En un artículo recientemente publicado afirmaba: “solo la cultura puede salvarnos”. No me refería a películas, libros, música u otros entretenimientos, que pudieran hacer más fácil el confinamiento y con ello reducir la tasa de contagio de la pandemia. Hablaba de la cultura social y cívica que supone pensar en el beneficio colectivo y no solo en la satisfacción individual, pero también de cultura como expresión creativa frente a los productos uniformantes que nos venden por doquier.
Es estos tiempos oscuros, se precisa belleza para ayudarnos a resistir el duro y continuo embate de la situación. No se trata únicamente de belleza sensorial, cuya la función sea evadirnos y hacernos olvidar la realidad; la belleza necesaria es la que impregna esos valores que nos definen como personas; como seres humanos: los valores de la solidaridad, el apoyo mutuo, la acción colectiva. Ante el relato que pondera lo individual, el interés político o económico, la poesía se convierte en una herramienta de resilencia.
Desde 2016, y con motivo del “Día del Libro”, se pone en marcha una aventura colectiva que busca crear espacios de comunicación entre una y otra orillas del Atlántico. Es la publicación electrónica Tiempo de Poesía, promovida por el proyecto de colaboración internacional “Leer es un Derecho”, que considera la lectura como herramienta para el desarrollo personal y social, buscando en la poesía un instrumento potenciador de la mentalidad crítica. Gracias al apoyo y difusión del periódico colombiano Panorama Cultural, este barco cargado de palabras, sentimientos y sensaciones despliega sus velas para romper los muros de aislamiento donde quieren encerrarnos. Muros simbólicos a los que ahora se suman los muros reales propios del confinamiento.
Citando las palabras recogidas en el artículo de presentación, elaborado por Panorama Cultural: su contenido e imagen reflejan las necesidades de hoy: abrir y oxigenar la palabra, salir del encierro mental en el que la humanidad ha podido caer, y compartir lo único que importa: el instante, el sentimiento, la emoción y el pensamiento. Así, las fotografías que acompañan a los poemas, obras del editor de Tiempo de Poesía y autor de este artículo, representan ventanas de edificios tomadas diferentes países.
Desde sus inicios, esta publicación dedica anualmente sus páginas a uno o varios autores de importancia fundamental en la poesía de orientación crítica del ámbito hispano-latinamoericano. Allí, Marcos Ana, Gloria Fuertes, Nicanor Parra, Clarivel Alegría o Ida Vitale, muestran su obra en dialogo con poetas de trayectorias y orígenes diferentes – Colombia, Argentina, Venezuela y España -pero unidos y unidas bajo una sensibilidad y un convencimiento: el valor de la palabra como instrumento para la resistencia.
La edición 2020 de Tiempo Poesía está dedicada a Ernesto Cardenal. Según afirmaba la propuesta de nominación para el Nobel de Literatura: “la obra de Cardenal configura un universo de sorprendente fuerza expresiva que se extiende en todo el campo del conocimiento humano sin perder nunca de vista el contexto social del cual provienen, la sustancia real o inmaterial que las nutre, la fuerza subversiva de un lenguaje que sigue haciendo hablar aquella tierra en sones nunca acallados de una creación en constante devenir”.
En esa ocasión presentan sus poemas los siguientes autores y autoras: Matías Escalera Cordero (España), Berta Lucía Estrada (Colombia), Anabel Pérez Pizarro (España), Marisa Avogadro Thomé (Argentina), Aurea Loira García (España), Cristina Penalva (España), Andrea V. Orduna (Argentina), Edsijual Mirabal (Venezuela), Matías Muñoz (España) y Ángeles Roda (España),
Para el autor de esta líneas, poder contemplar año a año el nacimiento de esta aventura; ver arribar a puerto ese barco que tiene el honor de capitanear, supone asistir a un pequeño milagro; parafraseando a Antonio Machado: un “milagro de la primavera”, Una primavera que este año vemos asomados a la ventana, como ventana para mirar al mundo y a la vez mirarnos al interior de nosotros mismos es la poesía.
