jueves. 28.03.2024
porta terra alta

1252681_1Javier Cercas ha escrito una novela negra, policíaca, muy de género, pero también muy de Cercas, a la manera cinematográfica fordiana. Una novela policíaca de Cercas. Eso es Terra Alta. Una novela protagonizada por un policía, Melchor Marín, cuya madre “se llamaba Rosario y era puta”. Melchor, a quien los poetas le parecen “novelistas perezosos” (no como a su esposa, Olga, para quien los novelistas son “poetas que escriben demasiado”).

De Gilles (a quien llaman Guille), Melchor aprende que hay libros “con imaginación” y libros “sin imaginación”, y que cada vez que leemos la mitad la pone el escritor pero la otra mitad la ponemos nosotros, los lectores. Y Terra Alta, apostillo yo, es también de esos libros: y creo que mi mitad no ha sido muy bien puesta por mi parte.

Terra Alta es una novela absolutamente dominada por Los miserables, la novela que trasforma a su protagonista y que recorre perpetuamente su transcurso de una manera que a mí me resulta excesiva (habida cuenta de que nunca leí el novelón de Hugo, aunque sí he visto adaptaciones suyas incluso en formato de musical, y por tanto no tengo en tantísima estima moral, literaria, humana, dicha obra).

Como en Los miserables, “los falsos malos son los verdaderos buenos” y los falsos buenos son “los verdaderos malos”.

Al igual que en todas las novelas en las que hay algo de realidad podemos aprender también de Terra Alta. Cosas como esa que dice uno de sus personajes respecto de lo sencillo, que “es el secreto de la eficacia”, que “lo sencillo es eficaz. Lo complicado es ineficaz”. Algo que sabe a la perfección el literato Cercas, el ciudadano Cercas.

Hablando de realidad, ¿es otra novela sobre las inverosimilitudes de la realidad y las verosimilitudes de las novelas? En cierto modo sí: de tal manera que un personaje, la sargento Pires (a quien, por cierto, el escritor español nos va acercando gradualmente para luego olvidarse de ella casi por completo), hace explícita referencia a esa sabiduría de cuantos leemos, escribimos y analizamos la realidad para arrinconar a la verdad. Melchor lo dice respondiendo precisamente a Pires: la realidad no se parece a las buenas novelas, tan verosímiles, se parece a las malas, a las malas novelas.

Sí se aprende, por supuesto, al leer esta novela de Cercas: es una novela suya, faltaría más. Un poli veterano, el subinspector Barrera, considera abiertamente que “lo bueno llevado al extremo se convierte en malo”, que “la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias”. Y en ese dilema moral se balancea buena parte de la esencia del libro.

¿Es el odio un sentimiento respetable, como estima Melchor, o es un veneno que uno traga para matar a quien odia, como piensa Olga?

No faltan en Terra Alta lecciones de vida. Como las de un juez que reproduce lo que aprendiera de uno de sus maestros: la vida civilizada “consiste en aprender a convivir de manera razonable con la frustración”.

            “Las novelas no tienen reglas, ahí está su gracia”.

Terra Alta, la comarca tarraconense en la que transcurre la novela, es un lugar del que un personaje dice que en él “pareciera que no hubiera pasado nada en los últimos ochenta años” que no fuera la Guerra Civil, que no fuera sobre todo la batalla del Ebro.

Pero el truco final para arreglar el desaguisado de que el lector ignore qué es lo que ha estado pasando en lo que de medular trama negra, policíaca, tenía la novela es sencillamente infame, de principiante. Parece mentira, Cercas.

Lo que podría haber sido otra, una de las buenas, novela sobre las heridas de la Guerra Civil se queda en una novela policíaca un poco trampeada, insuficiente, lejos de las enormes calidades de las mejores novelas de Javier Cercas, un autor imprescindible.

Y, sí, “el odio lo envenena a uno hasta los huesos”, como dice el malo de la novela que no es el malo.

¡Ah! Se me olvidaba: esta novela fue contratada con la argucia habitual de recibir el Premio Planeta de este 2019. Y sus policías son mossos d’escuadra en la Cataluña del Procés.

“¿Todas las novelas hablan de nosotros?”

¿Otra novela sobre las heridas de la Guerra Civil española? 'Terra Alta', de Javier Cercas