sábado. 27.04.2024
Pensamiento chino (1)
Libre recreación por el autor de una pintura romanticista (Nota 1)
  1. Occidente y Oriente: el Romanticismo, una puerta al pensamiento chino
  2. ¿Filósofas chinas?
  3. Una mínima postdata
  4. ¿Es posible alguna conclusión?

Occidente y Oriente: el Romanticismo, una puerta al pensamiento chino

“[Aceptemos] o bien la idea de que somos una etapa en una continuidad que va a perpetuarse más allá de la muerte, o bien la idea de que ya no existiremos después de la muerte [...] Una vez más, hay dos tipos de sabiduría. Una de ellas se funda en la convicción de que pertenecemos a un fluir del que la vida actual es sólo una etapa; y la otra, que llamaré una sabiduría de la resignación —y no es necesariamente una sabiduría de la tristeza—, se funda en lo contrario: el sentimiento de que esta vida limitada será la única. Es una sabiduría de la aceptación, que consiste en instalarse de lleno en la vida actual por la vía menos insensata, menos injusta y menos inmoral, pero sabiendo muy bien, no obstante, que se trata de un episodio provisional.Matthieu Ricard y Jean-François Revel, El monje y el filósofo, editorial Urano, 2016.

De forma previa debemos hablar del concepto “bildung” (formación) y “bild” (imagen), tan caro tanto a los participantes del Sturm und Drang como al Romanticismo alemán. Tal y como explica Carles Rius, doctor en Filosofía (Universidad de Barcelona), “El sentido filosófico y religioso del concepto de Bildung tiene su origen en la doctrina de la formación (Bildungslehre) del Maestro Eckhart, la cual se refiere a un proceso de encuentro místico con Dios.”. Para el Maestro Eckhart (1260-1328) “la imagen [bild] de Dios que en la creación fue depositada como una semilla en el alma del hombre, pero que después ha sido oscurecida por las representaciones producidas por él mismo, debe ser recuperada por medio de un proceso interior [bildung], de paulatina espiritualización.”. A pesar de la secularización, o más bien -y es importante- como resultado de la postura anti-institucionalizadora (la oposición a la Iglesia y a la clerecía como institución, pero no a la espiritualidad y la fe) del movimiento Sturm und Drang, sus seguidores ven cómo esa semilla germina y permite una relación no mediada con lo divino, pues, por el contrario, ellos son, a través del arte, los mediadores entre lo divino y lo natural:

Toda naturaleza humana noble reposa, como toda buena semilla, en un tranquilo estado embrionario: está allí y no se reconoce a sí misma. Aquello que en relación con las facultades del alma se llama genio, es, en referencia a la voluntad y el sentimiento, carácter. ¿De dónde sabe el pobre germen, y de dónde tendría que saberlo, cuáles son los estímulos, las fuerzas, los aromas de la vida que en el momento de su devenir afluyen? El sello de Dios, el cielo de la Creación reposan en él: él fue creado (gebildet) en el punto central de la tierra.” (Herder, citado por Carles Rius)

Para el romanticismo “el yo del individuo romántico no puede cumplirse más que transfiriendo en la materia del caos las tensiones de su propio devenir, articulándolas sobre múltiples registros, tratando de sublimar así el dolor de su deshacerse infinito y el vacío de su propia mortalidad” (Diego Sánchez Meca, Dpto. de Filosofía, UNED), "Como perfecto amante y escritor quiero tratar de dar forma y dirección al vacío caos” (Friedrich Schlegel, filósofo, escritor del círculo de Jena, citado por Diego Sánchez Meca).

Lo divino, lo infinito, el absoluto, la naturaleza, el lenguaje metafórico, sensible, poético y artístico, lo sublime y el vacío junto con el bildung (“proceso interior de paulatina espiritualización”) son los fundamentos del Romanticismo, las ideas fuerza que -y sobre las que- articularán todo un movimiento alternativo a la Ilustración.

No propondremos como tesis que el Romanticismo, especialmente el alemán, nace como producto de un cierto orientalismo, sino que, una vez se van sentando los fundamentos de un Idealismo en oposición a la Ilustración, y en base a los paralelismo que se daban, los intelectuales seguidores del primer romanticismo se empezaron a interesar por el pensamiento chino, que los misioneros jesuitas acercaban desde el lejano oriente.

Como ejemplo Gabriel Terol nos habla de Christian Wolff (1679-1754), que de la mano del jesuita Francisco Noël estudió los “Seis Clásicos” (2), de las que destaca que:

“«Desde la antigüedad el pueblo chino se ha dedicado con ahínco al arte de gobernar: sin embargo, tengo el conocimiento para determinar examinando sus textos que sus doctrinas están en armonía con las mías propias. Quizás algún día encuentre la ocasión para demostrar las coincidencias de las enseñanzas morales y políticas del pueblo chino de una forma científica con mis propias doctrinas.»” (ob. cit.)

Wolff, en conversación epistolar con Leibnitz, mantenía “considerar la lengua china como un posible lenguaje filosófico”, abundando en “reconocer las virtudes de la lengua china y del concepto de «harmonía»” (ob. cit.). Recordemos los problemas del chino antiguo, es decir, del chino con el que en los s XVII y XVIII les llega su pensamiento, éste adolecía de un no flexibilidad, una mezcla entre nombres y accidentes, sustantivos, verbos y adjetivos, lo que resultaba en unos textos ambiguos y llenos de metáforas para eludir esa no flexibilidad y la falta de conectores, por lo que es dado decir que es precisamente el uso de lo metafórico, lo poético de sus escritos, la ambigüedad polisémica de sus textos lo que llama la atención y atrae tanto a Wolff como, en general, al pensamiento romántico.

El pensamiento de Wolff fue objeto tanto de acendradas críticas (J. F. Buddeus) (3) como de encendidas defensas (Georg Bernhard Bilfinger, alumno suyo, que acuño el término de “filosofía leibnizo-wolffiana”), lo que procuró, en la línea de lo que Voltaire provocó en Francia, aún más la curiosidad por el pensamiento chino, tanto entre románticos como entre ilustrados.

Gabriel Terol cita a Jacobson para diferenciar “influencia” de “paralelismo”. Para ello, dice, estando de “acuerdo con el supuesto de Jacobson, las similitudes de estos conceptos vendrían a vincular el pensamiento humeano con el del budismo. Con ello no pretendemos defender el epíteto de budista sobre la filosofía de Hume, sino señalar el paralelismo entre algunas de sus conclusiones epistemológicas y morales, principalmente.” (ob. cit.)

Fruto de este interés por el pensamiento oriental, el romanticismo alemán, con Johann Gottfried Herder (1744-1803) de forma significada, “se hace eco de las literaturas orientales y fija su atención en la India. Con cierta precocidad se marcó una línea evolutiva que comprendía los recientes descubrimientos orientales, la cultura y la civilización del Antiguo Testamento hasta Grecia, la cultura romana y la moderna Europa.” (ob. cit.), viéndose de alguna manera sucesor del pensamiento indio, e integrando sus aportaciones en el ideal de “Humanidad”.

Ya en plena época romántica, Friedrich Wilhelm Joseph Schelling (1775-1854) mostrará un profundo interés por los estudios orientales e indios, hasta el punto de apoyar, en sus cartas a Schlegel, una completa formación universitaria oriental, e intentar encontrar una síntesis entre la mitología oriental y la religión cristiana.

Cayendo en posibles errores de “presentismo”, tanto en el tiempo como en el espacio, los románticos se apropiaron, interpretaron y reestructuraron lo que bien podemos llamar “los primeros estímulos orientales en Europa”:

Sin duda, el «orientalizar» Oriente encuentra su origen en esta época y en estos autores, y, como sucederá en la mayoría de casos de la época, un insuficiente conocimiento histórico y filológico, principalmente, y una cierta actitud subjetiva van a estar detrás de las imprecisiones y de las conclusiones prematuras.” (ob. cit.)

El pensamiento ilustrado, ni que fuera por la necesidad de estudiar para mejor rebatir, también estuvo bajo el influjo del pensamiento asiático e indio, y no cabe duda que éste dinamizó e impulsó en aquél debates que fueron más allá de una postura meramente “orientalista”. Con el paso del tiempo, el conocimiento del pensamiento oriental, asiático e indio, ha influenciado en el pensamiento europeo, y no sólo el académico, y ello pasa pues, aunque no seamos del todo conscientes, algo reverbera en nuestro interior cuando nos acercamos a las ideas del pensamiento chino, u oriental, “desde la convicción de que la curiosidad intelectual no sabe de imposiciones y su libertad genera una hermosa descendencia.” (ob. cit.)

Pensamiento chino (2)
Joven china paseando por una calle de Hangzhou, Septiembre de 2019. Foto original, fondo del autor.

¿Filósofas chinas?

“«Un hombre sabio (zhe fū) puede construir un Estado, una mujer sabia (zhe fù) puede arruinarlo».” Libro de las odas o Libro de la Poesía (Shijing, siglo VI a. C., esta obra se considera tradicionalmente una recopilación realizada por el propio Confucio)

Dijo el Buda: «¡Oh, monjes!, no debéis mirar a las mujeres. (Si tuvieseis que mirarlas), absteneos de hablar con ellas. (Si tuvieseis que hablarles) debéis reflexionar con un espíritu adecuado [...] Dijo el Buda: «Quienes recorren el camino deben evitar el sensualismo de igual manera que quienes cargan heno deben evitar acercarse al fuego.» (Osho, Dijo el Buda...)

Pensamiento chino (3)

Algunos de los caracteres que contienen el radical femenino se refieren a acciones con connotaciones moralmente negativas llevadas a cabo, sin embargo, por ambos sexos: “prostitución”, “esclavitud”, “traición”, “adulterio”, etc. Aunque el hombre también podía participar de estas actividades consideradas inmorales, el radical que aparece es siempre el de “mujer” (la triple repetición de mujer de a cambia su significado de “mujer” a “adulterio”, “violación”, “traidor” o incluso “criminal”).” (David Martínez Robles, La lengua china: historia, signo y contexto Una aproximación sociocultural)

En los 22 libros y seis ensayos usados para los presentes artículos, solo hay dos referencias a autoras, escritoras, pensadoras, intelectuales o filósofas orientales. Una india, la filósofa Gargi Vachaknavi (nacida alrededor del siglo VII a. C.), profunda estudiosa de los Vedas y los Upanishads, mantuvo debates intelectuales con otros filósofos de su época (Trece teorias de la naturaleza humana, Leslie Stevenson); la otra, china, Ban Zhao () (35–100 d.C.) erudita, historiadora y filósofa china de la dinastía Han.

La primera muy circunstancialmente tiene que ver con el tema que nos interesa. La segunda, en cambio, es conocida principalmente por su obra "Las Lecciones para las Mujeres" (Nüjie), que escribió para instruir a las mujeres sobre comportamiento, moral y deberes familiares. Esta obra se convirtió en un texto clásico en la educación de las mujeres en China y refleja las normas y valores sociales de la época. En este libro, Ban Zhao abogaba por la importancia de la educación para las mujeres y cómo una mujer bien educada puede influir positivamente en su familia y en la sociedad.

Ban Zhao siguió́ dictándose por lo que en su época se sostenía como lo correcto: las tres obediencias y cuatro virtudes. Cuando era pequeña, debía obedecer a su padre, cuando se casaba, debía obedecer a su esposo, y al enviudar, a sus hijos; es decir, siempre estaba sometida a cualquier varón de la familia. Las cuatro virtudes: 1) virtud femenina; 2) palabras femeninas; 3) porte femenino; y 4) trabajo femenino, todas ellas se referían al esfuerzo de la mujer por pasar desapercibida y no molestar a su contraparte masculina.” (Nancy Swann, 1932, citada en CONFUCIANISMO, GÉNERO Y NOCIONES COMUNES SOBRE LA MUJER EN CHINA, Mariana Escalante, Universidad Nacional Autónoma de México)

Hasta principios del s XX, justo hasta las medidas modernizadoras de la emperatriz viuda Cixi, “las tres obediencias y cuatro virtudes” siguieron siendo la norma, lo que impedía en grado sumo el desarrollo intelectual de las mujeres.

¿Era culpa del confucianismo? Dos advertencias de Escalante nos permiten matizar su supuesta responsabilidad. La primera, y principal, el sometimiento de la mujer al hombre, el machismo y el patriarcado no se dan exclusivamente en China, y no es banal decirlo, corresponde “a una realidad desafortunadamente más universal” (ob. cit.); y segunda, la interpretación del confucianismo, en su vertiente política, muda de piel, lo que “ha sido clave para su supervivencia y adopción a lo largo de más de 2 mil 500 años.

Podemos decir que el confucianismo, como en diversos lugares ocurre con otras religiones o filosofías morales, ha sido el instrumento social para el sometimiento tanto de las capas populares de la sociedad china como concretamente de la subyugación de la mujer china.

Algo exclusivo si se da en China. La filosofía confuciana, al ser oficializada por el poder, adopta un papel equivalente al de la religión en Europa, con una particular y diferenciada fuerza en lo administrativo, y no sólo en lo social, por sus ritos y procedimientos, pues no sólo son morales, sino también burocráticos. Fuerza e influencia burocrática que, a su vez, refuerza su influencia moral, manteniéndose ambas, y reforzándose ambas, hasta el proceso iniciado por la emperatriz viuda Cixi, pero no concluido, en 1902. Muy distinto será el papel que el taoísmo o el budismo, más popular y menos institucional, alcanzaron -y mantienen- en China, lo que enfatiza aún más la función de educación moral, social y política del confucianismo, máxime por su especial énfasis en el rito y la ceremonia, cuyo seguimiento convertía al hombre (no al ser humano, al hombre) en caballero o persona noble, en hombre virtuoso.

¿Hubiera sido mejor el papel de la mujer, si se hubiera oficializado el budismo o el taoísmo? A riesgo de hacer filosofía política ficción, cuesta pensar que, a pesar de las diferencias objetivas existentes entre los tres pensamientos, las condición de la mujer hubiera sido distinta para mejor.

En el taoísmo las mujeres podían ser sacerdotisas y líderes espirituales, en el budismo se aceptó -a veces muy a regañadientes, como en la escuela Mahayana- que fueran monjas; en el taoísmo son claves el yin -femenino- y el yang -masculino, pero aunque operan en igualdad, pues ambos son necesarios, lo femenino (yin) se considera receptivo, pasivo y nutritivo, mientras que lo masculino (yang) se considera activo y dominante, y si bien no implica discriminación por razón de sexo, podría operar en ese sentido; por último, y en una aproximación restringida al tema de la mujer, en el taoísmo hay importantes diosas, siendo de especial veneración Xiwangmu (la Reina Madre del Oeste), mientras que en el confucianismo, al no existir un panteón oficial, el pueblo se inventó diosas menores, usualmente relacionadas con la fertilidad o la protección ante la naturaleza, que variaban según la región y las creencias específicas de las comunidades locales, y lo mismo pasa con el budismo, que no tiene un panteón de divinidades, pero tanto en China, bajo el nombre de Tara, como en Japón, con el nombre de Benzaiten, el pueblo veneraba estas dos diosas, la primera como madre de todos los budistas, la segunda como diosa de la sabiduría, la música, las artes y la elocuencia.

Fertilidad, maternidad, protección, artes, en tanto que atributos asociados a la diosa mujer nos hace pensar que, en efecto, la mirada sobre la condición de mujer en las tres grandes filosofías chinas es bastante pareja, y por ello su realidad también hubiera sido pareja a lo que conocemos.

En la actualidad, los más de cien años transcurridos desde que la emperatriz viuda Cixi, con todas sus desgracias y tragedias (como la que padeció Qiu Jin, destacada revolucionaria, escritora y tal vez la primera a la que se le pueda llamar feminista en el pensamiento chino, nacida en 1875 y ejecutada el 15 de julio de 1907, por su activismo contra la dinastía Qing. El día de su ejecución es conmemorado como el Día de Qiu Jin para honrar su valentía y contribuciones al movimiento feminista y revolucionario en China), no han pasado en vano para la condición de la mujer en la sociedad china. Al igual que en las sociedades del llamado mundo occidental, que se dé menos discriminación no significa que no quede un buen trecho de camino por recorrer para que no se deba hablar de la condición de ser mujer como un problema a resolver, sino como una realidad a celebrar.

En el pensamiento femenino actual coexisten tanto corrientes conservadoras, como Yu Dan, filósofa y escritora china nacida en 1962 que es famosa por su serie de conferencias televisadas tituladas "Lecciones para Mujeres", basadas en los escritos de Ban Zhao y en el confucianismo, como modernizadoras: Li Maizi, también conocida como Li Tingting, activista feminista china nacida el 14 de abril de 1989, es una defensora apasionada de los derechos de las mujeres, la igualdad de género y los temas relacionados con la justicia social en China.

El empuje del papel de la mujer en China, a pesar de una vuelta nada tímida al confucianismo por parte del PCC, con el claro objetivo de utilizarlo como herramienta de control social y político, se manifiesta en todos los ámbitos de la sociedad, por ejemplo, y muy lejos de ser exhaustivos: las mencionadas Yu Dan (1962-) y Li Maizi (1989-); Tu Youyou (1930-), galardonada en 2015 con el Premio Nobel de Medicina (por el descubrimiento de la artemisinina, un medicamento que ha reducido las muertes por malaria y se ha convertido en el pilar de la lucha contra esa enfermedad); Hu Shuli, influyente periodista y editora china, nacida en 1953; Ai Jing (1969-) renombrada artista, cantante, filósofa y escritora; Ding Ling (1904-1986), reconocida escritora y activista china que vivió durante la República de China y la República Popular China; Gong Haiyan, empresaria china (1980-) conocida como la fundadora de Jiayuan.com, uno de los sitios web de citas más grandes de China; Wu Yi, política china (1938- ), que hasta su retiro en 2008 ejerció entre otros los cargos de Ministra de Comercio y Viceprimera Ministra y calificada por Forbes en 2006 como una de las mujeres con más poder en el mundo entero; o escritoras como Zhang Jie (1937-2014), Wang Anyi (1954-), Xu Xi (1954-), Wei Hui (1973-), Yan Ge (1984-).

No cabe duda que la modernización impulsada tanto por la República de China como por la República Popular China está detrás de la eclosión de la mujer en la cultura, el pensamiento, la sociedad, la ciencia y la política en China.

Como en la llamada sociedad occidental, queda mucho camino por recorrer, viejos obstáculos por vencer (y nuevos: habrá que ver cómo el nuevo confucianismo que el PCC promueve por, según dice, sus cualidades morales de meritocracia -tapando la nomenklatura política o la nueva elite empresarial-, apego a la reputación – imponiendo aplicaciones que otorgan puntuación en base al comportamiento del ciudadano-, respeto por la autoridad -la del partido-, por la familia, los procedimientos y las normas, afecta a la condición de mujer en la futura China), inercias, sobrentendidos, techos de cristal por superar... Pero el cambio ha llegado para quedarse: con vaivenes, con tensiones, con altibajos, el papel de la mujer en China ya no es, y no parece que pueda volver a ser, el que Confucio le otorgaba en las grandes dinastías de la China imperial.

Pensamiento chino (4)
Jóvenes chinas en Shanghai, Septiembre de 2019. Foto original, fondo del autor.

Una mínima postdata

En el viaje que en Septiembre de 2019 realizamos a China, nuestra guía en Xian, treintañera, que además era ejecutiva en una empresa china de importación de vinos españoles, nos explicó, hablando de las costumbres en China, que le era extraño que las mujeres occidentales no cambiaran la voz, aniñándola, al dirigirse a su marido (especialmente a su marido, pero a veces también a sus padres o a sus hermanos). Días más tarde en Guilin nos interesamos ante otra guía de parecida edad por esa costumbre, y nos contestó que sí, que ciertamente las mujeres chinas, y ella, cambiaban la voz al dirigirse a sus maridos, suavizándola y de alguna manera haciéndola un punto lastimera (le costó encontrarla, pero esa fue la palabra que usó), como si necesitara hablar rogando, le dijimos, y ella asintió. Esta segunda guía no le daba mayor importancia y no lo veía como nada oprobioso, sino algo natural y evidente, ya que, nos decía, dado que el hombre es físicamente más fuerte que la mujer, la mujer, cambiando el tono, busca algo así como protección ante una postura inclemente. Tal vez detrás de este comportamiento palpita y reverbera la segunda virtud enumerada por Ban Zhao para ser una mujer bien educada, la de usar palabras femeninas. No nos quedó claro si las novísimas generaciones de jóvenes mujeres conservan o pierden esta peculiar costumbre.

Pensamiento chino (5)
Personal descansando en Shanghai, Septiembre de 2019. Foto original, fondo del autor.

¿Es posible alguna conclusión?

Habiendo leído una quinta parte del libro Sapiens. De animales a dioses, de Yuval Noah Harari, tropezamos con lo siguiente:

"El agricultor medio trabajaba más duro que el cazador-recolector medio, y a cambio obtenía una dieta peor. La revolución agrícola fue el mayor fraude de la historia. [...] Los culpables fueron un puñado de especies de plantas, entre las que se cuentan el trigo, el arroz y las patatas. Fueron estas plantas las que domesticaron a Homo sapiens, y no al revés. [...] ¿Cómo pasó esta hierba de ser insignificante a ser ubicua? El trigo lo hizo manipulando al Homo sapiens para su conveniencia. Este simio había vivido una vida relativamente confortable cazando y recolectando hasta hace unos 10.000 años, pero entonces empezó a invertir cada vez más esfuerzos en el cultivo del trigo [...] ¿De qué manera convenció el trigo al Homo sapiens para cambiar una vida relativamente buena por una existencia más dura? ¿Qué le ofreció a cambio? Desde luego, no le ofreció una dieta mejor." (la negrita es nuestra)

Divulgar no es elucubrar, es hacer accesible un conocimiento veraz y contrastado al público lego.

Harari, cuando sostiene que “El trigo [manipuló] al Homo sapiens para su conveniencia” usa un lenguaje poético, metafórico con el que tal vez quiera divulgar, pero que es tan sólo especular. Usa una forma retórica cara al pensamiento de las escuelas filosófico-religiosas hegemónicas en la china antigua, clásica y parte de la contemporánea. Un uso del lenguaje florido que, aunque criticado por moístas, sofistas e incluso legalistas (al afirmar estos últimos, contra Confucio y Mencio, que la voluntad del hombre era superior a la voluntad del Cielo), hoy seduce a “lectores en 65 idiomas, se mantuvo 96 semanas seguidas en la lista de superventas de The New York Times, se convirtió en uno de los 10 libros favoritos de Bill Gates y, entre este y sus posteriores tres libros, vendió 45 millones de ejemplares. Harari es un fenómeno editorial extraordinario, de eso no cabe duda [...] Christopher Hallpike, de la Universidad McMaster, no encontraba en el libro ninguna contribución al conocimiento. «Cuando los hechos son correctos no son nuevos, y cuando vuela con sus propias alas suele equivocarse, a veces gravemente», escribió el antropólogo al revisar el libro.” (Javier Sampedro, El País, 04/11/2023).

Que despierte ampollas en el público académico y especializado en historia y antropología, y que, de alguna manera, su irreverencia dé al publico lego alas contra el establishment, en una especie de confirmación de la conspiranoia contra las elites científicas y a favor de ciencias alternativas, eso también está detrás del éxito y de su conversión, a pesar de la adustez del tema tratado, en un best seller.

El estilo retórico, metafórico y poético que los autores clásicos chinos usaban antaño hace vibrar hoy a personas del mundo entero, incluyendo, por supuesto, del llamado Occidente. Metáforas y poética a expensas muchas veces de una racionalidad, sobriedad y claridad argumental que, entre otros, ya exigía Wang Chong hace unos dos mil años.

Así que, a la pregunta de ¿Es posible alguna conclusión?, sólo cabe contestar: no.

Aunque esa tampoco era la voluntad de estos artículos, pues, como en todo ensayo, al inicio se tiene una somera idea del conjunto, pero el trabajo de investigación y desarrollo del texto acaba llevando al ensayo por derroteros que, si no totalmente insospechados, las más de las veces dan resultados inesperados.

Además, y en palabras ya recogidas de Jean François Revel, “Cualquier historiador puede ser inducido a refutar a otro historiador y decir: «Yo he descubierto otra fuente que prueba que ese testimonio es falso o parcial»... Así que dejemos, como conclusión, que en la relación entre pensamiento del oriente asiático y el occidental no se pueden dar grandes y concluyentes tesis del estilo causa efecto como A influyó en B, C se aculturalizó en contacto con D, E explica y justifica F,... u otras aserciones similares.

Más que hablar de influencias, aún siendo éstas muy posibles, pues hubo contacto a lo largo de cientos de años en los dos sentidos, vemos mejor afirmar que se da una real confluencia -no siempre en el mismo momento histórico-, una cierta identidad de intereses -una vez más, ni necesariamente en el mismo orden ni de forma sincrónica-, similares formas o estrategias de expresar el pensamiento y, sobre todo, acabaron apareciendo antes o después las mismas preguntas en unos u otros pensadores, tanto de las escuelas chinas como de las greco-europeas.

Esta confluencia intemporal de intereses y preguntas, de conceptos, de ideas y de juicios, de éticas y de estéticas debería hacernos preguntar, tanto en nuestra sociedad como en la china, no por qué somos diferentes -ya que la concurrencia de temas tratados en todo tipo de materias: ética, estética, ciencia, humanismo, lingüística, moral, política y sociedad, demuestra que no somos en esencia diferentes- sino qué hizo que, habiendo aparecido en el pensamiento preguntas y respuestas compatibles, ora más espirituales -tanto allí como aquí-, ora más materiales -tanto aquí como allí-, se tornaran hegemónicas en un momento dado las unas en un sitio y las otras en el otro. Hasta hoy.


Agradecimientos

Bucear en el pensamiento chino, acompañado de todas esas personas de cuyo meritorio esfuerzo me he aprovechado, y del que, si no he sabido sacar más, o si he errado al interpretar sus textos, el fallo es de mi absoluta responsabilidad, ha sido sumamente placentero.

El germen del presente ensayo fue plantado en mi mente por una pregunta hecha en el calor de una sobremesa: ¿Qué piensas sobre el budismo? ¿Es una religión o es una filosofía? Mi respuesta, mi pobre respuesta, digna de un wikipédico, llena de lugares comunes y generalidades, reflejo de una mirada ciertamente orientalista, me hizo ver la necesidad de tomarme en serio un pensamiento que tiene detrás más de mil cuatrocientos millones de personas y más de 2500 años de existencia.

Así pues, mi más sincero agradecimiento a esa treintena larga de personas, que incluyen al preguntador, por azuzarme y permitirme haber vivido durante casi un año en ese enorme océano que es el pensamiento chino.

Si he conseguido llegar más allá de aquella primera pobre respuesta, eso está por ver.


Bibliografía

Confucio en 90 minutos, Paul Strathern, Ediciones Akal, 2014.
Cixí, la emperatriz La concubina que creó la China moderna, Jung Chang, Editorial Taurus, 2014.
Dijo el Buda..., Osho, editorial Kairós, 2006.
El Arte de la Guerra, Sun Tzu,Versión de Thomas Cleary, Random House, 2012.
El camí Una introducció a la filosofia oriental, Michael Puett, Editorial Ático de los Libros, 2020.
El Gran Estado China y el mundo, Timothy Brook, Alianza Editorial, 2021.
El gran sueño de China. Tecno-Socialismo y capitalismo de estado, Claudio F. González, Editorial Tecnos, 2021.
El libro de las religiones, Jostein Gaarder et altri, Editorial Siruela, 2013.
El monje y el filósofo, Jean-François Revel y Matthieu Ricard, editorial Urano, 2016.
El sendero del Tao, Osho, editorial Kairós, 2003.
Historia de la filosofía china, Wolfgang Bauer, editorial Herder, 2009.
Historia de las creencias y las ideas religiosas II, Mircea Eliade, editorial Paidos Ibérica, 2019.
La lengua china: historia, signo y contexto Una aproximación sociocultural, David Martínez Robles, Editorial UOC S.L., 2011.
La sociedad china contemporánea, Leïla Choukroune, Editorial UOC S.L., 2016.
Mirar y pensar la belleza, François Cheng, Editorial Gustavo Gili, 2021.
Mitología China. La luz de Oriente, Javier Tapia, Plutón Ediciones, 2020.
Religiones del mundo. Una introducción indispensable, Gerald R McDermott, Editorial Grupo Nelson, 2013.
Sapiens. De animales a dioses, de Yuval Noah Harari, Editorial Debate, 2014.
Tao Te Ching, Lao Tse, traducción de Gabriel García-Noblejas, Alianza Editorial, 2017.
Tao Te Ching. Los libros del Tao, Lao-Tse, edición y traducción de Iñaki Preciado Idoeta, Editorial Trotta, 2012.
Textos escogidos, Confucio, edición y traducción de Gabriel García-Noblejas Sánchez-Cendal y Carmen Torres Marín, Alianza Editorial, 2021.
Trece teorías de la naturaleza humana Confucianismo, Hinduismo, Budismo, Platón, Aristóteles, La Biblia, Kant, Marx, Freud, Sartre, Teorías darwinianas, Teoría feminista, Leslie Stevenson, Ediciones Cátedra, 2018.

Todos los libros arriba indicados están disponibles en la red de bibliotecas públicas eBiblio, y en concreto a través de la red catalana asociada a eBiblio, Biblioteques Públicas de Catalunya.

Webgrafía

(último acceso a todas las webs, 24 de octubre de 2023)

CONFUCIANISMO, GÉNERO Y NOCIONES COMUNES SOBRE LA MUJER EN CHINA, Mariana Escalante, Universidad Nacional Autónoma de México (Link).

El concepto de "Bildung" en el primer romanticismo alemán, Diego Sánchez Meca, Dpto. de Filosofía, UNED. (Link).

El mundo chino visto por el pensamiento ilustrado. Diderot, Montesquieu, Voltaire, Ilustración Enciclopedia, China, Confucio, Jesuitas, Marco Polo, deísmo, taoísmo, budismo, Kant, Leibniz, Pierre Bayle, Rousseau, Herder, Hegel, Marx, David Hume. Serie: Filosofía en Radio 3 (10-12-2010) María Teresa Román López and Gerardo López Sastre | | CanalUNED. )Link).

El pensamiento de la Bildung: De la mística medieval a Philipp Otto Runge, Carles Rius Santamaría, Convivium 23: 49-72 (2010), © Departament de Filosofia Teorètica i Pràctica. Facultat de Filosofia Universitat de Barcelona. ISSN: 0010-8235. (Link).

Las influencias orientales en el pensamiento occidental: de la Ilustración al idealismo postkantiano, Gabriel Terol Rojo, Universidad de Valencia. (Link).

Wang Chong: Un filósofo confuciano poco ortodoxo, Flora Botton Beja en la conferencia inaugural del I Congreso Internacional de Estudios Filosóficos Chinos. (Link).

Con el fin de no sobrecargar los artículos de notas, los textos extraídos de los libros que servirían como citas están disponibles aquí.


Notas

(1) Imagen con licencia CreativeML OpenRAIL++. Los autores no reclaman ningún derecho sobre los resultados que genera, usted es libre de utilizarlos y es responsable de su uso, que no debe ir en contra de las disposiciones establecidas en esta licencia. La licencia le prohíbe compartir cualquier contenido que viole cualquier ley, produzca daño a una persona, difunda cualquier información personal que pueda causar daño, difunda información errónea y apunte a grupos vulnerables.

(2) “...los cuales, conforme a esta compilación, incluían: «La Gran enseñanza» (Dà Xué), que forma parte del Clásico de los Ritos, la «Doctrina del Significado» (Zhōng yōng), Las Analectas (Lùn Yǔ), el Mencio (Mèng Zǐ), el «Clásico de la Piedad Filial» (Xìaojīng) y la «Filosofía moral para los jóvenes» de Zhū Xī (1130-1200) pequeña obra que se utilizó de guía para instruir a los jóvenes en China en el siglo Xii sobre las obras clásicas”, Las influencias orientales en el pensamiento occidental: de la Ilustración al idealismo postkantiano, Gabriel Terol Rojo, Universidad de Valencia.

(3) Para Buddeus la teología moral es decisiva para el cristiano y, por lo tanto, la filosofía moral sólo puede ser una sirvienta de la teología, una de cuyas tareas principales es educar la conducta del cristiano ante Dios y su prójimo. A los ojos de Buddeus, el error casi herético de Wolff fue precisamente el haber invertido estas prioridades con su orientalismo.

Romanticismo europeo y filosofía. Condición de mujer en China