viernes. 29.03.2024

Pese a contar con todos los medios imaginables a su servicio para desviar la atención del aficionado al cine más crédulo, Hollywood, al igual que todo paraíso artificial, siempre tuvo su cara oculta y Al oeste del Edén, el libro de la editora Jean Stein que ahora presenta Anagrama en su colección `Panorama de narrativas´, nos acerca todo este tinglado a través de un relato construido con los moldes de la entrevista. De las numerosas entrevistas que la autora mantuvo con algunos de los principales responsables de aquel fantástico universo en sus primeras décadas.

Betty Warner Sheinbaum es una de esas personas: “Mi padre vivía bien, pero no le daba ninguna importancia a la vida social. Las fiestas de los actores no le gustaban y nunca se acordaba de un nombre. Cuentan que estando una vez en el Coconut Grove vio a una chica preciosa, una adolecente, en la mesa de al lado. Se acercó a ella y, antes de que nadie pudiera impedírselo, le dijo: `Jovencita, es usted realmente guapa. Debería usted hacer películas´. Y la chica parece que le contestó: `Hola, ¿qué tal, señor Warner? Soy Shirley Temple”.

El texto de esa conversación es, evidentemente, mucho más agradable e irónico que el de la mayoría de las que Jean Stein mantuvo con trabajadores y estrellas de Hollywood como el popular dramaturgo Arthur Miller (Panorama desde el puente, guionista de Vidas rebeldes), la escritora Naomi Klein (Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima), Warren Beatty (Rojos), Dennis Hopper (Easy Rider) o Gore Vidal. Sin embargo, los secretos y los delitos confirmados que pueblan las páginas del libro de Jean Stein muestran el poder de convicción necesario para despertar en el lector la sensación de veracidad.

El libro que ahora nos ocupa está repleto de situaciones complicadas que, con toda seguridad, se repetían día tras día para disgusto de los ciudadanos más populares de aquel Los Ángeles atiborrado de vino y rosas. Jack Warner, Jr.: “Mi padre era un hombre totalmente distinto al que luego sería. Era joven, luchador y se llevaba bien con todo el mundo. Entonces todavía no tenía la sensación de que todo el mundo, absolutamente todo el mundo, anduviera detrás de él para sacarle algo, una sensación que más tarde dominaría su vida. El éxito le echó a perder”.

¿A qué época hace referencia Warner? “Al poco tiempo de que El cantor de Jazz recaudara aquel dineral se produjo la… metamorfosis”.  Y el libro es, por todo ello y mucho más, recomendable no solo al cinéfilo empedernido y al amante del cine clásico, pues se halla Al oeste del Edén un bosque bien poblado de sueños convertidos en realidad y de infiernos de los cuales resulta imposible no salir chamuscado. O chamuscada: “Fue tanta la congoja de Carrie cuando él se casó que acabó suicidándose. La familia sintió una pena inmensa. Es cruel que pasen cosas así. Pero la verdad es que nadie habla de ella”, recuerda Carole Wells Doheny sobre Carrie Wilkins, la primera mujer de Edward Doheny.

¿Edward Doheny? MaryAnn Bonino y Carole Wells Doheny muy pronto hacen referencia a este suceso, uno de los tristes acontecimientos a los que conduce West of Eden, resultado de dos décadas de arduo trabajo: el de Jean Stein sobre la trastienda del Hollywood dorado. Y merece la pena recordar que el deterioro moral y político de ese escenario hizo mella incluso en ella, hasta el punto de conducirla al suicidio poco después de su publicación en inglés, otra de las razones para leer un documento imprescindible tras la búsqueda de la verdad en torno a un mundo realmente inquietante.

Al Oeste del Edén. En un lugar de Estados Unidos