sábado. 27.04.2024
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José Ángel Cilleruelo. (Imagen de archivo)

Poesía | FEDERICO ABAD

La poesía de Cilleruelo es esencialmente situacional, si bien encierra la paradoja de ser al mismo tiempo profundamente argumental. Donde otros poetas mayores o menores se detienen en la mera contemplación de la escena, nuestro autor barcelonés la narra de forma sucinta y al mismo tiempo –nueva paradoja– de manera exhaustiva. Es un arte de difícil consecución para el que se sirve de dos recursos: la prosopopeya y una elipsis del grueso del contexto en favor del detalle que le otorga significación. Para su feliz logro explota al máximo la síntesis del discurso mediante el empleo del asíndeton.

He comenzado mencionando las principales figuras retóricas que hallamos en el equipaje literario de Cilleruelo, cuyo versolibrismo se sitúa en las antípodas de la arbitrariedad del poeta inspirado. Su blog El visir de Abisinia pronto cumplirá dieciséis años, y todas sus entradas, a razón de siete o catorce mensuales, son de cien palabras. Hay en él, por tanto, una voluntad de formalizar el rigor de la estructura, y en esta nueva entrega todos los poemas son de catorce versos, variaciones del soneto en diversas combinaciones estróficas que van desde el verso-estrofa al poema-estrofa, transitando por estrofas de dos hasta trece versos. Pero es más: el volumen, que reúne sesenta poemas, se divide en tres partes, de las cuales la tercera comprende treinta, la mitad, veinte la primera y diez la segunda, con lo cual estas dos suman la otra mitad.

Si estuviéramos hablando de un compositor, cabría decir que la forma musical predilecta de Cilleruelo para su obra poética es la de las variaciones. No en vano, el autor viene concibiendo sus títulos a modo de catálogos en torno al tema elegido para dichas variaciones. Este es, por ejemplo, el lugar en Almacén (2014), o el sujeto en Lunáticos (2017) y en El ausente (2021), todos ellos escritos en prosa poética de distinta formulación. Cada poema de Pájaros extraviados (2019) interpreta una imagen distinta de la naturaleza, y cada uno de los del libro que ahora nos ocupa lo hace sobre las manos, una extremidad de poderosa carga simbólica, por lo que la elección no podría haber sido más acertada.

En el primer capítulo, los veinte poemas aparecen titulados con conceptos abstractos. Así, La presencia hace referencia al brazo ausente de una víctima de la talidomida, El orden a las manos de los músicos antes de iniciarse el concierto, y La mitología a las de una joven lectora que huye del café ante el abordaje de un ejecutivo ligón. En el segundo capítulo, bajo el título general de Azul de azules se presentan diez postales sin título que interpretan la desolación causada al yo poético por el paso del tiempo, y que alcanzan el punto álgido de su crudeza en los versos «Cada día quien mira / solo palpa con los ojos cerrados / las cicatrices de un boxeador».

Si estuviéramos hablando de un compositor, cabría decir que la forma musical predilecta de Cilleruelo para su obra poética es la de las variaciones

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De la mano es el nombre que reúne los treinta poemas del último capítulo, los cuales, al contrario de los del primero, aparecen titulados en su mayoría con nombres concretos. Si el punto de vista del segundo capítulo era el del yo y el primero el del ellos, el tercero es el del nosotros. El poeta expresa la experiencia de observar un universo vivo de la mano de su pareja. Este ciclo deviene así en la celebración del amor sosegado, con versos felices como cuando en Ráfagas, al referirse a la ropa tendida, dice «A mí me gusta que le guste al viento / moverse con tus ropas puestas», o los de El silencio, donde la visión de un gorrión que picotea en una calle acaba así: «Pero en el pensamiento se quedó / instalado el gorrión. Te lo conté. / Hablar yo solo es siempre hablar contigo», o incluso los de Desplazamientos, en los que se describen los susurros de la feliz pareja en el autobús: «Lo que me cuentas nos sitúa / fuera de cuanto ocurre. Narración / paralela. Que nace desde dentro. / Te susurro al oído. Y me sonríes.».

La fuerte presencia de la naturaleza en este capítulo denota, a mi entender, cierta vinculación con el bucolismo de Pájaros extraviados. Al mismo tiempo, y por cerrar el círculo abierto al principio sobre retórica, no podemos pasar por alto el extraordinario empleo que hace Cilleruelo del encabalgamiento en esta nueva entrega de su poesía, lo que le otorga una admirable riqueza rítmica al verso. Estamos ante un poeta cuya larga trayectoria se ha caracterizado siempre por la independencia de su voz y por el interés en explorar palmo a palmo sus territorios literarios. Ojalá las nuevas generaciones sean capaces de acogerse a su magisterio.

‘De la mano’. Autor: José Ángel Cilleruelo. Editorial: Prensas de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2023 | COMPRA ONLINE


 

Federico Abad
FEDERICO ABAD. Escritor, músico y crítico literario

 

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