Es conveniente subrayar además que el salario mínimo español es uno de los más bajos de los países de la UE15 que lo tienen establecido en su ordenamiento jurídico con cobertura general. Tanto medido en unidades monetarias (euros), como en paridad de poder de compra (descontando los diferenciales de precios entre países), sólo se sitúa por encima de Portugal y Grecia. Este hecho no se justifica por diferencias en los niveles de productividad por hora, sino por una remuneración más baja de la hora trabajada.

En sus niveles actuales el SMI bordea el umbral de la pobreza en hogares con un solo miembro y se sitúa claramente por debajo de dicho umbral en hogares compuestos por al menos dos personas.

El descenso de la participación de las rentas del trabajo en la economía, unido al avance de las condiciones de pobreza y desigualdad, nos conduce a insistir en la necesidad de definir, en un escenario de cinco años, la recuperación progresiva y modulada del poder de compra del SMI, impidiendo que su capacidad adquisitiva real prosiga con la caída experimentada desde 2009 y facilitando su aproximación al objetivo establecido por la Carta Social Europea.

Pero además hay que insistir también en que las bases mínimas de cotización a la Seguridad Social se actualizan con el SMI, por lo que el aumento del salario mínimo interprofesional supondría pues una mejora para aquellos trabajadores que perciben menores salarios, un aumento de los ingresos actuales de la Seguridad Social y una mayor cuantía de las pensiones de jubilación futuras.

La política de este gobierno consistente en la disminución del salario real llevará en realidad, cierto es, a una subida del margen de beneficios por unidad vendida, pero la masa de beneficios totales no cambia en modo alguno, mientras que la renta nacional, ventas y empleo global disminuirán. Esta es la cuestión.

Y por otro lado, decisiones como la adoptada por el gobierno, de congelación del SMI, van contra el principio de trabajo decente definido por la OIT como “la oportunidad de obtener un trabajo productivo con remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas para el desarrollo personal y la integración social, libertad para que los individuos manifiesten sus preocupaciones, se organicen y participen en las decisiones que afectan a sus vidas, así como en la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres”.

Ramón Gorriz Vitalla | Secretario Confederal de Acción Sindical de CCOO

La congelación del SMI es un nuevo golpe para amplios sectores de la población