jueves. 18.04.2024

Los cubanos cerraron la que posiblemente ha sido la edición más completa del festival conquense

Quizás alguien pudo pensar que un festival que termina con una velada de jazz es un río que desemboca en un mar en calma. Al contrario, Estival Cuenca atracó en un puerto en el que reinaba la jarana y los corazones bailaban al ritmo marcado por esos tres encantadores de almas que son Alfredo Rodríguez, Michael Olivera y Yarel Hernández. Los afortunados espectadores se dejaron empapar por el torrente de talento musical que les cayó encima y si al finalizar algunos sentían que habían vivido una experiencia casi religiosa, otros pensaban más bien que lo vivido había tenido algo de sexual.

La actuación de Alfredo Rodríguez Trío ya es uno de los mejores conciertos de la historia de Estival y redondeó una de las ediciones más completas de este festival conquense pequeño en formato, pero enorme a la hora de seleccionar su programación. En esta ocasión la organización aprovechó la oportunidad que le surgió para que el pianista de La Habana ofreciera en Cuenca su primer concierto en España después de un largo letargo obligado por la pandemia. Vino además acompañado por dos buenos amigos, el eléctrico Yarel Hernández y un Michael Olivera que ya ha actuado en tres ocasiones en la capital conquense. Tres músicos jóvenes que a partir de ahora siempre serán recordados en esta ciudad por lo que hicieron sobre el escenario del Museo Paleontológico de Cuenca.

El trío dejó claro desde las primeras canciones que el concierto no iba a ser un paseo en barca por el Retiro, sino una travesía por aguas bravas. El público se abrochó el cinturón de seguridad y se montó en la atracción. Michael Olivera era el latido, con esa forma tan delicada de tocar la batería, casi acariciándola. Yarel era el encargado de aderezar cada plato para darle un toque funky, rock o caribeño, según la receta. Y Alfredo Rodríguez era el general que dirigía las furiosas cargas de samba con las que conquistaron al público conquense.

Acertó la formación en combinar su repertorio personal con canciones populares como 'Ay, mama Inés', 'Bésame mucho' o una divertida versión de Thriller de Michael Jackson. Los ritmos afrocubanos gobernaban y calaban como tormenta tropical en unos espectadores seducidos por la música. El tiempo se detenía cuando llegaban los solos del pianista, que comenzaba meciendo unas canciones para después calentarlas paulatinamente hasta convertirlas en volcán en erupción. Flotó en el ambiente el espíritu de Bill Evans, una de las referencias del joven pianista.

El trío completó en el Museo Paleontológico un concierto de alta cocina: sofisticado en la ejecución y repleto de sabor. Los cubanos no solamente pusieron en pie a todos los espectadores, es que la gente todavía les aplaudía cuando estaban desmontando el escenario. Esta actuación puede ser un antes y un después en una ciudad en la que a veces cuesta llenar los conciertos de jazz.

El prólogo de la velada estuvo protagonizado por The Teachers Band, una formación conquense que suma ya nueve ediciones de Estival. En esta ocasión prepararon un repertorio en el que predominaron las canciones propias, aunque también hubo un pequeño homenaje al fallecido Chick Corea.

El trío de Alfredo Rodríguez hace historia en Estival Cuenca con un concierto sabroso y...