viernes. 19.04.2024
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Algunos expertos señalan que la revolución tecnológica actual en el ambito profesional es la más grande que se ha producido desde la Revolución Industrial. Los nuevos dispositivos y gadgets tecnológicos han transformado por completo tanto la manera de trabajar como los productos más significativos del mercado. No hay más que echar la vista tan solo unos años atrás para ver como han cambiado las cosas.

El mundo se ha digitalizado en apenas 20 años. La realidad ha cambiado de escenario, del mundo físico a las pantallas de nuestros dispositivos. La era digital ha permitido flexibilizar y agilizar gestiones, saltar fronteras, ampliar redes de comunicación. Lo que antes podía llevar días ahora se vé reducido a una cuestión de minutos. El mundo avanza actualmente mucho más deprisa, tan rápido que incluso parece que va por delante de lo que los seres humanos podemos asimilar.

Las oficinas y las jornadas de trabajo delimitadas se difuminan a veces en el moderno contexto laboral. Para bien o para mal, la tendencia en cuanto a los horarios de trabajo es la flexibilización sin que haya una nitidez entre el comienzo y el final del día. Y precisamente lo mismo sucede con el espacio de trabajo, que está cambiando radicalmente. Los medios de transporte son otros de los actores fundamentales de esta revolución, ya que su efectividad ha multiplicado los viajes de negocios, y con este panorama, cualquier momento puede ser válido para trabajar. Desde enviar emails en un trayecto en taxi hasta una videollamada a la hora de comer pasando por revisar un informe sentando en el banco de un parque. Hace no tanto sonaría a ciencia ficción, hoy es una realidad. Estemos donde estemos, podemos acceder remotamente a nuestros datos o a nuestro ordenador personal desde un dispositivo tan manejable como nuestro propio teléfono móvil. Herramientas como las de Teamviewer nos permiten llevar a cabo este proceso que tanto se aprecia hoy en día, cuando el tiempo es oro y la flexibilidad de horarios más necesaria que nunca. Por supuesto, con la garantía fundamental de seguridad y calidad para poder trabajar con total tranquilidad y con la eficiencia necesaria.

No obstante, esta etapa revolucionaria que está cambiando el modelo de trabajo, según muchas voces estudiosas del fenómeno, está lejos de llegar a su fín. Es más, puede que estemos asistiendo solo al comienzo de un cambio mucho más radical que el experimentado hasta ahora. La inteligencia artificial avanza a una velocidad que pocos habrían predecido hace unos años. La visión general en torno a este asunto es que no hay que temer una destrucción de empleo por parte de la misma, pero si una transformación profunda. Muchos robots son capaces de desarrollar de manera incalculablemente más rápida y eficiente tareas que hasta ahora realizan los seres humanos. En un futuro cercano se cree que las máquinas serán capaces de componer música o escribir noticias periodísticas, poesía e historias de ficción. Actividades que parecía imposible que fueran capaces de llegar a desempeñar.

Si bien es cierto que esto nos muestra que tenemos que aceptar que este proceso destruirá gran cantidad de empleo, no cabe duda de que nuevos retos, lenguajes y actividades profesionales nacerán en este nuevo contexto. Y en este cambio constante de la realidad, parece que hay algo que se mantendrá inalterable, para variar: la preparación y el conocimiento como claves del éxito.

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