jueves. 28.03.2024
indalecio

Siendo un adolescente conoció el Centro Obrero de Bilbao y allí entró en contacto con el socialismo, ya en auge en la zona. En 1899 ingresó en la Agrupación Socialista de Bilbao

Indalecio Prieto es un personaje clave en la historia del socialismo español y de la España contemporánea. En este artículo nos acercaremos a sus orígenes, entrada y protagonismo en el seno del socialismo y su participación política hasta la Dictadura de Primo de Rivera.

Indalecio Prieto nació en Oviedo en abril de 1883 en una familia humilde. Muy pronto, en 1891, pasó a residir en Bilbao donde estudió en un centro religioso protestante. El joven Prieto se caracterizó por un intenso tesón personal y venciendo dificultades se fue formando mientras trabajaba y tomaba conciencia de la realidad social en la que vivía. Siendo un adolescente conoció el Centro Obrero de Bilbao y allí entró en contacto con el socialismo, ya en auge en la zona. En 1899 ingresó en la Agrupación Socialista de Bilbao. Al año siguiente comenzó a trabajar de taquígrafo en el diario “La Voz de Vizcaya”, y allí empezó a sentir también su vocación de periodista. En 1901 pasó a trabajar como redactor en “El Liberal”, diario republicano de Bilbao, perteneciente a la familia Echevarrieta. Con el tiempo sería su director y hasta propietario. El periodismo siempre fue muy importante en Prieto, el que le dio protagonismo y le permitió expresar sus ideas.

En 1903 participó en la creación de las Juventudes Socialistas de Bilbao, creadas gracias al tesón de Tomás Meabe. En esta época Indalecio se comprometió decididamente dentro del socialismo por la relación con los republicanos que desembocaría en la Conjunción republicano-socialista, entrando en el intenso debate y confrontación interna en el seno del socialismo vizcaíno. Prieto había desplazado a Facundo Perezagua como candidato en las elecciones provinciales de 1911, que le valieron a nuestro protagonista ser elegido diputado provincial por Vizcaya. Pero, además, si Prieto defendía la postura de colaboración con los republicanos, Perezagua seguía fiel a una concepción obrerista del Partido. Pero esta posición quedaría en minoría. Además, Perezagua fue acusado de querer fragmentar el partido, por lo que fue expulsado en el Congreso de 1915, aunque luego reingresaría en 1919. Indalecio Prieto fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Bilbao en 1915.

Indalecio Prieto se involucró en la huelga general de 1917, pero consiguió huir a Francia antes de ser detenido. Regresó al año siguiente cuando fue elegido diputado en las Cortes. Siempre consiguió un acta de diputado por Bilbao en todas las elecciones generales que se dieron en España entre 1918 y 1936, lo que demostraría su claro tirón electoral, aunque no tuvo éxito anteriormente en las elecciones de 1914.

En la vida interna del PSOE Indalecio Prieto participó activamente en los Congresos ordinarios y extraordinarios que se dieron entre 1912 y 1921

En la vida interna del PSOE Indalecio Prieto participó activamente en los Congresos ordinarios y extraordinarios que se dieron entre 1912 y 1921. En 1919 fue elegido vocal del Comité Nacional en 1919 representando a las provincias vascas. Fue vocal en la Comisión Ejecutiva en el bienio 1918-1919. En 1921 volvió a entrar en la Comisión Ejecutiva aunque dimitiría en 1924 por su postura contraria a la política de inhibición del PSOE ante la Dictadura y hasta de cierta colaboración con la misma. También se opuso a la entrada del partido en la III Internacional.

En las Cortes finales de Alfonso XIII tuvo un especial protagonismo en su combate contra la Guerra de Marruecos y las actuaciones del gobierno y del ejército en la misma, muy especialmente a raíz del Desastre de Annual de 1921. Pronunció un sonado discurso, cuyo fragmento incluimos para terminar este trabajo:

“Se perdió Igueriben, como no tenía más remedio que perderse, dadas las condiciones de la posición y la calidad y cantidad del enemigo; se perdió Igueriben, y son los testigos de la pérdida de 5.000 hombres concentrados en Annual, otra posición también indefendible, que empieza por ser un puesto insignificante de policía y, por no sabemos qué razones de arte bélica indemostrables ante el más rudimentario juicio que examine esta cuestión, se convierte en un campo base de concentración de 5.000 hombres sin defensa posible. Annual es -ahí está también sangrando una frase del general Silvestre-, un callejón sin salida.

Pero ya es tarde, ya no hay tiempo; los 5.000 hombres, de los cuales una porción considerabilísima han sido incorporados a filas solamente con un mes de instrucción, cuando un reglamento que está ahí para adornar las colecciones del "Diario Oficial" establece que el primer período de instrucción de un recluta, antes de su verdadera incorporación, son de tres meses; cuando un mes, si han de cumplir las prescripciones sanitarias, también perfectamente decorativas en las "Colecciones Legislativas" del Ministerio de la Guerra, se han de invertir forzosamente en la vacuna; una porción considerable de soldados bisoños, que llegan allí forzados por la mala suerte, con el recuerdo metido muy dentro de la mente de catástrofes, de tragedias sangrientas, de barrancos del Lobo, de gente muerta a palos y a pedradas por unos moros fieros; y aquellos hombres recientemente incorporados a filas, que no saben disparar un fusil, que no saben cargar., (...) 21 de noviembre de 1921.”

El primer Indalecio Prieto