sábado. 27.04.2024

Etimológicamente, la palabra felicidad proviene del latín felicĭtasfelicitātis, que a su vez se deriva de felixfelīcis, que significa “fértil”, “fecundo”. La felicidad es el estado emocional de una persona que se  caracteriza por la sensación de bienestar y autorrealización que experimenta cuando alcanza sus metas, deseos y propósitos; es un momento duradero de satisfacción, donde no hay necesidades que apremien, ni sufrimientos que atormenten.

La felicidad es una condición subjetivacomo tal, no existen requisitos objetivos para ser felices: dos personas no tienen por qué ser felices por las mismas razones o en las mismas condiciones y circunstancias. A priori, el sentimiento de autorrealización y el cumplimiento de nuestros deseos y aspiraciones son aspectos importantes para sentirse felices en la mayoría de las personas.

Le felicidad es un momento duradero de satisfacción, donde no hay necesidades que apremien, ni sufrimientos que atormenten

En una sucinta revisión histórica, para Aristóteles, la felicidad estaba relacionada con el equilibrio y la armonía, y se conseguía mediante acciones encaminadas a la autorrealización. Epicuro, por su parte, señalaba que la felicidad suponía la satisfacción de los deseos y los placeres. Los estoicos, en cambio, consideraban que la felicidad se alcanzaba dominando las pasiones y prescindiendo de las comodidades que impiden la aceptación de una existencia determinada. Para Leibniz, defensor de la tesis racionalista, la felicidad es la adecuación de la voluntad humana a la realidad. Por su lado, filósofos chinos, como Lao Tzu, apuntaban que la felicidad se podía lograr teniendo como modelo la naturaleza. Mientras que Confucio era de la opinión de que la felicidad venía dada por la armonía entre las personas. Para Sigmund Freud la felicidad es algo utópico, pues considera que, para que sea posible, no podría depender del mundo real, donde los individuos están expuestos constantemente a experiencias desagradables, como el fracaso y la frustración y, en este sentido, sostiene que a lo máximo que podría aspirar un ser humano es a una felicidad parcial.

Una psicóloga de la Universidad de Búfalo (UB), Lora Park, PhD, profesora asociada de psicología y directora del Laboratorio de Automotivación en la Facultad de Artes y Ciencias de la UB, ha realizado un estudio que aborda la felicidad desde un ángulo de investigación novedoso. Los hallazgos, publicados en la revista Emotion, sugieren que las creencias de las personas sobre la felicidad son importantes para dar forma a sus objetivos diarios y a su bienestar. 

Para Aristóteles, la felicidad estaba relacionada con el equilibrio y la armonía, y se conseguía mediante acciones encaminadas a la autorrealización

La gente puede pensar en la felicidad como una inversión, similar a cómo uno podría poner dinero en una cuenta de ahorros y verlo crecer con el tiempo. Cuando las personas ven la felicidad como un recurso acumulativo, es probable que crean en “retrasar la felicidad”, que es la idea de que trabajar duro y hacer sacrificios hacia sus importantes objetivos a largo plazo los hará más felices en el futuro", comenta Lora Park y añade: "por otro lado, la gente puede pensar en la felicidad como fugaz, similar a cómo uno podría poner dinero en el mercado de valores y verlo fluctuar día a día, sin saber cuándo el mercado subirá o bajará. Cuando las personas ven la felicidad de esta manera, es probable que crean en vivir el momento, aprovechando las oportunidades para sentirse felices ahora, en lugar de posponer la felicidad hacia un futuro desconocido".

Park dirige un equipo de investigación que realizó estudios con muestras que incluyeron participantes de la comunidad adulta y en edad universitaria. Primero se diseñó una nueva escala para medir el retraso de la felicidad en función de las creencias de vivir el momento, y luego examinaron los costos y beneficios de respaldar estas creencias sobre la felicidad.

Los resultados sugieren que retrasar la felicidad para perseguir objetivos importantes a largo plazo se asocia con una mayor felicidad anticipada y orgullo al lograr ese objetivo, pero hay un inconveniente, según Park: "aunque retrasar la felicidad tiene beneficios, también está relacionado con sentirse más culpable, ansioso y arrepentido al participar en actividades que le quitan tiempo o energía, en el momento actual, para alcanzar los objetivos a largo plazo".

La sociedad occidental a menudo admira a aquellos que persiguen objetivos sacrificando la felicidad inmediata

La sociedad occidental a menudo admira a aquellos que persiguen objetivos sacrificando la felicidad inmediata, mientras que vivir en el momento puede ser visto como indulgente o impulsivo. Pero quizás no debemos ser tan desdeñosos. Vivir el momento también tiene beneficios. "Las personas que creen en vivir el momento participan en actividades más divertidas y agradables, incluso si no están relacionadas con sus objetivos a largo plazo, lo que contribuye a emociones más positivas y un mayor bienestar general. Estas personas no ven estas actividades de experiencias como tiempo perdido, como algo de lo que arrepentirse o sentirse culpable”, reflexiona Park.

La investigación encontró que, si bien las creencias sobre la felicidad son relativamente estables, también pueden cambiar y ser influenciadas por mensajes sociales que otorgan un valor diferencial a la felicidad, bien como fugaz bien como acumulativa. La felicidad a menudo se ve como algo para disfrutar ahora o más tarde, pero esta investigación sugiere que hay costos y beneficios para ambas, y que estas creencias también son maleables.

“No hay duda de que los objetivos a largo plazo a menudo requieren persistencia y concentración. La gente renuncia a mucho en ese sentido. Pero hay costos asociados con esta búsqueda, como dejar pasar las oportunidades de aprovechar la felicidad en el momento, cuestión que podría aumentar las emociones positivas y los sentimientos de cercanía y conexión con los demás", afirma Park.

En última instancia, una creencia sobre la felicidad no es necesariamente mejor que la otra, según Park: "simplemente, que ser consciente de que existen estas diferentes creencias sobre la felicidad, y que uno puede ser flexible en estas creencias, es algo a considerar para maximizar la felicidad y el bienestar en la vida cotidiana".

Por último, compartir esta reflexión del escritor francés Gustave Droz, de fina ironía: “Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz”.

Las creencias de las personas sobre la felicidad