martes. 16.04.2024
rosalia

Rosalía Vila, nacida en Sant Esteve Ses Rovires (Barcelona) en 1993, es una de las artistas más aclamadas del panorama musical español. Su último tema, Pienso en tu mirá, ha superado los dos millones de visitas en Youtube en menos de una semana; cuenta con dos reseñas en Pitchfork, publicación que cubre a artistas internacionales como Florence + The Machine o Arcade Fire; medios como dodMagazine o MondoSonoro se hacen eco de las novedades de la joven; y, hace menos de un mes, se anunció que tendría un papel en la nueva película de Almodóvar. Sin embargo, la artista no solamente está en boca de todos por sus éxitos, sino también por haber sido acusada, por gitanos y andaluces, de apropiación cultural, especialmente tras la publicación de Malamente, primer single de su nuevo álbum.

Noelia Cortés, usuaria gitana de Twitter, fue una de las primeras voces en alzarse contra todos aquellos errores que veía en la cantante catalana tras la publicación de su primer disco, Los Ángeles. Posteriormente, muchas más personas se unieron a la causa con la publicación del vídeo de Malamente, debido a la simbología que se emplea.

Las duras críticas contra la cantante se basan en el uso, con fines puramente estéticos, sin respetar la raíz de la que proceden, de elementos gitanos y andaluces

Las duras críticas contra la cantante se basan en el uso, con fines puramente estéticos, sin respetar la raíz de la que proceden, de elementos gitanos y andaluces. Noelia Cortés afirmaba que “[Rosalía] usa a los gitanos como algo cool que incorporar a su disfraz, pero no le importamos socialmente hablando”. El historiador experto en Estudios gitanos, Rafael Buhigas va más allá al hablar de expropiación cultural, en lugar de apropiación. Rosalía se apropiaría culturamente si los sujetos siguieran presente en sus vídeos (como ya hicieran Coldplay y Beyoncé en el vídeo Hymn for the Weekend), pero ella los elimina. Tal vez, si Rosalía utilizase estos elementos como homenaje a una cultura en la que, como ella ha afirmado en múltiples ocasiones, se ha criado, no eliminaría la fuente de su inspiración, sino que la ensalzaría; haría mucho más visible a una cultura oprimida desde hace siglos.

rosalia

La cantante ha escuchado estas críticas contra ella y se ha defendido en múltiples entrevistas, haciendo referencia a sus orígenes en el Baix Llobregat, conocida como “novena provincia andaluza” o al declarar que su maestro es gaditano y los padres de sus amigos inmigrantes andaluces. Sin embargo, muchas de sus defensas quedan vacías de significado al declarar que “ya todo está tan mezclado con internet, en las ciudades…”, mantener que “la cultura no tiene propiedad” o manifestar que “la música […] no tiene que ver con una cuestión racial o territorial”.

A pesar de la falta de conocimientos de Rosalía sobre la procedencia del flamenco, Rosalía no es culpable por cantarlo

Precisamente, la música propia de cada lugar está fuertemente vinculada a la cuestión racial o territorial. El flamenco surge de la aculturación (intercambio de culturas iguales, sin explotación ni relaciones de poder) producida en al-Ándalus entre moriscos, judíos y andaluces; no obstante, el flamenco evolucionaría con la llegada de los gitanos, que aportaron cantes y bailes propios de la cultura zíngara. Por tanto, puede comprobarse que Rosalía, con esas declaraciones, no tiene tanto amor a la cultura como profesa, pues sabría que sus orígenes van fuertemente vinculados a la comunidad gitana y andaluza.

Sin embargo, a pesar de la falta de conocimientos de Rosalía sobre la procedencia del flamenco, Rosalía no es culpable por cantarlo. Manolo Caracol, que provenía de una larga estirpe gitana, afirmó en 1969 para la revista Triunfo que “no hay cante payo ni gitano. Hay quien tiene pellizco y quien no lo tiene […] Todo el que tenga condiciones [puede cantar flamenco]”. Juan Barea, payo y madrileño, fue un cantaor aclamado por el mundo del flamenco, que demostró durante toda su vida su admiración porel mundo andaluz y gitano.

El problema de Rosalía tiene una doble vertiente. Por un lado, el papel de los medios y de la industria musical, que siguen, en un marco capitalista y globalizado, exprimiendo aquellas culturas duramente castigadas por otras, con el único objetivo de obtener beneficios económicos. La cantante es la cabeza de turco, el nombre visible y por ello la atacada, pero detrás de ella hay todo un equipo que también contribuye a mantener y a favorecer una situación totalmente injusta.

Por otro lado, la simbología que aparece en sus vídeos es bastante equivocada. Una simbología perteneciente a la idiosincrasia andaluza desde hace siglos, una simbología por la que el pueblo andaluz y gitano ha sido duramente criticado y considerado inferior. España alaba el vídeo de Malamente, en la que se utilizan estos elementos; pero critica a las personas que viven diariamente con ellos. ¿Qué andaluz no ha soportado nunca ver imitado su acento?, ¿qué andaluz no ha tenido que, en determinadas ocasiones, fingirlo para ser tomado en serio?, ¿qué andaluz no se ha visto recriminado por participar en la Semana Santa?, ¿qué andaluz no ha tenido que soportar como el resto de España lo caracterizaba de vago, cateto y analfabeto en películas o series? Sin embargo, se alaba el “illo” o “malamente” de Rosalía; se alaba al nazareno del videoclip, mientras que un andaluz descalzo en una procesión de Semana Santa es duramente atacado; se emplea una estética gitana y palabras como “undebel”, pero esta no aparece en la R.A.E.; se escucha a Rosalía con fervor, que imita un acento que no tiene pero se reprime a quien pronuncia de esa manera (Roberto Leal, presentador de televisión, ha hablado en numerosas ocasiones sobre ello); revistas alabaron su primer LP, pero se desprecian programas como Se llama copla o a la cantante Mireya de OT2017. La relación de poder existente entre Andalucía y el resto de España, junto al racismo imperante, contribuye a que cantantes como la autora de Los Ángeles sea internacionalmente famosa, mientras que cantautoras como Alba Molina, María Terremoto o Blanca Almendrita pasen desapercibidas en el panorama musical.

Mu malamente hecho, Rosalía