domingo. 19.05.2024
marina_unplugged

Jaime Polo | @lovacaine

La última creación de Alfonso Amador, director emergente en la escena del cine independiente, "Marina Unplugged", se presenta como una obra peculiar e intrigante que desafía las expectativas convencionales del cine y busca poner el dedo en la llaga del auge moderno de la extrema derecha en toda Europa.

Uno de los elementos más destacados de "Marina Unplugged" es su enfoque de narrativa respecto a las personas que aparecen en el film. El realizador parece haber optado por centrarse más en el discurso que en el desarrollo tradicional de un personaje, que en su propia construcción. Estamos ante una película que se focaliza en lo que se cuenta más que en quien lo cuenta, gestionando a los políticos como meros títeres de un mensaje que les sobrepasa y que les pierde como humanos.

Claudia Faci, la actriz que da vida a Marina, emerge como una figura central en esta película; no se puede entender la película sin su participación ejemplar. Marina se nos presenta como una obra viva en sí misma, donde las palabras que pronuncia son tan literales como las acciones que realiza. Este enfoque arriesgado puede generar una mayor apreciación por la trama de la película, que se asemeja a un "mockumentary" en el que la línea entre la ficción y la realidad se desdibuja sutilmente. Y es aquí donde reside gran parte de la reflexión que nos propone Alfonso con su película, se busca desafiar las convenciones en el cine independiente y debatir un nuevo estándar para la narración cinematográfica más documental

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Un detalle particularmente intrigante sobre la realización de "Marina Unplugged", y que potencia esta idea de desdibujar los extremos, es que todas las escenas son improvisadas, a excepción del texto. Esta elección creativa da lugar a un estilo cinematográfico fresco y espontáneo, lo que contribuye a la sensación de autenticidad que rodea a la película. Las emociones, las reacciones y los diálogos fluyen de manera natural, sumergiendo al espectador en un mundo donde los límites entre realidad y ficción se vuelven borrosos. Claudia, Toni, Alaitz o Alberto nos demuestran un gran nivel de actuación que, en ocasiones, se ve poco hoy en día.

La única pega que puede tener es su repetición de conceptos y escenas que se ven reiteradas a lo largo de la película y que genera una experiencia extendida en el tiempo. A pesar de durar apenas unos 90 minutos, creo que le falta explorar las ideas que propone desde otros lugares y no quedarse siempre en el mismo espacio con los mismos motivos.

Aún así, es un agradable visionado que espero que tenga futuro en su recorrido por los festivales nacionales y, con suerte, internacionalmente.

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