sábado. 20.04.2024
mujeres trabajo

Según un informe elaborado por UGT Madrid, la brecha salarial se produce como resultado de una acumulación de situaciones que soportan las mujeres trabajadoras:

  • Mayor precariedad laboral

    Las mujeres sufren en mayor medida la precariedad laboral. Presentan porcentajes más altos de contratación temporal (no acumulan antigüedad), mayor contratación a tiempo parcial involuntaria (con la consiguiente merma salarial), etc.

  • Discriminación en el lugar de trabajo

    La discriminación directa está prohibida por Ley y es fácilmente denunciable en los tribunales, sin embargo, la discriminación indirecta, es habitual en los centros de trabajo y es mucho más difícil de detectar.

    Una de las causas de la brecha salarial es esa discriminación oculta y encubierta que se produce en la elaboración de los criterios y las técnicas de selección y promoción de personal. Lejos de ser objetivas y neutras, favorecen mayoritariamente a los hombres en detrimento de las mujeres.

  • Diferenciación de empleos y sectores para mujeres y hombres

    Generalmente, las mujeres se concentran en puestos de trabajo que se caracterizan por una remuneración y un valor social inferiores y que son, en buena medida, una prolongación de las actividades que social y tradicionalmente han sido asignadas a cada sexo. Es la llamada segregación horizontal.

    Así las mujeres se concentran en aquellas ocupaciones relacionadas con servicios de salud y el cuidado de personas, que a pesar de su importancia se encuentran, precisamente, entre las que tienen las retribuciones más bajas.

  • Prácticas laborales y sistemas salariales

    Existen prácticas que no se aplican de igual forma a mujeres y hombres en ámbitos como la formación o el desarrollo profesional. También existen distintas formas de remuneración: incentivos (a la productividad, disponibilidad, etc.), complementos (turnicidad, nocturnidad, toxicidad, peligrosidad…), gratificaciones, salario en especie, (coche, vivienda a cargo de la empresa), etc.

    Las mujeres, a menudo, se ven afectadas por rebajas en los complementos e incentivos salariales con respecto a los hombres. Es frecuente la remuneración de complementos por toxicidad o penosidad en puestos de trabajo desempeñados predominantemente por hombres, mientras que en puestos típicamente femeninos no se retribuyen o se remuneran por debajo del valor que les corresponde.

  • La infravaloración del trabajo y las capacidades de la mujer

    Los empleos en los que hay mayor presencia femenina, los salarios suelen ser más bajos. Por contra, los trabajos con mayor presencia de hombres, están mejor pagados.

    Las capacidades consideradas “tradicionalmente femeninas” están infravaloradas porque se considera que reflejan “características” y no capacidades y competencias adquiridas. Esta actitud repercute de forma negativa en los salarios de las mujeres.

  • La escasa presencia de mujeres en puestos de liderazgo y de alto nivel

    Es la llamada segregación vertical. Este concepto que hace referencia a la distribución no equilibrada de hombres y mujeres en diferentes niveles de responsabilidad.

    Así, de manera general, la promoción laboral de las mujeres es más lenta y laboriosa, ya que existen multitud de factores que dificultan que puedan acceder a los niveles más altos de la jerarquía profesional.

    Ese “techo de cristal” o “suelo pegajoso” provoca que las mujeres promocionen en menor medida, con lo que ello va a suponer en sus salarios a lo largo de su vida laboral.

  • Tradiciones y roles de género

    Las tradiciones y los roles de género determinan el papel que mujeres y hombres desempeñan en la sociedad, comenzando a una edad muy temprana.

    Dichas tradiciones y roles de género influyen, por ejemplo, en la elección de los estudios hecha por los chicos y las chicas. Curiosamente, los estudios que escogen las mujeres, claramente relacionados con los roles de cuidadoras que la sociedad les asigna (servicios sociales, asistencia sanitaria, educación) son los que van a tener salidas profesionales con menor remuneración salarial.

  • Conciliación de la vida laboral y familiar

    La responsabilidad de los cuidados en el entorno familiar recae mayoritariamente sobre las mujeres.

    Esto provoca que las mujeres trabajen menos horas que los hombres. Excedencias, licencias, reducciones de jornada, etc. son utilizados para intentar compatibilizar estas responsabilidades familiares con el trabajo remunerado.

Todo ello influye, no sólo en la remuneración inmediata, sino que repercute en las oportunidades de promoción profesional y, por tanto, en la probabilidad de incrementar sus salarios.  

8 razones por las que las mujeres cobran menos que los hombres