sábado. 27.04.2024
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Pablo Neruda junto a Salvador Allende.

Sucede que me canso de ser hombre

Pablo Neruda se cansó definitivamente de ser hombre un 23 de septiembre de 1973 en la Clínica Santa María de Santiago. Causa del fallecimiento, cáncer de próstata con metástasis. Confesó que había vivido en su libro de memorias, pero el fondo histórico del final de esa vida fue traumático y devastador: el bombardeo del Palacio de la Moneda, el golpe militar de Pinochet, el fin de la democracia, su amado Chile traicionado. El quebranto por la muerte de su amigo, el presidente socialista Salvador Allende. La desolación de sus últimos días junto a su última esposa Matilde Urrutia -su gran amor- sería indescriptible. Hay quien sostiene con argumentos que al Premio Nobel lo asesinaron, lo envenenaron. Sea como fuere, a Neruda lo mató lo que fuera (orgánico o inhumano) y lo remató la pena.

Tenía un nombre civil que parecía el de un príncipe, acumulativo y poco eficaz, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto. Escogió para evadir su identidad un nombre artístico por fusión -el arte definitivo opera por síntesis- y lo que hizo significó perdurar en la memoria colectiva y garantizarse así el renombre, la aspiración de cualquier artista: Pablo, en honor del poeta Paul Valéry, y Neruda, en recuerdo del escritor checo Jan Neruda. Hasta ese extremo cuidó la coquetería poética. Terminaría legalizando su seudónimo.

Su profesión, diplomático y cónsul; su vocación, ser embajador de la poesía. Acaparó los títulos afectivos de 'el poeta del pueblo', 'el poeta del mar', 'el poeta del amor'

Su profesión, diplomático y cónsul; su vocación, ser embajador de la poesía. Acaparó los títulos afectivos de 'el poeta del pueblo', 'el poeta del mar', 'el poeta del amor'. En definitiva, oficio espiritual: poeta. Sin embargo, el poema del que siempre se sintió más orgulloso no tenía gramática ni metáforas, era un barco, el Winnipeg, que él mismo se encargó de fletar con rumbo a Valparaíso y de gestionar los visados y la financiación de los pasajes para salvar a más de dos mil republicanos españoles que tras finalizar la Guerra Civil se vieron obligados a exiliarse por la represión franquista y malvivían en campos de internamiento franceses.

Fue un virtuoso del lenguaje poético, que es más un don que una destreza. Y abrazó ese lenguaje en todas sus vertientes: la poesía lírica de Crepusculario, la erótica de los Cien sonetos de amor, la poesía épica del Canto general, la poesía existencialista de Residencia en la tierra, la poesía política de España en el corazón, la poesía vital de las cosas sencillas y cotidianas de las Odas elementales. Al margen de estilos y corrientes literarias (neorromanticismo, modernismo, vanguardia, surrealismo), el denominador común de su escritura y expresión estética es el caudal torrencial y la imaginería colosal de sus versos.

En su casa de Isla Negra, embrujada de mascarones de proa y caracolas, vive el mar en cuerpo y alma

En su casa de Isla Negra, embrujada de mascarones de proa y caracolas, vive el mar en cuerpo y alma. En su Casa de las Flores en el barrio madrileño de Argüelles vivían la camaradería y la risa hasta que llegó la guerra. Neruda puede ser considerado, por edad, sintonía y amistad, el integrante hispanoamericano de la Generación del 27, que junto a mujeres como María Zambrano, Rosa Chacel, María Teresa León, Concha Méndez, Maruja Mallo, entre otras, enmarcaron la culminación de la Edad de Plata de la cultura española.

Comunista hasta los huesos, creía en la fuerza del pueblo y en la poeticidad fetén del pueblo. Sus detractores le reprocharon (y le reprochan) haber sido cantor de Stalin, aquel autócrata criminal a la misma altura de Hitler: “Stalin es el mediodía, la madurez del hombre y de los pueblos”. Como también le recriminan con especial énfasis los nuevos inquisidores culturales su condición de mujeriego y machista o el desprecio y abandono que le infligió a su hija enferma Malva Marina, fruto de su primer matrimonio. El arte y la moral siguen caminos divergentes, un axioma que en la actualidad genera controversia.

Isla Negra, frente al océano, creador de conciencia, creador de poemas, creador de vida. Somos del lugar en el que nos esperan. “Compañeros, enterradme en Isla Negra, frente al mar que conozco”. Un hogar, una tumba, una lápida azul Pacífico, la inscripción de dos nombres unidos: Matilde Urrutia y Pablo Neruda.

Pablo Neruda, embajador de la poesía