jueves. 02.05.2024

Torres-Remírez | @jostorresremrez

Nos ha dejado una de las grandes actrices españolas. Una mujer que marcó una época y que consiguió que distintas generaciones disfrutásemos del cine y la música con ella. No hay celebración que no suene “Soy una chica Yeye” ni tarde gris en que aprovechando que pasaban una de sus películas nos quedemos a verla. 

Sin embargo, no estamos aquí para hablar de su muerte, sino para celebrar su vida. Los cinéfilos le debemos mucho y siempre tendremos sus películas. No hay mayor homenaje que disfrutar de su cine. Y de ello es de lo que hay que hablar. De su cine. 

No nos centraremos en sus grandes éxitos o en las películas más recordadas por los críticos, sino en aquellas en las que descubriremos una Concha Velasco diferente. 

“La paz empieza nunca” (1960) es una de las películas más olvidadas dentro de la filmografía española. Posiblemente por su perspectiva histórica. La actuación de Velasco no es la mejor de su historia pero es una de las primeras. La actriz destaca sobre el reparto lleno de estrellas porque en ella ya se ve que hay algo especial.  

Revisar su filmografía y descubrir nuevas películas es el homenaje que debemos hacerle hoy y siempre

Y su carrera continuó hasta llegar a los grandes taquillazos, pero ella nunca quiso encasillarse y por ello se puso en manos de Francisco Regueiro en “Las bodas de Blanca” (1975). Otra película olvidada en la que nos cuentan una historia íntima y que se sustenta en la fuerza interpretativa de sus dos grandes protagonistas: Concha Velasco y Francisco Rabal. Duelo interpretativo muy poco común en el cine español de la década de los setenta. 

A pesar de que el cine que se hizo a finales de los setenta era mayormente del destape, la gran Concha consiguió seguir en activo sin pasar por esas películas, y fue quizás su época más prolifera en actuaciones memorables, pero ninguna tanto como “La hora Bruja” (1985), dirigida por Jaime de Armiñán. Las brujas no sólo pueblan las leyendas de la España profunda, sino que también se presentan ante gente descreída como es el caso de Concha Velasco, que en esta película parce darle el testigo de actriz a una jovencísima Victoria Abril. Pero sólo lo parece, Concha Velasco aún nos tenía reservadas algunas de sus grandes interpretaciones. 

La asociación Velasco-Molina no sólo nos dejó la gran serie sobre Teresa de Jesús, sino que nos mostró una faceta única de la actriz en la película “Esquilache” (1989). Una película difícil de localizar y en la que, Velasco no tiene uno de los papeles protagonistas. El personaje que interpreta es pequeño y parece que olvidable, pero cualquiera que haya visto la película sabe que su escena es para ella. La roba y se apodera de ella, y ahí es donde deja patente que ella es Concha Velasco, la actriz. Por mucho que la ataquen aquellos que quieren desprestigiarla por haber salido en películas cómicas de los 60, no tienen ni idea. Esas películas le hicieron la gran actriz que es hoy. Todo está condensado en esa pequeña escena.

Por mucho que la ataquen aquellos que quieren desprestigiarla por haber salido en películas cómicas de los 60, no tienen ni idea

Para acabar este repaso, y aunque luego tuvo numerosos papeles, hay que destacar la película final de Luis García Berlanga “París-Tombuctú” (1999). No cabe la menor duda de que sin ser la mejor película de la filmografía del director, este sigue dirigiendo a todos los actores como mejor lo considera. Velasco era ya una gran estrella. Nadie podía decirle nada y sin embargo deja modelar tal y como necesita Berlanga. Demostrando, del mejor modo posible, que, hasta el último momento, siempre quiso aprender más sobre su oficio. 

Revisar su filmografía y descubrir nuevas películas es el homenaje que debemos hacerle hoy y siempre. Tenerla en menta y de vez en cuando pensar “Hoy veré una película de Concha Velasco”. Entonces nos daremos cuenta de que Concha no nos ha dejado, siguen sus películas, pero también continúan en el mundo del cine su familia representada en el director de cortometrajes Manuel M. Velasco y la actriz Manuela Velasco.

Para acabar vale la pena mencionar que Concha Velasco nos ha dado esperanza a todos los hombres gracias a ser pareja artística del gran Alfredo Landa. Esta dupla de actores trabajaron juntos en 18 películas. Muchas de las cuales hacían de pareja. Por lo que, todo hombre bajito, con cara de bonachón, pero no de guapo y sin un cuerpo escultural, ha creído que podría enamorar a una chica Yeye. 

Gracias Concha