jueves. 25.04.2024
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Mercedes de Vega, autora de "El largo sueño de Laura Cohen"

Mercedes de Vega es una narradora de largo aliento. A principios de año publicó en Plaza y Janés su última novela, El largo sueño de Laura Cohen, una novela en la que la memoria, las huellas del Holocausto en el presente, los fantasmas y las incertidumbres que han marcado el siglo XX y que incluso se mantienen en el siglo XXI están en el libro. Con cuatro novelas en su haber, El profesor de inglés, Cuando estábamos vivos (2015), Todas las familias felices (2017) un libro de relatos, Cuentos del sismógrafo, y una trayectoria sostenida de ejercicio de una literatura sustentada en el valor de la historia personal y colectiva, Mercedes de Vega nos habla de su experiencia como escritora y, de manera muy especial, del sentido y el alcance de El largo sueño... y nos anuncia la inminente aparición de una novela corta (Una historia desconocida, Marie Jelen) conectada con la novela que motiva esta entrevista.

EL024085Pregunta: Se afirma que toda novela es una confrontación del autor o de la autora con su experiencia o, por decirlo en términos más literarios, un ajuste de cuentas con la vida. ¿Lo ha sido tu escritura de El largo sueño de LauraCohen?

Respuesta: Rotundamente. Los autores incorporamos a nuestros textos la experiencia acumulada. Es inevitable, la escritura es la expresión más intima de nuestro yo enfrentado al mundo exterior. Hay autores más explícitos en este terreno de las identificaciones de lo escrito con la experiencia, y en mi caso yo lo hago sin ningún pudor. El largo sueño de Laura Cohen comenzó como un ajuste de cuentas con la vida por lo que no pudo ser. Una frustración que convertí en novela. De hecho, todas mis novelas son cuitas que transformo en escritura, como una terapia de desintoxicación que me ayuda a soportar lo insoportable. 

P: La acción de tu novela está ubicada en Canadá. No es frecuente en la narrativa española la presencia de novelas ambientadas fuera de España. ¿Por qué esos escenarios? ¿Son imprescindibles para el desarrollo de la obra?

R: En este caso era absolutamente necesario ambientarla en Montreal. Fue lo primero a la hora de escribirla. Quería hacer una novela que transcurriese en una ciudad que ha sido importante para mí. Y, desde luego, no es muy usual. Hay cierto temor en los autores nacionales a la hora de ubicar una historia en un contexto geográfico ajeno a los lectores españoles, que son los primeros que te van a leer. Lo entiendo. Es un riesgo, y yo he estado dispuesta a asumirlo; mis editores también.

He jugado con el apellido Cohen en referencia a Leonard y a la comunidad judía. Tiene un valor absolutamente simbólico, al margen de mi admiración por la obra Leonard Cohen, como músico y escritor

P: Una psiquiatra que pasa de la comodidad y la relativa calma de una consulta privada a adentrarse en un agujero, en una zona de sombra vinculada a la pesadilla europea del nazismo. ¿Crees que es necesario mantener la alerta sobre aquella trágica experiencia colectiva?

R: Indudablemente. Es uno de los propósitos de la novela: la memoria. De hecho, es el propósito que guía casi todo lo que narro. En el caso de Laura Cohen es muy explícito, porque hablo de vidas que fueron marcadas, destrozadas y condicionadas por la tragedia del Holocausto en una trama múltiple que abarca muchos aspectos de la época nefasta de la Segunda Guerra Mundial y que hereda la Guerra Fría, donde adquiere esta su razón de ser. Como autora me inquieta la historia, tengo el compromiso moral de mostrar ciertos aspectos del pasado que para mí son importantes, y dejar constancia de lo ocurrido para las nuevas generaciones que se alimentan de los inmediato.

P: Con la Covid y la vacuna, la ciencia se ha revalorizado ante la opinión pública. ¿Por qué Laura Cohen descree de la ciencia? ¿Detrás de las atrocidades de la historia hay también ciencia?

R: La ciencia es un área de conocimiento que nos define como seres humanos. La ciencia es la razón, la sistematización del conocimiento, es inteligencia, curiosidad, investigación, apertura a lo desconocido, deseo de superación. En fin…, hoy en día lo es casi todo, y más en una sociedad tan tecnológica como la nuestra. Mi novela en concreto explora la ciencia médica y su integridad; y no solo sus avances, también lo que la ciencia ha costado a muchas personas. Hay una parte de reflexión sobre la ética médica y sus excesos. En general somos muy ignorantes de lo que hay detrás los avances médicos. Es una factura que tenemos que pagar, pero hay ciertos limites que no se pueden transgredir. De esto habla también Laura Cohen, una psiquiatra que en un momento de su vida ha de enfrentarse a abusos intolerables que se realizaron en el pasado en nombre de la ciencia, y que están a su alrededor.

P: Laura Cohen es Laura del Valle. El apellido Cohen, un apellido judío ¿tiene, en el libro, un valor simbólico o simplemente viene del afecto de la protagonista (y de la autora) hacia la obra de Leonard Cohen? ¿Empatía con la principal comunidad victima del nazismo?

R: Aquí he jugado, como bien dices, con el apellido Cohen en referencia a Leonard y a la comunidad judía. Tiene un valor absolutamente simbólico, al margen de mi admiración por la obra Leonard Cohen, como músico y escritor. El judaísmo es un tema recurrente en mis novelas. En esta ya es absolutamente explícito. Es uno de mis intereses intelectuales y también morales el pueblo judío. Creo que estamos en deuda con ellos por los pogromos, persecuciones y masacres. Igualmente estamos en deuda con todos los pueblos y comunidades en similares condiciones.

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P: La novela se adentra también en un tiempo mítico: el del movimiento contracultural hippie, un tiempo que coincidió con la Guerra Fría y la política de bloques. Llama la atención la denuncia de experimentos aberrantes en la Universidad de Harvard, paradigma de la modernidad y del pensamiento contracultural….

R: Esa es precisamente una de las denuncias de El largo sueño de Laura Cohen. La perpetua contradicción en la que vive el hombre. O no tan contradicción. Podría ser hasta coherente. Harvard, paradigma del conocimiento moderno y elitista, promotor de las nuevas ideas que movían el mundo, como lugar también de transgresión de los valores que intentaba trasmitir. Sobre todo en una época de revolución cultural, de cambio de paradigma. Donde los límites aun no se habían establecido con claridad y se podía ser transgresor sin apenas consecuencias. Hoy, nuestra sociedad avanzada ha desarrollado mecanismos muy sofisticados de control, pero entonces, durante la Guerra Fría y la política de bloques, existía como una especie de territorio comanche para todo tipo de científicos civiles y militares e instituciones de investigación, universidades y centros de conocimiento; muchas veces investigaciones promovidas por los estados. También en las cárceles se experimentaba con reclusos, y en los hospitales civiles con pacientes ignorantes de los tratamientos a los que se les sometía que eran absolutamente experimentales sin ningún tipo de control. De esto también habla mi novela.

P: Llama la atención una víctima de los “males de la ciencia” como el profesor Kaczynski. ¿Tiene en el relato algún significado especial?

R: Theodore Kaczynski, llamado Unabomber, es el paradigma de la venganza de una parte de la sociedad que se resiste al avance de la ciencia y la tecnología por los métodos que utiliza para conseguir un progreso en el que Kaczynski no cree porque él piensa que cosifica al ser humano, y él demanda una vuelta al estado salvaje del hombre. Para argumentar esta teoría escribió un manifiesto antitecnología y se convirtió en uno de los terroristas más buscados por el FBI en los años 80 y 90. No olvidemos que él fue una víctima de los experimentos abusivos con LSD y estímulos visuales y auditivos extremos del Dr. Henry Murray, que pertenecía a la CIA, para estudiar la personalidad, y que se realizaron en la Universidad de Harvard con estudiantes. Uno de ellos fue Kaczynski, no había cumplido los dieciocho años.

P: ¿La consideras una novela de género? He leído en algún artículo tuyo que tiene mucho de thriller… ¿La situarías dentro del género negro?

R: Es difícil el uso de las categorías. Están diseñadas para definir rápidamente una historia, y mi novela es bastante inclasificable. Funciona como género negro, como policiaca, como thriller médico o sencillamente narrativa. También como novela del Holocausto. Hay muchos temas en ella y las categorías siempre son reduccionistas. La novela aspira a la totalidad.

P: La contracultura, el LSD se mezclan con la presencia en la novela de potentes ingredientes de la realidad cultural. La Beat Generation, con Ginsberg, Borrougs, Kerouak… una generación que encarnó cierto sueño liberador… ¿Cómo lo ha de interpretar el lector?

R: El lector puede interpretarlo como una época enfrenada a su pasado inmediato: la Segunda Guerra Mundial y el viejo orden. La contracultura no es más que el intento de derribar los viejos cánones en todos los aspectos de la vida y aspira a romper cadenas. En el arte, en la ciencia, en la literatura, en la música, en las formas de vida. Pone en el centro del ser humano a la cultura como liberadora y transformadora para llegar a un nuevo orden tanto espiritual como práctico. Por eso acudo a la contracultura, para ver de qué manera intentamos entonces explorar nuevas fórmulas y derribar los viejos esquemas. Era una generación que descubría también las drogas y abusaba con desenfreno de todo lo que la vida tenía por ofrecer, sin conocer su coste.

Marie Jelen, el persoaje central de su próximo libroP: El amor en la novela juega un papel esencial. ¿Es, en el fondo, una novela de amor o más bien una novela en la que el amor pugna por sobrevivir?

R: Es el concepto de amor sobre el que reflexiono. El amor es intrínseco al ser humano. El amor de Laura Cohen hacia su marido es un simbolismo formal para descubrir el desamor cuando no se cumplen las condiciones para que el amor perdure. El amor no lo aguanta todo. Y ella, durante la novela, pasa de ser una mujer que amaba locamente a su marido a ser una mujer con el amor destruido.

Hay tanto que contar de Marie Jelen. El próximo febrero de 2021 se publica "Una historia desconocida, Marie Jelen". Es el duro y emotivo relato de su biografía en el que he estado trabajando durante el confinamiento y que me ha salvado del encierro

P: Por último, surge un personaje con una enorme fuerza evocadora y que deja al lector en suspenso por lo azaroso de su vida bajo el dominio del nazismo. La pequeña Marie Jelen. ¿Qué tienes que decir?

R: Hay tanto que contar de Marie Jelen. El próximo febrero de 2021 se publica Una historia desconocida, Marie Jelen. Es el duro y emotivo relato de su biografía en el que he estado trabajando durante el confinamiento y que me ha salvado del encierro. Que ironía, ¿verdad?, un encierro del que ella no pudo escapar. Era una niña que simboliza la infancia destruida por las guerras y el odio. En El largo sueño de Laura Cohen aparece Marie y parte de su historia. Pero su fuerza ha sido tal, que me ha arrastrado a escribir su vida y hemos podido reproducir las cartas que le escribió a su padre durante sus meses de detención. He trabajado durante bastantes años con los pocos datos que se conocen sobre ella y su familia, y por fin he podido recopilar lo suficiente para enfrentarme a lo que le ocurrió a Marie y a su madre y mostrarlo al mundo para que deje de ser una historia desconocida. Lo más bonito que me ha ocurrido es el haber encontrado a su hermano, Serge Jelen, al que he estado buscando durante años. Él se puso en contacto conmigo el 22 de diciembre y ha podido alumbrar los numerosos vacíos con los que me he enfrentado a la hora de escribir la historia de su hermana. Le estoy inmensamente agradecida.

Mercedes de Vega: "Mi narrativa es un compromiso moral con la memoria"