martes. 19.03.2024
Manifestación-Vallecas
Manifestación en Vallecas. (Imagen: https://archivodelatransicion.es/)

JUAN JIMÉNEZ MANCHA | La historia de Vallecas sigue en lo esencial sepultada, y algo similar ocurre con el resto de barrios madrileños, sobre los que proliferan monografías que se quedan en la epidermis: un puñado de fotos, algunos datos más bien anecdóticos y casi nada trascendental sobre el modo de vida de sus vecindarios.

PepeMolinaCon Vallecas en lucha: 30 años de reivindicaciones y conquistas populares, recién publicado por Agita Vallecas, su autor, Pepe Molina (en la imagen), vence -como en una lucha más- las reticencias editoriales madrileñas a los trabajos etnográficos y cuenta como los vallecanos y vallecanas bregaron ante la administración, en las calles y en los despachos, para alcanzar unos logros que cambiaron drásticamente sus vidas. La participación del autor en los hechos confiere al relato el rigor y detalle necesarios. Pepe Molina fue presidente de la Asociación de Vecinos de Palomeras Sureste, vicepresidente de la Federación Regional de las Asociaciones de Vecinos de Madrid y es uno de los fundadores y principales gestores de Vallecas Todo Cultura, asociación que mantiene el archivo histórico de Vallecas.

“Nada se ha conseguido en Vallecas sin luchar”, expone al autor tras los prolegómenos. El primer capítulo, denominado “Creando ciudad”, está dedicado a la lucha por la vivienda y por el urbanismo, con la remodelación de Palomeras, un hito en Europa, como contenido fundamental. Tras surgir en 1968 la asociación de vecinos -la primera en Madrid- de Palomeras Bajas, aparecen pronto hasta cerca de quince asociaciones más que capitanearon las luchas reivindicativas vallecanas y en buena medida las del conjunto de Madrid. Junto a ellas, pelearon codo con codo curas obreros.

palomeras-bajas-2El segundo capítulo sirve para narrar la lucha por la ampliación del Metro en Vallecas. Y aquí lo extraordinario es el amplio repertorio de imaginativos recursos de que se valieron las asociaciones y colectivos vallecanos. Además de asambleas, manifestaciones y cartas y reuniones con políticos, hubo encuestas, recogida de firmas, estudio de viabilidad, una insólita larga cadena humana bajo la lluvia, participación en el carnaval madrileño con carrozas que describían la historia del transporte, certamen de dibujo infantil y hasta dos ediciones de una semana del Metro.

El tercer capítulo detalla cómo se gestó el Plan 18.000, un acuerdo entre la Comunidad de Madrid y las asociaciones vecinales que se concretó en la inversión en Vallecas de 18.000 millones de pts. de dinero público a lo largo de cuatro años. La lucha contra la droga y el “gallo perseguidor” (una persona disfrazada de gallo que siguió a Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad de Madrid, en todos los actos públicos) precedieron a un plan con acuerdos en educación, economía y empleo, urbanismo y transporte, sanidad y servicios sociales, juventud y deportes, cultura y medio ambiente. Gracias a la mediación de las asociaciones vecinales, Vallecas obtuvo sustanciosas mejoras en estos campos.

En el último capítulo del libro, “Otras actuaciones destacadas”, se incluyen cuatro luchas vallecanas más. Dos sorprenden por su originalidad: la toma de la gente durante un fin de semana de un centro de servicios sociales que no acababa de abrir al público y el hilarante secuestro por parte de hombres, mujeres y niños del autobús 57.

PortadaSEl libro es en cierto modo coral. Pepe Molina recuerda a los que compartieron el trabajo en el pasado, de modo manifiesto en la dedicatoria. Además, cuatro textos ajenos envuelven su relato. Dos prólogos de título clarificador: “Vallecas, la lucha nació en el barro” y “Una lucha ejemplar”, respectivamente de los periodistas Antonio Luquero y Luis R. Aizpeolea; y dos epílogos: uno del arquitecto Mariano Calle sobre la remodelación de Palomeras y otro del cantautor y poeta Luis Farnox evocando un 1 de mayo en Vallecas.

Vallecas en lucha: 30 años de reivindicaciones y conquistas populares está llamado a ser un libro importante. Igual ha llegado el momento de creer de verdad en la cultura de los barrios.

(Imagen de portada: Archivo de la Transición)


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