domingo. 28.04.2024
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@Montagut5

En este artículo pretendemos acercarnos a la organización sindical de las sastras de lo militar en el Madrid de finales de los años veinte, en plena época de los Comités Paritarios. Nos centraremos en el acto que celebró la Sociedad de Sastras de lo Militar en noviembre de 1929 para dar a conocer los acuerdos alcanzados en el Comité Paritario en relación con las tarifas de las labores, y exigir su cumplimiento, habida cuenta de las continuas denuncias de las trabajadoras. Recordemos, en ese sentido, la importancia que el movimiento obrero de signo socialista dio a estos organismos como medios para poder alcanzar mejoras sustanciales en las condiciones laborales y salariales de los trabajadores y las trabajadoras. El periódico El Socialista se llenó de noticias sobre esta cuestión en esa época, además de artículos de opinión. Pero, además este acto tiene su importancia por las ideas vertidas en el mismo sobre el significado de la militancia sindical y, especialmente, de la femenina, que emitió Luz García, sin olvidar la información que aportó otro fundamental sindicalista, Guillermo López Ruiz, sobre cómo funcionaba este ramo de la industria textil, vinculado indirectamente al Estado.

El mitin fue presidido por Amalia Acosta, que era vocal obrera del Comité Paritario del Sector de Trabajo a Domicilio de las Sastras de lo militar. El primer orador fue Vicente Puch, miembro de la Sociedad de Gorreros de la UGT, y que se encargó de explicar la historia del proceso de creación del Comité Paritario, y que no había sido fácil por las dificultades puestas por la patronal, algo bastante común, ya que hemos comprobado las reticencias empresariales hacia estos organismos de negociación, precisamente, por su carácter paritario.

Puch explicó el acuerdo alcanzado y las tarifas aprobadas. El problema era que, según las quejas de muchas obreras, la patronal no cumplía lo estipulado. Además, no ofrecían trabajo a las que reclamaban que se respetase el acuerdo.

Luz García era fiel representante de la filosofía del sindicalismo socialista, en la defensa de la organización obrera y en la responsabilidad y solidaridad de sus miembros

La fundamental sindicalista y socialista Luz García no quiso dejar de insistir en la importancia que tenían para la clase trabajadora los Comités Paritarios, pero también trató cuestiones importantes porque nos permiten entender algunos aspectos de los mismos en relación con la parte obrera. Luz García defendió que los representantes que debían ir a estos Comités debían estar bien capacitados. La representación obrera tenía que estar asistida por la fuerza de la organización, no sólo por la Junta Directiva de la Sociedad Obrera o por los propios miembros del Comité, sino que todas las obreras tenían que ponerse de acuerdo en hacer cumplir lo acordado y no dejar que se atropellasen sus derechos. García era, por lo tanto, fiel representante de la filosofía del sindicalismo socialista, en la defensa de la organización obrera y en la responsabilidad y solidaridad de sus miembros. García hizo más pedagogía sindical, al apelar a la firmeza de las convicciones porque tan pronto como no se conseguían las cosas según los deseos de los componentes de la Sociedad Obrera se abandonaba. Había que ser consciente de la fuerza que había enfrente, es decir, de la patronal. Por eso, había que perseverar en la lucha, sin pausas, pero sin apresuramientos, para conseguir jornales dignos, pero, además para conseguir el respeto de empresarios y encargados, habida cuenta de la desconsideración con la que se trataba a las trabajadoras del sector textil.

El último orador fue Guillermo López Ruiz, un sindicalista muy importante en el sector textil, al haber sido uno de los fundadores de la Sociedad de Obreros de la Aguja, además de ser su presidente, y llegar a ser secretario de la Federación Nacional del Vestido y Tocado de la UGT. López Ruiz remarcó la importancia de que las trabajadoras exigiesen el cumplimiento de lo estipulado, para evitar que hubiera obreras que aceptasen cobrar menos para trabajar, terminando por perjudicar a todo el conjunto de trabajadoras. No había razón alguna para seguir recibiendo jornales de hambre porque, además, no era un sector industrial en crisis. Avisó que, según estipulaba la ley los contratistas de este ramo al servir al Estado (recordemos que estamos hablando de las sastras de los uniformes militares) podían ver intervenido sus haberes si no pagaban a las obreras lo estipulado.

López Ruiz siguió apelando a la conciencia obrera de las trabajadoras para que se inscribiesen en el Retiro Obrero porque podían perder el derecho al seguro de Maternidad y el subsidio de vejez, necesarios ante las dificultades para poder ahorrar por los exiguos salarios.

Hemos consultado el número 6473 de El Socialista.

Las sastras de lo militar en los años veinte