viernes. 19.04.2024
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Si usted está en Berlín, no debe dejar de visitar Postdam y el palacio de Sans Soucci. Antes de llegar a la ciudad debe de parar en el Puente de Glienecke. Durante la Guerra Fría, fue empleado para el intercambio de espías entre los soviéticos y los norteamericanos, ya que los extremos del mismo estaban en la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana respectivamente. Era el puente que unía el Este y el Oeste de Alemanía

Muy cerca del centro de Postdam, la ciudad de la corte prusiana, se encuentra el Palacio de Sanssouci y sus jardines. No sólo es el edificio en torno al que gira, en buena medida, Postdam hoy día, también fue el que la puso en el mapa gracias al sueño de paz y tranquilidad de Federico el Grande de Prusia.


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Potsdam es hoy una ciudad universitaria muy cerca de Berlín, apenas a poco más de veinte minutos en tren de la capital alemana y una distancia de 35 km. Es un lugar tranquilo y pequeño, que algunos berlineses escogen para vivir alejados del bullicio de la gran urbe, algo similar a lo que buscó en Postdam, el rey prusiano Federico el Grande.

f15El Palacio de Sanssouci por encima de los viñedos

La ciudad de Potsdam, con sus palacios, fue uno de los lugares residenciales preferidos por la familia imperial alemana hasta la caída de la dinastía de los Hohenzollern en el año 1918. Sanssouci y sus jardines fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1990.

Sanssouci es el nombre de un conjunto de edificios y jardines que incluyen el antiguo palacio de verano del rey prusiano Federico II el Grande. Se trata de una de las obras cumbres del estilo rococó, y es también notable por los numerosos templetes y pabellones diseminados por el parque que rodea el conjunto.

Federico se había casado con Isabel Cristina de Brunswick-Bevern en el año 1733, pero se separó de su esposa después de su ascensión al trono en el año 1740. La Reina residió sola en el palacio de Schönhausen de Berlín después de la separación, y Federico prefirió Sanssouci sin mujeres.

Voltaire que era huésped habitual en Sanssouci, describió al rey de este modo: “soberano por la mañana, escritor por la tarde, filósofo durante el día y celestial en la mesa redonda por la noche”.

EL PALACIO

Federico el Grande ya le daba vueltas a tener un palacio para él en los primeros años de su reinado, para abstraerse como siempre había hecho y disfrutar de las artes en soledad o acompañado de otros que también las apreciaran. Comenzó la construcción de Sanssouci en el año 1745, en cuyo nombre va implícita la idea de la residencia, pues en francés significa “sin preocupaciones”.


El Palacio de Versalles, el poder real francés


El encargado de llevar a cabo el proyecto fue George Wenzeslaus von Knobelsdorff, pero basado en las ideas del rey Federico, ya que se conservan bocetos del palacio hechos por el rey y fue inflexible con sus ideas.

El edificio se levantó tal y como quiso Federico el Grande, aunque Knobelsdorff le recomendó algunos cambios. El Palacio de Sanssouci combina la arquitectura del siglo XVIII con una arquitectura paisajística. Se edificó como un palacete de una sola planta, del estilo de un “maison de plaisance” según las indicaciones del rey.

No es casualidad que Federico eligiese el estilo Rococó para la arquitectura de Sanssouci. Este estilo artístico caprichoso, entonces de moda, se adaptaba a la perfección a los usos de retiro y disfrute a los que lo destinaba el monarca.

El estilo Rococó surgió en Francia en el siglo XVIII como una continuación del arte barroco, pero en contraste con los temas dramáticos y oscuros del Barroco, el Rococó se caracterizó por la opulencia, la gracia, la alegría y la luminosidad.

f14Las escaleras del palacio

Los motivos rococó se centraron en la vida aristocrática despreocupada y alegre y no en heroicas batallas y figuras religiosas. También giran en torno a escenarios naturales y exteriores, lo que de nuevo se adapta a los ideales de Federico de integración en la naturaleza. El conjunto fue rematado en consonancia con lo que el Rey había previsto en sus bocetos preliminares del mismo.

Federico II residió en el Palacio habitualmente. Sin embargo, después de su muerte en 1786, este se mantuvo vacío y descuidado hasta mediados del siglo XIX. Sans Souci simboliza que el palacio era más bien un lugar de descanso que un centro de poder.

f13Sala oval

Por ejemplo, el rey se negó a elevar el edificio, lo que le habría restado humedad. El lugar situado era un terreno pantanoso. El rey quería un lugar íntimo y sencillo, al que acceder desde el nivel del suelo sin grandes escalones.

Se considera el Palacio de Sanssouci como pre-romántico, porque Federico el Grande buscaba un lugar en equilibrio con la naturaleza. Un palacio de una sola planta sin estridencias, perfectamente mimetizado con las terrazas que descienden hasta la sencilla fuente.


El Palacio Real de Bruselas


En este conjunto, el principal elemento natural son las vides plantadas en las terrazas, lo que se ve reflejado con diferentes elementos decorativos en el edificio, como veremos más adelante. De hecho, se le suele llamar rococó federiciano debido a la enorme supervisión que realizó Federico de las obras y de la decoración.

Nada más entrar, encontramos la sala del vestíbulo y justo detrás la Sala de mármol, donde Federico II recibía a sus invitados. Bajo su cúpula se encuentra el Salón de Mármol oval, en el que pudo celebrarse la legendaria tertulia organizada por el soberano prusiano, deseoso de compartir sus inquietudes musicales y filosóficas con invitados como Voltaire. La decoración interior es, en su mayor parten, originaria del siglo XVIII. Ambas adornadas con columnas de estilo corintio, y motivos dorados por doquier.

f12El complejo integrado en las terrazas

El resto del Palacio son habitaciones específicas, una sala de conciertos, una biblioteca, la habitación de rey y la de los invitados, como por ejemplo la de Voltaire que sigue llevando su nombre. El palacio no sobrepasa las dimensiones de una gran villa de un solo piso. Con sólo diez habitaciones principales, fue edificado en la cima de un pequeño tozal aterrazado situado en medio del parque.

El edificio comprende dos alas laterales que ocupa casi toda la parte superior de la terraza. Las alas del palacio cuentan con filas de árboles en su lado norte y terminan en sendas glorietas enrejadas, decoradas con adornos dorados. En una de esas alas se situaba el servicio, y la otra fue destinada a las colecciones privadas del rey Federico II.

En medio del edificio principal hay un saliente ovalado con cúpula que rompe las líneas rectas y está adornado con bacantes, compañeros de Baco, el dios del vino. Sobre estas esculturas que brotan con naturalidad y se fusionan con vides, el nombre del palacio en letras de bronce, “SANS SOUCI”, remata el conjunto. Por detrás, de la unión con las alas laterales parten dos columnatas semicirculares que dejan ver, ahora al otro lado de una calle, una fuente.

Federico II murió en el mismo Palacio de Sanssouci en el año 1786 y allí está enterrado sin grandes pretensiones. Este punto es de destacar, ya que todo el lujo del palacio nunca fue transferido al panteón del rey fallecido, en definitiva era un ateo declarado y no necesitaba ciertos reconocimientos.

Cien años después de la llegada de Federico al trono, su sobrino Federico Guillermo IV y su esposa se trasladaron a las habitaciones de Sanssouci. La pareja real mantuvo el mobiliario existente y sustituyó las piezas faltantes con muebles de la época de Federico.

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Se planeó la restauración a su estado original de la habitación en la que el Rey había muerto, pero este plan no llegó a ejecutarse debido a la falta de documentos y planos auténticos. Sin embargo, la butaca en la que Federico había muerto volvió al palacio en el año 1843.

Durante el siglo XIX, este palacio se convirtió en una de las residencias del rey Federico Guillermo IV de Prusia. El rey, dibujante interesado en la arquitectura y el paisajismo, transformó el palacio de retiro de su tío-abuelo en una casa de campo a la moda de su tiempo. Las alas de servicio se ampliaron entre los años 1840 y 1842. Esto fue necesario porque al rey Federico le gustaba vivir modestamente y sin esplendor. Sus principales ocupaciones en Sanssouci eran meditar sobre filosofía y tocar música.

Posteriormente, se hicieron un altillo con dos alas. La cocina fue trasladada al ala este. La pequeña bodega que tenía Federico el Grande fue ampliada para proporcionar amplias salas, mientras que el piso nuevo superior fue destinado a los dormitorios de servicio.


Jal Mahal, el Palacio del agua


El ala oeste, remodelada, se denominó como “Ala de las Damas”, y ofrecía alojamiento para las damas de honor y los invitados. Las habitaciones estaban decoradas con intrincados paneles decorativos de madera y tapices. Este alojamiento para las señoras era vital, pues durante el reinado de Federico el Grande no había habitaciones para las mujeres.

Después de la II Guerra Mundial, el Palacio se convirtió en una atracción turística de la Alemania del Este. Se mantuvo completamente, de acuerdo con su importancia histórica, y fue abierto al público.

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Después de la reunificación alemana en el año 1990, se hizo realidad el deseo de Federico, de que sus restos mortales fueron finalmente trasladados a su amado palacio y enterrados en una nueva tumba situada sobre los jardines que él había creado.

La galería de pinturas de Federico

Separados por unos metros del edificio principal, a la altura del segundo nivel de las terrazas ajardinadas, Federico el Grande mandó construir con posterioridad dos nuevas alas, una para contener más habitaciones, que son preciosas y otra para ser una galería de pinturas. Se trata del primer edificio levantado para ser galería de un monarca en Alemania, y responde a unos patrones similares, aunque menos bellos, que el conjunto principal.

Aunque por fuera es considerablemente más sencillo que el Palacio de Sanssouci, por dentro es exquisito. Federico el Grande lo mandó construir para guardar su creciente colección de pinturas, acompañadas por algunas esculturas de periodo clásico y del siglo XVIII francés. Además de para decorar, el gusto del monarca para coleccionar pinturas era, a pesar de la redundancia, exquisito.

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Hoy se pueden contemplar alrededor de 140 obras de los siglos XVI y XVII. Entre lo más destacable de la colección está “La incredulidad de Santo Tomás” de Caravaggio, cinco trabajos de Anthony van Dyck, siete obras de Rubens y pinturas de Jan Lievens, Jacob Jordaens, Thomas Willeboirts Bosschaert, Gerard de Lairesse, Carlo Maratta, Ciro Ferri y otros.

LOS JARDINES DEL PALACIO

Federico el Grande se aleja de la organización clásica de los jardines barrocos, que seguían el modelo representado por Versalles, combinando lo bonito y lo útil. Aparte de la transformación del palacio, que Federico recibió como un regalo de su padre Federico Guillermo I en el año 1734, ordenó la creación de un jardín de frutas y verduras rodeado por setos.

Si el Palacio es espectacular, el resto de las instalaciones no le van a la zaga. La entrada al palacio se hace a través de una plaza semicircular porticada, según como visitemos el lugar nos puede parecer la parte trasera, pero no es así. De dicha parte trasera surge una escalinata que desciende al Parque de Sanssouci a través de seis terrazas de viñedos.

Existen dos lugares en ambos costados del palacio que son de obligada visita, en uno de ellos un cenador rococó adornado con un sol dorado. Mientras, en el otro encontramos la referida tumba de Federico II.

La avenida central y otra avenida más grande no conducían directamente al palacio, como era usual en los parques franceses de la época, sino que salían del ala sur y formaban un ángulo recto con el edificio.

Federico invirtió mucho en el sistema de fuentes del parque, debido a que eran un elemento fundamental de los jardines barrocos. Pero ni la Gruta de Neptuno, completada en el año 1757 en la parte este del parque, ni las instalaciones para las fuentes se pudieron usar para su función prevista.

En la cima del Ruinenberg, a unos seiscientos metros de distancia, había un lago del que no se pudo hacer llegar agua al parque debido a la falta de experiencia de los constructores de las fuentes.

No se consiguió que llegara agua hasta que se usó la máquina de vapor cien años después. Un motor de vapor de 81,4 caballos comenzó a funcionar en octubre del año 1842 e hizo que el chorro de agua de la Gran Fuente, bajo las terrazas del viñedo, se elevara a una altura de 38 metros.

Se construyó una estación de bombeo en el Havelbucht para esta máquina. Fue encargada por Federico Guillermo IV entre los años 1841 y 1843, “en el estilo de una mezquita turca con un minarete como chimenea”.

Pabellón chino

Está situado a unos setecientos metros al suroeste del palacio de Sanssouci, y fue Federico el Grande quien encargó su construcción para servir de ornamento al conjunto. El arquitecto del jardín fue Johan Gottfried Büring, quien entre los años 1755 y 1764 diseñó el edificio en el entonces de moda estilo barroco de chinoiserie, una mezcla de elementos rococó y partes inspiradas en la arquitectura oriental, como el del castillo de Pillnitz en la ciudad de Dresde, que Federico el Grande mando construir como un lugar para celebrar algunos eventos sociales.

f8El Pabellón Chino

El Pabellón Chino es un lugar donde acudían los altos mandatarios a tomar té. En segundo lugar encontramos un edifico todavía más pequeño y denominado la Casa del Dragón, su funcionalidad en tiempos de Federico el Grande una incógnita.

La Iglesia de la Pazf7

También fue construida por Federico Guillermo IV, que participó activamente en el diseño de todas estas construcciones, en un estilo neorrománico italiano.

La iglesia es un curioso encuentro entre lo alemán en el XIX y ese románico italiano que, por un momento, nos hace creer que estamos en Italia. Junto a la iglesia está el Mausoleo del Emperador Federico III, cuyo reinado duró 99 días, pues accedió al trono gravemente enfermo.

El Palacio de la Orangería.

Se trata de un edificio inspirado en el Renacimiento italiano que Guillermo IV de Prusia ordenó construir en el año 1851.

El Palacio en realidad era una enorme nave con cerca de cien metros de largo y con enormes ventanales. Su primer servicio fue almacenar los árboles frutales, para los largos inviernos de la ciudad de Potsdam.

f6Palacio de la Orangería

El stibadium 

Tiene casi todos los elementos de un atrio de una domus romana. Frente al palacio, la fuente de la Primavera, es toda una área que parece desangelada si no la ves en esa época del año.

El Palacio Nuevo

La sala de conciertosf4

Tras la victoria, por los pelos, en la guerra de los Siete Años, el rey mandó construir un gran palacio diseñado para impresionar a los invitados. Está, en todos los sentidos, en las antípodas de lo que quiso para Sanssouci, pero esto revela lo práctico que fue Federico y el enorme sentido de Estado que tenía.

A pesar de su gusto por lo sencillo y acogedor, no dudó en invertir una gran suma de dinero en proyectar poder a través del arte con un palacio grande e imponente, aunque tampoco desmesurado.

Este palacio es el más grande de todos los existentes en Potsdam, con más de 200 metros de largo Su visión desde la avenida principal es impresionante. En su interior encontramos múltiples salas, entre ellas dos son las que más llaman la atención. La primera de ellas la sala de la Gruta rematada con adornos de conchas y corales. Además observamos estatuas de Carlomagno, César y Constantino, hecho que nos releva el sueño de emperador que persigue a nuestro personaje. La otra de las salas más acorde con Federico II el Grande, ya que se trata de un pequeño y coqueto teatro.

El Palacio de Charlottenhof

Es una villa neoclásica que Federico Guillermo IV mandó a Friedrich Schinkel antes que la Orangería, y fue su residencia de verano como príncipe heredero. Enamorado de Italia como era, también mandó construir unos baños romanos al norte de Charlottenhof. Aunque se han llamado así, se trata de una villa que mezcla un aire de residencia toscana con elementos puramente clásicos.

f3Los alemanes siguen llevando patatas a Federico II, para agradecer que fuera uno de los introductores del tubérculo en Prusia

f2El cenador de Federico II

f1El molino tras el palacio de Sanssouci

Sanssouci, una gran sorpresa