jueves. 28.03.2024

El océano estaba ahí. En un vaso de cristal sobre el escenario. Ni pasivo ni activo, pues el idioma coreano no hace una distinción clara entre uno y otro. Ahí estaba el acontecimiento sin sujeto que caracteriza esa lengua oriental. Un vaso de agua sobre el escenario que puede resumir el misterio de la infinitud del jazz visto a través de esa misteriosa cultura del vacío, como la definió el filósofo de origen coreano Byung-Chul Han, que es muchas veces incomprensible desde Occidente marcado por una noción radicalmente diferente del original y de la copia. 

Los pequeños sorbos de agua que Youn Sun Nah daba entre canción y canción deberían haber convertido ese vaso de agua en una especie de reloj de arena que midiera el paso del show. Sin embargo, permaneció inalterado como si una fuerza invisible lo fuera llenando constantemente. Buenos noches Cartagena, es un placer estar por primera vez aquí, susurró sonriente y casi inaudible desde el escenario. Humedeció sus labios y su garganta y comenzó a derrochar juegos vocales de una amplitud y variabilidad inauditas.

El trabajo que presenta en esta gira, Inmersión, como gran parte de su repertorio, está  basado en covers de rock, pop, folk o chanson francesa. Canciones de esas que no suelen fallar sobre un escenario, pero que cuando lo hacen, pueden enviarte a un pozo infinito de patetismo. Youn Sun Nah consiguió superar muy pronto esas reticencias ante un repertorio facilón, rompiendo las butacas del Teatro Circo de Cartagena con una versión hipnótica de Asturias de Manuel de Falla que puso al público de pie. Desde ahí el concierto  fue in crescendo emocionalmente hasta alcanzar cotas memorables con el Hallelujah de Leonard Cohen, sentido como una invocación, o la versión deconstruida y recreada de You Can’t Hurry Love de Phil Collins.

Acompañada en esta gira de Inmersión (2019) por los multiinstrumentistas Tomek Miernowski, que llega al prodigio de tocar al mismo tiempo piano y guitarra, y de Rémi Vignolo, que no sólo toca la batería, las percusiones, el contrabajo y el bajo eléctrico, sino que dota de personalidad propia cada uno de ellos, sembrando la duda de cuál es su instrumento nativo. Este dúo añadido a la amplitud de registros que es capaz de ofrecer sobre el escenario la voz de soprano de Youn Sun Nah, hace que el trío que alcance paletas cromáticas y sonoras que van desde las formas más clásicas hasta esa versión casi distópica de Pancake, de su álbum Same Girl que regalaron en el bis.

Con la participación en el Cartagena Jazz concluyen las tres fechas españolas de su gira, Teatro Central de Sevilla, JazzMadrid19 y Cartagena Jazz Festival. A tenor del concierto del Teatro Circo de Cartagena y de las crónicas recibidas a su paso por Sevilla o Madrid, ha sido una de las grandes citas jazzísticas del año.

Youn Sun Nah, todo el jazz en cada gota de agua